¿Es posible un Sínodo de todo el pueblo de Dios?
2:00 p m| 3 may 19 (VN/RD).- Teólogos y canonistas europeos y latinoamericanos se reunieron en España durante tres días en el seminario internacional “La Iglesia sinodal: de Pablo VI a Francisco”. Un encuentro que buscó aterrizar la llamada a la sinodalidad emanada del Vaticano II, que el Papa argentino formula en “Evangelii gaudium” y se aterriza en la reforma del Sínodo de los Obispos y de la Curia.
Todos los expertos coinciden, sin embargo, en que estos cambios solo fructificarán si se implica a toda la comunidad cristiana. Una transformación que debería propiciar la creación de estructuras que permitan trabajar de tú a tú, y sin exclusiones, a clero, religiosos y laicos a través, por ejemplo, de un organismo colegial de carácter internacional.
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Editorial revista Vida Nueva
Un verdadero trabajo en conjunto, abre las puertas a la posibilidad de un Sínodo del Pueblo de Dios que, sin caer en una concepción política, sí contemple que todos y cada uno de los sujetos eclesiales tengan voz en la mesa de los discípulos misioneros.
Hoy por hoy, ya se podría experimentar esta sinodalidad en los consejos pastorales, tanto de las parroquias como de las diócesis. Ambos pueden y deben convertirse en espacios consultivos reales y no postizos, valorando los dones propios de cada vocación y las capacidades de cada persona. Solo desde el reconocimiento de la diversidad a través de una participación afectiva y efectiva se puede romper con dinámicas de absolutización y clericalismo que han desencadenado todo tipo de abusos.
Pero más allá de promover la colegialidad en los organigramas y agendas, urge promover una auténtica conversión personal, que pasa por apostar por la formación para todos y cada uno de quienes conforman la familia eclesial para que aprendan a vivir, sentir, pensar y actuar en clave de comunidad, de confianza mutua en el servicio, de vida y misión compartida. Solo con laicos preparados, con mujeres reconocidas en su dignidad, con obispos, consagrados y presbíteros abiertos a una verdadera corresponsabilidad, se pueden poner los pilares para una Iglesia sinodal. De lo contrario, los esfuerzos estructurales se tornarán vanos y no lograrán cuajar porque carecerán de comunidades que los sostengan y animen.
La sinodalidad no se construye de un día para otro, pero tampoco se puede demorar su puesta en marcha a un mañana perezoso que nunca llegará. Otorgar el protagonismo de la acción evangelizadora de la Iglesia “al Santo Pueblo fiel de Dios”, tal y como viene repitiendo Francisco desde el primer día de inicio de su pontificado, resulta una condición inexcusable para que, ni las reflexiones de teólogos y canonistas, ni tampoco la reforma eclesial, se queden en un “quiero y no puedo”. O peor, en un “no quiero”.
Sobre el seminario internacional
La sinodalidad no es un ente extraño. Menos aún, abstracto. Un proceso. Un estilo. Una realidad. Caminar juntos. Juntas. Pero, de verdad. Al menos es la estela que dejan la treintena de expertos tras dos días y medio de encuentro –del 28 al 30 de abril– y trabajo en Madrid. Convocados por la Fundación Pablo VI, teólogos y canonistas de España, Italia y América Latina han planteado vías posibles para aterrizar el término que se ha convertido en una de las columnas vertebradoras de este Pontificado.
Carlos María Galli, teólogo de la Pontificia Universidad Católica de Argentina, deja caer algunos interrogantes: “¿Hoy la Iglesia debe ser confesada como una, santa, católica, apostólica y sinodal? ¿La sinodalidad es otra concesión de la teología católica que se desvía de su tradición?”. “¿Estamos ante una nueva fase de recepción del Concilio Vaticano II?”, añade el profesor de Teología de la Universidad Pontificia Comillas, Santiago Madrigal, que suma otro interrogante: “¿Estamos verdaderamente ante una nueva etapa de evangelización?”. Y una respuesta condicional: “Si estamos a la altura del desafío misionero del presente, estaremos a la altura de afrontar una nueva fase de recepción del Concilio”.
