Los días 21 y 22 de agosto participe como ponente en el Seminario Internacional de Economía Digital y Competencia, gracias a una invitación de la Superintendencia de Control del Poder de Mercado del Ecuador. Comparto a todos mis lectores un extracto de lo que propusimos en aquel evento académico:
En la actualidad, es bastante conocida la expansión de las tecnologías y el mundo digital y su impacto del comercio, tanto en Latinoamérica como alrededor del mundo; sin embargo, el comercio electrónico aún está dando sus primeros pasos en países como el nuestro, generándose así una serie de desafíos y retos que tanto los consumidores como los proveedores y el Estado, deben asumir para lograr un correcto crecimiento en este campo, y no quedarnos rezagados en la marcha de las innumerables transacciones electrónicas que se llevan a cabo al día de hoy.
Debemos enfocar nuestro análisis en tres elementos que resultan necesarios para poder crecer de manera sostenida y competitiva en el campo del e-commerce.
En primer lugar, la cultura de consumo responsable en materia electrónica, es decir, pasar de una cultura de compraventa física a una cultura de compraventa online, que significa asumir todo un comportamiento responsable del consumidor para evitar cualquier sobresalto que eventualmente le generen una decepción o un perjuicio económico. Recordemos que en las transacciones electrónicas, por lo general, se compran en páginas web de proveedores internacionales, es así, que el consumidor debe tomar la precaución necesaria para no dejarse engañar, debe tomar las medidas que tiene al alcance para que la transacción sea lo más segura posible. Después de todo, no es lo mismo comprar en un servidor con poca frecuencia, que en otro con mucha frecuencia; asimismo, comprarles a proveedores reconocidos internacionalmente, que proveedores que aún no se han visto respaldados en el mercado electrónico.
En segundo lugar, el desarrollo de la plataformas virtuales desde el punto de vista tecnológico, por parte de los operadores del mercado. Si bien en el Perú, son cada vez más empresas que tienen sus páginas web por medio de las cuales se pueden realizar transacciones electrónicas, estas páginas, deben ofrecerle al consumidor la seguridad de que su compra se llevará a cabo, pero por sobre todo, la seguridad de la idoneidad de los productos que adquiriesen. Son muchos casos de consumidores que observan en la página web un determinado precio, y cuando terminan la transacción son sorprendidos que el precio del producto era mayor, y fue un error de la página o del sistema. Esto no puede suceder, si se espera crecer en el e-commerce.
En tercer lugar, debemos destacar la obligatoriedad de un rol garantista y vigilante por parte de la autoridad competente, para garantizar que estas transacciones sean llevadas a cabo de la mejor manera posible. En algunos países de la región, incluso se cuenta con una normativa especializada y exclusiva en el comercio electrónico; debate que en el Perú, aún no se ha suscitado con la seriedad, urgencia y profundidad que merece.
El reto y desafío en el Perú y en cualquier país de la región es fundamentalmente tres cosas: a) promover una cultura de comercio electrónico, que implique una conducta de los consumidores responsable en el manejo de la informática y buscando siempre la seguridad de su transacción; b) proporcionar por parte de los proveedores, una plataforma virtual segura, certificada, con procesos adecuados, céleres y amigables; y, c) la autoridad administrativa siempre tiene que estar vigilante y atenta para poder sancionar cualquier conducta que transgreda las normas de la buena fe en las transacciones, y a su vez, encargarse de promover el crecimiento de esta actividad económica.