Efraín Gonzales de Olarte
¡Conga va o no va!, plantea la necesidad de resolver el problema de la equidad social y de la sostenibilidad ambiental de manera simultánea, de lo contrario no habrá solución duradera.
“El desarrollo humano es el proceso de expansión de las libertades y capacidades de las personas para llevar el tipo de vida que valoran y tienen motivos para valorar, ampliando sus opciones para llevar una “buena vida” (A. Sen)”, sin que ello sea a costa de la reducción de las libertades de la generación siguiente. Por ello que todo uso de la naturaleza, extracción de minerales o uso del agua, debe servir para que los habitantes del lugar y de la región aprovechen de manera equitativa sus frutos, sin agotar las posibilidades de desarrollo para sus hijos y nietos.
Para ello es necesario establecer una “deliberación pública razonada” que permita lograr acuerdos sobre la base de “soluciones intermedias” en que las partes estén dispuestas a darse concesiones para lograr acuerdos. De pronto, si se extrema el objetivo de sostenibilidad de la naturaleza, se puede restringir el crecimiento económico y dejar sin empleo e ingresos a la gente, o viceversa. Aquí es necesario evaluar los riesgos de una u otra decisión, sobre la pérdida de libertades y derechos humanos.
Al Estado le toca promover esta deliberación. En un país donde los problemas de desigualdad no se han resuelto en 200 años es necesario aprovechar de esta oportunidad para sentar las bases de una salida que no deje contentos a una parte y descontentos a la otra, sino que deje medios contentos a todos. Para ello, es necesario poner primero a la gente y después a las cosas, o mejor hay que hacer para que las cosas se organicen equitativamente para todos en el presente, sin que les dejemos cerros pelados sin agua a la siguiente generación.Artículo publicado en el Suplemento D 1 de El Comercio, Lima, 20 de febrero del 2012 Leer más