La educación de los niños, adolescentes y jóvenes es responsabilidad de la sociedad adulta. A esta tarea se deben dedicar los mejores académicos, profesores y personalidades de las comunidades. ¿Cómo llevar una educación básica de calidad a todos los estudiantes? Con la propuesta del Colegio Mayor evidentemente que no. Pero, los recursos destinados a este Colegio, son suficientes para llevar una educación básica de calidad a los 8 millones de estudiantes.
¿Cómo así? Existe un problema que se ha generado, al tratar de un salto pasar directamente a la educación diversificada, sin haber pasado previamente por elevar el nivel de la formación básica. Allí está el problema. La diversificación curricular sólo es posible siguiendo todo un proceso, que pasa primero por cualificar la formación básica para todos, incluído el magisterio. Un magisterio sin la adecuada formación no será capaz de realizar diversificación curricular, se dedicará a plagiar diseños curriculares como ocurre hoy.
Son varias décadas que el Estado abandonó la fiscalización en la calidad de la formación básica. Renunció al papel de evaluar los rendimientos de los escolares, como es la función prioritaria en un Estado moderno. Ahora, el actual gobierno, con una muestra de evaluación escolar, para las estadísticas, no cumple ninguna función de fiscalización efectiva, pues la evaluación escolar nacional debe tener como finalidad promocionar a los escolares de grado y en función de esos rendimientos brindar los estímulos económicos al magisterio.
Los recursos que se van asignar al Colegio Mayor, deberán ser mejor empleados en una política de emergencia educativa con el fin de elevar el nivel de la formación básica. Los mejores académicos y profesores de cada rama del saber y con experiencia en los diferentes niveles, deben ser convocados, para conformar el Consejo Académico Nacional, que en un estimado no pasará de 100 personas, quienes a dedicación exclusiva, deben elaborar los diseños de las clases de formación básica, que deberán ser aplicadas en todo el país. De alli la importancia de la declaratoria de emergencia, tal que se establesca un horario nacional para cada grado escolar, y todos los profesores y estudiantes logren el nivel básico y sobre él, cada institución educativa podría dar un adicional. Este Consejo Educativo Nacional, debe ser el reponsable de elaborar los exámenes nacionales para la promoción de grado de los estudiantes. Esta medida política, simplificará la burocracia de Uses, Ugels y Dires, y todos aquellos profesores que ocupan cargos de especialistas de áreas, debería ir a las aulas.
Para hacer realidad, el horario de 8 horas diarias (en China estudian 10 horas), que implicaría casi duplicar el número de aulas que disponen los colegios nacionales con un solo turno, se tiene que combinar el esfuerzo de las comunidades para que los padres de 20 estudiantes que no dispongan de un aula, mediante trabajo comunitario, puedan implementar una. Por otro lado, para completar el número de profesores, que en un estimado faltarían un aproximado de 200,000, los recursos de los programas asistencialistas, deben asignarse a este propósito, porque es mejor “enseñar a pescar que dar el pescado”. De esta manera tendremos una educación para todos