Francisco responde cuestionamientos de cardenales sobre la doctrina

7:00 p.m. | 4 oct 23 (RVN/TT).- En respuesta a un grupo de cinco cardenales conservadores que plantearon cinco dubia (preguntas) vinculadas a la doctrina y al Sínodo sobre la sinodalidad, el papa Francisco ratificó en principio la negativa a permitir la ordenación sacerdotal para mujeres, aunque sugirió que la doctrina aún puede ser estudiada. También ve posibles casos de bendición a parejas del mismo sexo, siempre que no cause confusión con el sacramento del matrimonio. El momento y la forma en que los cardenales difundieron esta comunicación ha causado polémica, por darse días antes de la Asamblea sinodal cuando ya tenían una respuesta del Papa meses atrás.

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Según señalan varios portales de noticias católicas, una carta con cinco dubia (dudas) o preguntas sobre cuestiones de moral y doctrina de la Iglesia fue enviada por un grupo de cinco cardenales al Papa el 10 de julio de este año. La respuesta llegó de la mano del propio Francisco, de manera privada, apenas al día siguiente, el 11 de julio. Hasta ese momento, nada era público. Sin embargo, se informó que la respuesta del Papa no fue satisfactoria para los cardenales (la describieron como “vaga” y “elusiva”), lo que les llevó a insistir con una nueva carta -enviada en agosto- en la que reformularon sus dubia de modo que exigían de parte de Francisco respuestas que se limiten únicamente a un “Sí” o un “No”. Esta exigencia de los cardenales ya no tuvo respuesta del Papa.

La semana pasada, a pocos días del inicio del sínodo, los purpurados decidieron hacer pública esta segunda carta con las dubia reformuladas, pero omitieron las respuestas del Papa a la primera misiva. Ante ello, la Santa Sede procedió a difundir la carta con la respuesta que ofreció Francisco, y en donde queda explícito por qué las preguntas planteadas no pueden ser respondidas con tan solo un “Si” o con un “No”.

Algunos medios especulan que los cardenales, con un conocido historial de oposición tajante al pontificado de Francisco, habrían estado esperando el “momento ideal” para exponer estas dubia, en este caso, exacerbando los ánimos cuando faltaban pocos días para el inicio de la Asamblea sinodal. Otros vaticanistas comentan que también sería un intento del sector más conservador por atacar la legitimidad del Sínodo, impulsando un protagonismo indebido de cuestiones y polémicas que no se identifican con la misión central del Sínodo en cuestión (que es dialogar y debatir sobre la sinodalidad como el modo de vivir la Iglesia). También se argumentó que se llegó hasta estos días porque los cardenales han intentado darle el mayor tiempo posible al Papa.

Este intercambio fue comentado finalmente por el nuevo prefecto del dicasterio de la doctrina, Víctor Manuel “Tucho” Fernández: “El Papa ya la ha respondido a los dubia de estos cardenales. Ellos no han publicado la respuesta del Santo Padre, que a pesar de sus muchas ocupaciones se había tomado el trabajo de responderlas”, le explicó al diario español ABC. “En lugar de publicar esas respuestas, ahora hacen públicas nuevas preguntas, como si el Papa fuera su esclavo para los mandados”, lamentó.

Las cinco dubia y las respuestas del Papa

El primero de los cinco dubia enviados el 10 de julio manifestaba que, “después de las declaraciones de algunos obispos, que no han sido corregidas ni retractadas, nos preguntamos si en la Iglesia la Divina Revelación debe ser reinterpretada de acuerdo con los cambios culturales de nuestro tiempo y según la nueva visión antropológica que estos cambios promueven; o si la Revelación divina es vinculante para siempre, inmutable y por tanto no debe ser contradicha”.

Aquí, Francisco reitera que “la respuesta depende del significado que ustedes den a la palabra ‘reinterpretar’. Si se entiende como ‘interpretar mejor’, la expresión es válida. En este sentido, el Concilio Vaticano II afirmó que es necesario que, con la tarea de los exégetas (yo agrego de los teólogos), vaya madurando el juicio de la Iglesia”. Por lo tanto, “si bien es cierto que la divina Revelación es inmutable y siempre vinculante, la Iglesia debe ser humilde y reconocer que ella nunca agota su insondable riqueza y necesita crecer en su comprensión”. Es más, así “madura también en la comprensión de lo que ella misma ha afirmado en su Magisterio”.

