25/08/11: ETICA, DESARROLLO Y ESTILO PRESIDENCIAL

ÉTICA, DESARROLLO Y ESTILO PRESIDENCIAL

Efraín Gonzales de Olarte

Uno de los temas negativos del gobierno que concluyó en julio pasado fue no haber hecho nada para resolver la crisis moral que heredáramos del fujimorismo. Crisis que se expresa en la corrupción, el transfuguismo, la impunidad, y un gran etc. Para superarla necesitamos de un nuevo” estilo presidencial”, con liderazgo ético.

Los mercados y las sociedades deben funcionar sobre la base de la confianza, la que se funda sobre la verdad, la honradez y el cumplimiento de la palabra empeñada. Por ello, el progreso, la democracia y el desarrollo son sostenibles en el largo plazo solo si se apoyan sobre principios éticos.

Cuando esto no sucede aparecen fácilmente los males como la corrupción, que no es otra cosa que el aprovechamiento de los recursos públicos para el provecho privado, es decir, robar a los contribuyentes sus impuestos en base al control del poder, en cualquier nivel de gobierno. El aprismo se fue con una aureola de corrupción y, peor aún, con una imagen de haber enviado al archivo los principios éticos que inspiran a las sociedades civilizadas.

Esto no debería suceder con el nuevo gobierno, si quiere tener credibilidad, legitimidad y éxito. El desafío del Presidente Humala es emprender una cruzada por la recuperación de los principios éticos sobre los cuales debe funcionar su gestión y el Estado.

Para ello, el “estilo presidencial” es muy importante, pues en el Perú los gobernantes regionales, locales y funcionarios tratan de seguir el estilo del presidente. Así como Fernando Belaúnde hizo de la inauguración de obras su estilo, Alan García se caracterizó por su predisposición al floro ilustrado, Ollanta Humala debería imprimir transparencia, respeto por la honradez, la verdad y la probidad en toda decisión y acto de gobierno. Este sería un factor importante para construir el país sobre la base de la recuperación moral y ética.

Si ello fuera así, no sólo la inversión seguirá aumentando pues se generaría una credibilidad en el gobierno basada en la ética sino también se recuperaría la confianza en el Estado.

jULIO 2011

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