Ya unas 70 mil hectáreas de bosque desaparecieron del subcontinente desde 1990, según cifras oficiales de los gobiernos. Las mayores caídas afectaron a Brasil, México, Honduras, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Venezuela.
En ese mismo periodo, el total de terrenos agrícolas con acceso a riego permaneció casi inalterado, con una baja en las áreas cosechadas de cereales, debido a las sequías que los últimos años asolaron con fuerza a Argentina, Uruguay y Centroamérica.
“Los gobiernos deberán tomar medidas para prevenir, adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático”, comentó el oficial principal de la oficina para América Latina de FAO, Jan Van Wambeke.
De lo contrario, habrá una amenaza directa a la capacidad de producción agroalimentaria de la región, la que genera 120 mil millones de dólares en exportaciones en este sector, en especial gracias al aporte de Brasil, Argentina, Chile, México y Uruguay.
Esta situación, que complicará la disponibilidad de nutrientes en las ciudades, amenaza con generar nuevas migraciones desde el campo, donde unos 60 millones de agricultores verán afectados sus trabajos.