“Francisco no solo supera la figura piramidal de la jerarcología, que todavía marca cierto imaginario colectivo, sino que propone una Iglesia sinodal con la sugestiva imagen de una pirámide invertida”, aplaude Galli. Pero, ¿sinodalidad es democracia? “He pensado en muchas ocasiones los sinónimos. Tendría que ver más con lo que hoy llamamos una ciudadanía participativa, no solo una democracia representativa”, responde Galli. “No se trata de trasponer a la Iglesia una concepción del Estado, propia de la sociedad política”, aclara Carlos Schickendantz.
El profesor de la Universidad Alberto Hurtado, Carlos Schickendantz va más allá. “El Sínodo de los Obispos es una imperfecta manifestación de colegialidad. Por ello, habría que escribir un nuevo documento y constituir una nueva institución sinodal internacional”. Una propuesta ante la que asienten los participantes en el Seminario. “Ojalá vayamos hacia un organismo sinodal general, pero quizá deberíamos buscar también esos organismos sinodales en las Iglesias locales y entre las Iglesias locales”, sugiere Galli, consciente de que no pocas diócesis y países ya han dado pasos en este sentido.
A continuación algunas reseñas de las exposiciones e intercambios:
Rafael Luciani: “La reforma de la Iglesia es posible, pero no depende exclusivamente del Papa”
“La reforma de la Iglesia es posible, pero no depende del Papa. No se trata de que él haga una reforma y nosotros la recibamos de forma pasiva. Así no se cambiaría nada en la Iglesia”. El teólogo venezolano Rafael Luciani centró la base de la reforma impulsada en este pontificado, durante una rueda de prensa para explicar los trabajos del Seminario Internacional.
“Hay que cambiar la mentalidad para aprender a caminar juntos, a discernir juntos. Todos debemos comprometernos a trabajar en el proceso de reformas”, subrayó el profesor del Boston College, quien llamó a una “conversión de las mentalidades” para esa reforma.
“Toda reforma es un trauma, un cambio, y hay oposiciones”, admitió Luciani, quien insistió en que “hay cosas que necesitan ser cambiadas, de forma permanente. Tenemos que ir a un estado de reforma permanente, porque la Iglesia no es una institución absoluta. Nuestro fin es la construcción del Reino, y el Reino va más allá de la institución eclesiástica”, subrayó. “Hay que acabar con la mentalidad del clericalismo que se hace dueño de todo”.
“No absoluticemos ni la institución eclesiástica, ni a una manera de reformar. Lo importante es el Reino, es regresar a Jesús. No sólo debemos ajustar la institución al siglo XXI, tiene que estar ajustada al seguimiento de Jesús”, concluyó. “Si no hay construcción de puentes, la Iglesia no avanza. Es urgente pasar de una reforma de las mentalidades, una conversión eclesial que nos llame a cambiar estilos de vida, a lo que hoy es necesario. Una reforma de las estructuras”.
Carlos María Galli: “La sinodalidad es la vía para superar el clericalismo”
El teólogo cercano a Francisco se ha referido durante su intervención a los abusos en la Iglesia, porque “todos estamos, lógicamente, marcados por la crisis de abusos y encubrimientos. Y es normal que lo suframos y lo pensemos”. Asimismo, ha añadido: “No es una cuestión de la Iglesia chilena, sino de la Iglesia universal y por eso se ha celebrado la cumbre en Roma”.
Tomando como ejemplo la Carta del Papa al Pueblo de Dios del pasado 20 de agosto, tras el escándalo de abusos en Pensilvania, Galli ha recordado que el núcleo está en el clericalismo, y “para huir de él, la receta es la sinodalidad”. “La sinodalidad como vía para superar la cultura eclesiástica que tanto daño ha hecho”, ha aseverado.