Y aquí llega un punto clave en la defensa del Papa de que “los cambios culturales y los nuevos desafíos de la historia no modifican la Revelación, pero sí pueden estimularnos a explicitar mejor algunos aspectos de su desbordante riqueza que siempre ofrece más”. ¿Cómo? Con un ejemplo muy clarificador: “Es evidente en los textos bíblicos (como Éx 21, 20-21) y en algunas intervenciones magisteriales que toleraban la esclavitud (cf. Nicolás V, Bula Dum Diversas, 1452). No es un tema menor, dada su íntima conexión con la verdad perenne de la dignidad inalienable de la persona humana. Esos textos necesitan una interpretación. Lo mismo vale para algunas consideraciones del Nuevo Testamento sobre las mujeres (1 Cor 11, 3-10;1Tim 2, 11-14) y para otros textos de las Escrituras y testimonios de la Tradición que hoy no pueden ser repetidos materialmente”.

Por ello, “la Iglesia debe discernir constantemente entre aquello que es esencial para la salvación y aquello que es secundario o está conectado menos directamente con este objetivo”. Y es que “una sola formulación de una verdad nunca podrá entenderse de un modo adecuado si se la presenta solitaria, aislada del rico y armonioso contexto de toda la Revelación. La ‘jerarquía de verdades’ implica también situar cada una de ellas en adecuada conexión con las verdades más centrales y con la totalidad de la enseñanza de la Iglesia”. En definitiva, para Bergoglio, “cada línea teológica tiene sus riesgos, pero también sus oportunidades”.


Segundo dubia: bendiciones a parejas homosexuales

El segundo dubia cuestionaba al Papa sobre si la Iglesia puede bendecir “situaciones objetivamente pecaminosas, como las uniones con personas del mismo sexo, sin fallar en la doctrina revelada”. En este punto, el Pontífice reiteró que “la Iglesia tiene una concepción muy clara sobre el matrimonio: una unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos. Solo a esa unión llama ‘matrimonio’. Otras formas de unión solo lo realizan ‘de modo parcial y análogo’ (Amoris laetitia 292), por lo cual no pueden llamarse estrictamente matrimonio”.

Zanjada la cuestión en su punto esencial, Francisco quiso ir más allá y añadió que “la Iglesia evita todo tipo de rito o de sacramental que pueda contradecir esta convicción y dar a entender que se reconoce como matrimonio algo que no lo es”. Eso sí, el Papa cuida mucho la mirada sobre las personas homosexuales, alejándose de todo tono hosco: “No obstante, en el trato con las personas no hay que perder la caridad pastoral, que debe atravesar todas nuestras decisiones y actitudes. La defensa de la verdad objetiva no es la única expresión de esa caridad, que también está hecha de amabilidad, de paciencia, de compresión, de ternura, de aliento. Por consiguiente, no podemos constituirnos en jueces que solo niegan, rechazan, excluyen”.

En este punto, el Obispo de Roma dejó abierta la puerta a las uniones de personas homosexuales: “La prudencia pastoral debe discernir adecuadamente si hay formas de bendición, solicitadas por una o por varias personas, que no transmitan una concepción equivocada del matrimonio. Porque, cuando se pide una bendición, se está expresando un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor”. Aún más, “si bien hay situaciones que desde el punto de vista objetivo no son moralmente aceptables, la misma caridad pastoral nos exige no tratar sin más de ‘pecadores a otras personas cuya culpabilidad o responsabilidad pueden estar atenuadas por diversos factores que influyen en la imputabilidad subjetiva’ (cf. san Juan Pablo II, Reconciliatio et Paenitentia, 17)”.

Eso sí, también aquí el Papa apuntó al discernimiento de casa caso y reclamó no generalizar una única respuesta: “Las decisiones que, en determinadas circunstancias, pueden formar parte de la prudencia pastoral, no necesariamente deben convertirse en una norma. Es decir, no es conveniente que una Diócesis, una Conferencia Episcopal o cualquier otra estructura eclesial habiliten constantemente y de modo oficial procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos”. Hasta el punto de que “el Derecho Canónico no debe ni puede abarcarlo todo, y tampoco deben pretenderlo las Conferencias Episcopales con sus documentos y protocolos variados, porque la vida de la Iglesia corre por muchos cauces además de los normativos”.


