SUELDOS Y CARRERA PÚBLICA
Efraín Gonzales de Olarte
Los sueldos de un estado moderno deben responder a un organigrama, a una estructura burocrática y a una carrera pública.
Una de las paradojas del crecimiento peruano es que se ha dado con un estado que no se ha reformado en paralelo con los cambios estructurales del sector privado. Han faltado varias reformas de tercera generación, entre ellas la reforma del estado, para convertirlo en un estado del siglo XXI regulador y promotor del desarrollo humano.
La reforma del estado no sólo debe redefinir sus roles, su organización y niveles de gobierno, sino también la estructura burocrática que lo haga funcionar con eficacia cumpliendo sus funciones políticas, económica y sociales. Pero todo esto lo hacen funcionar personas con distintos niveles y variedades de formación, que requieren de un conjunto de condiciones y reglas para cumplir sus tareas.
Por ello, uno de los principales ingredientes de esta reforma es establecer una CARRERA PUBLICA, es decir, un sistema que aproveche de las calidades y experiencia de las personas y al mismo tiempo les dé la posibilidad de tener una movilidad ascendente en la administración pública, basada en el principio de a mayor formación profesional, mayores responsabilidades y experiencia mayor sueldo. Esto haría que el estado sea visto como una alternativa de progreso en la vida, tal como sucede en el sector privado.
En consecuencia, la fijación de sueldos tiene sentido dentro de la carrera pública, en la que se ha establecido un escalafón y los puestos hacen parte de un organigrama estatal, en el cual cada puesto tiene definido sus funciones, sus requisitos y su sueldo. Esto haría del estado una institución atractiva para trabajar y para progresar. Esto no está sucediendo con el estado peruano, que tiene un gran desorden.
Por ejemplo, una forma de ordenar este tema es que el sueldo mensual del presidente sea de 10 UITs, el de los vocales, ministros, congresistas 8 UITs, el siguiente escalón 7, técnicos 6 y así hasta establecer que el sueldo mínimo para entrar en la burocracia sea una o media UIT. Es decir, es necesario una carrera pública ordenada con sueldos previsibles, que además se ajustarían al variar la UIT y no por una decisión del gobernante de turno. Esto permitiría además que los cargos políticos tengan asignados sueldos respondiendo al organigrama de los niveles de gobierno y de los otros poderes del estado.
* Publicado en D1 Suplemento de El Comercio, lunes 17 de febrero 2014