En relación al tema del debate, Carlos María Galli defiende como el papa Francisco busca precisamente que la Iglesia “se centre en Cristo”. “Desde ahí se entiende su pontificado y su programa. La reforma de la Iglesia es la vuelta a la fuente, a Jesucristo”, apunta el profesor de la Pontificia Universidad Católica de Argentina. Bergoglio piensa que “cada persona es una misión, no solo alguien que se involucra en la misión”, completó.
Galli piensa que “si la Iglesia existe para evangelizar, la Curia romana debe existir para evangelizar”. De ahí el cambio en la futura constitución apostólica “Praedicate Evangelium”, que incluirá un “superministerio” de Evangelización, tal y como adelantó Vida Nueva. Pero, ¿sinodalidad es democracia? “He pensado en muchas ocasiones los sinónimos. Tendría que ver más con lo que hoy llamamos en una ciudadanía participativa, no solo una democracia representativa”, responde Galli.
Sandra Arenas: Sobre nombramiento de obispos
la intervención de Sandra Arenas, teóloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile, ha incidido en el proceso de elección de obispos, que “es un mecanismo que necesita ser rediseñado”, según ha comentado. La teóloga chilena ha afirmado que “hoy, sin mayores alteraciones y sin mayores modificaciones canónicas, se podría colegiar un poco más, al menos, el levantamiento de nombres; no así la elección posterior”.
Como caso concreto, ha relatado el de su país, donde “tenemos un cuerpo episcopal con un cierto carácter. Los nombres aparecieron por décadas desde un determinado radar y hoy todos están fuera de ese radar, por eso, no tenemos personas idóneas y tenemos 16 obispados con administradores apostólicos”. Antes de concluir su intervención, ha recalcado que “si ampliamos la mirada, y eso solo se hace con la escucha de otras voces, se encontrarán obispos idóneos”.
Silvia Martínez: “No puede haber reforma en la Iglesia sin las mujeres”
Así lo manifestó, la presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas durante un encuentro con los medios en el transcurso del seminario internacional. Silvia Martínez considera que “tenemos un recorrido muy corto y con pocos intentos para lograr un diálogo más profundo y más grande en materia de sinodalidad”.
“Si nuestro punto de partida es ser hijos e hijas de Dios, nos supone que no podemos permitir que otros pierdan su dignidad y es necesario por tanto que se haga una apuesta por la dignidad de las mujeres”, defiende la representante de las teólogas españolas.
Dario Vitali: “El Sínodo debe ser colegial, no solo consultivo”
Así lo cree el teólogo italiano Dario Vitali, si se busca que “el proceso sinodal tiene que ser real, pleno y efectivo. Es una de las urgencias más impelentes de la vida eclesial”. En este sentido, lamentó cómo, a su juicio, la Constitución Apostólica ‘Episcopalis communio’ sobre la estructura del Sínodo de los Obispos aprobada por Francisco, es “un documento débil, aunque dé pequeños pasos en el camino de la sinodalidad”.
Vitali reclamó un paso más, convencido de que “solo la sinodalidad protege a la Iglesia de una absolutización del principio jerárquico”, alertando de que “el debilitamiento de los sujetos que participan” puede resultar lesivo.
Para Vitali, el Papa argentino concibe los sínodos como un instrumento consultivo para promover “colegialidad afectiva” que en algunos casos se puede volver en “efectiva”. De esta manera, Vital considera que con estas iniciativas, Jorge Mario Bergoglio ha dibujado “un escenario eclesial inimaginable hasta el momento. Hablar de Iglesia sinodal es algo que hasta entonces no se había escuchado”. Además, advirtió cómo, aunque “los críticos del Papa dicen que no ha hecho nunca algo verdaderamente sinodal”, él sigue adelante.
En este sentido, señaló que Francisco no hace otra cosa que aterrizar la “eclesiología del pueblo de Dios” marcada por el Concilio Vaticano II, frente a “la estructura piramidal” que promueve la resistencia al Papa.
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Fuentes:
Revista Vida Nueva / Religión Digital