Tercer dubia: la Iglesia, sinodal por naturaleza

El tercer dubia cuestionaba la misma naturaleza del Sínodo sobre la sinodalidad, al afirmar habitualmente el Papa que “la Iglesia sería por naturaleza sinodal”. Para los cinco cardenales, “dado que el Sínodo de los Obispos no representa al colegio episcopal, sino que es un mero órgano consultivo del Papa”, se plantea la cuestión de “si la sinodalidad puede ser el supremo criterio regulador del gobierno permanente de la Iglesia sin desvirtuar su estructura constitutiva deseada por su Fundador, por el cual la autoridad suprema y plena de la Iglesia es ejercida tanto por el Papa, en virtud de su oficio, como por el colegio episcopal junto con su jefe el Romano Pontífice (Lumen gentium 22)”.

Aquí, Bergoglio hiló muy fino y les situó frente al espejo: “Si bien ustedes reconocen que la suprema y plena autoridad de la Iglesia es ejercitada, sea por el Papa debido a su oficio, sea por el colegio de los obispos junto con su cabeza el Romano Pontífice, sin embargo, con estos dubia ustedes mismos manifiestan su necesidad de participar, de opinar libremente y de colaborar, y así están reclamando alguna forma de ‘sinodalidad’ en el ejercicio de mi ministerio”.

Para encarnar la auténtica comunión y que esta no sea “solo afectiva o etérea”, “necesariamente implica participación real: que no solo la jerarquía, sino todo el Pueblo de Dios, de distintas maneras y en diversos niveles, pueda hacer oír su voz y sentirse parte en el camino de la Iglesia. En este sentido sí podemos decir que la sinodalidad, como estilo y dinamismo, es una dimensión esencial de la vida de la Iglesia“.


Cuarto dubia: el sacerdocio femenino

El cuarto dubia preguntaba directamente sobre si “la ordenación sacerdotal puede ser conferida a las mujeres”. Y es que, “tras las declaraciones de algunos prelados, que no han sido corregidas ni retractadas, según las cuales la teología de la Iglesia y el significado de la Misa habrían cambiado con el Vaticano II, cabe preguntarse si el dictado del Concilio Vaticano II sigue vigente” y “el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial difieren esencialmente y no solo en grado”.

En esta materia, Francisco defendió que “no es conveniente sostener una diferencia de grado que implique considerar al sacerdocio común de los fieles como algo de segunda categoría”, pues “ambas formas de sacerdocio se iluminan y se sostienen mutuamente”. Citando a Juan Pablo II, el Papa considera que, “al afirmar, ‘de modo definitivo’, la imposibilidad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, de ningún modo estaba menospreciando a las mujeres y otorgando un poder supremo a los varones”. Así, si bien “sostuvo claramente que solo el sacerdote preside la Eucaristía”, también añadió que tales tareas “no dan lugar a la superioridad de los unos sobre los otros”.

Wojtyla también añadió que, “si la función sacerdotal es ‘jerárquica’, no debe entenderse como una forma de dominio, sino que ‘está totalmente ordenada a la santidad de los miembros de Cristo’ (Mulieris dignitatem, 27). Si esto no se comprende y no se sacan las consecuencias prácticas de estas distinciones, será difícil aceptar que el sacerdocio esté reservado solo a los varones y no podremos reconocer los derechos de las mujeres o la necesidad de que participen, de diversas maneras, en la conducción de la Iglesia”.

Finalmente, aquí tampoco Bergoglio dejó la puerta absolutamente cerrada: “Para ser rigurosos, reconozcamos que aún no se ha desarrollado exhaustivamente una doctrina clara y autoritativa acerca de la naturaleza exacta de una ‘declaración definitiva’. No es una definición dogmática, pero debe ser acatada por todos. Nadie puede contradecirla públicamente y, sin embargo, puede ser objeto de estudio, como es el caso de la validez de las ordenaciones en la Comunión anglicana”.


Quinto dubia: arrepentimiento en la confesión

El quinto y último dubia lamentaba “la insistencia del Santo Padre en el deber de absolver a todos y siempre, para lo cual el arrepentimiento no sería condición necesaria para la absolución sacramental”. Francisco fue claro al destacar que “el arrepentimiento es necesario para la validez de la absolución sacramental, e implica el propósito de no pecar. Pero aquí no hay matemáticas y una vez más debo recordar que el confesionario no es una aduana. No somos dueños, sino humildes administradores de los Sacramentos que alimentan a los fieles, porque estos regalos del Señor, más que reliquias a custodiar, son ayudas del Espíritu Santo para la vida de las personas”.

Sin olvidar que “hay muchas maneras de expresar el arrepentimiento. Frecuentemente, en las personas que tienen una autoestima muy herida, declararse culpables es una tortura cruel, pero el solo hecho de acercarse a la confesión es una expresión simbólica de arrepentimiento y de búsqueda de la ayuda divina”. Citando una vez más a san Juan Pablo II (el documento de Francisco está lleno de referencias hacia el papa polaco), se enfatizaba que “no debemos exigir a los fieles propósitos de enmienda demasiado precisos y seguros, que en el fondo terminan siendo abstractos o incluso ególatras, sino que aun la previsibilidad de una nueva caída no prejuzga la autenticidad del propósito”.

Los cardenales que formularon las dubia son: Walter Brandmüller y Raymond Leo Burke con el apoyo de otros tres cardenales, Juan Sandoval Íñiguez, Robert Sarah y Joseph Zen Ze-kiun. Antes de iniciar sus respuestas, el Santo Padre dirigió estas palabras a los cardenales: “Queridos hermanos, si bien no siempre me parece prudente responder las preguntas dirigidas directamente a mi persona, y sería imposible responderlas a todas, en este caso me pareció adecuado hacerlo debido a la cercanía del Sínodo”.

LEER. Ambas cartas completa, las dubia y las respuestas del Papa

VIDEO. Claves para entender la respuesta del papa a los 5 cardenales

El efecto del nuevo prefecto y la movida de los cardenales (Christopher Lamb – The Tablet)

La respuesta de Francisco refleja el impacto del cardenal Víctor Manuel Fernández como nuevo prefecto de doctrina de la Santa Sede. Parece probable que haya tenido mucho que ver en la formulación de las respuestas (escritas en español), y es notable que los cardenales recibieran una respuesta a sus dubia un día después de presentarlas.

Además, sus dubia no son las únicas que han recibido respuesta desde que el cardenal Fernández, conocido como “Tucho”, tomó posesión de su cargo. El nuevo prefecto también ha respondido al cardenal checo Dominik Duka, que presentó una serie de preguntas sobre los católicos divorciados y vueltos a casar, centradas en la enseñanza del Papa sobre la vida familiar en Amoris Laetitia. Con su respuesta al cardenal Duka, el prefecto de doctrina afirma con autoridad que los católicos vueltos a casar pueden recibir los sacramentos, algo que el Papa dictaminó en 2016.

El impacto que está teniendo el cardenal Fernández demuestra que Francisco recién ahora cuenta con un prefecto de doctrina dispuesto a comunicar proactivamente la enseñanza de este pontificado. El mandato del cardenal Gerhard Müller como prefecto fue problemático, mientras que el cardenal Luis Ladaria mantuvo en gran medida un perfil bajo.

Esta no es la primera serie de dubia de cardenales que Francisco ha recibido. En 2016, el cardenal Raymond Burke y otros tres cardenales presentaron una serie de preguntas sobre las enseñanzas de Francisco en Amoris Laetitia, pidiendo respuestas de “sí o no”. El Papa no respondió.

En esta ocasión, los cardenales presentaron inicialmente preguntas generales. Pero después de recibir la respuesta del Papa, reformularon las preguntas pero pidieron respuestas de “sí o no”. A continuación, publicaron estas dubia sin incluir la respuesta anterior de Francisco. La petición de los cardenales de respuestas de una sola palabra sugiere que no quieren continuar el diálogo. Es difícil no comparar su enfoque con el de los doctores de la ley que buscaban atrapar a Jesús con preguntas.

“El Papa ya ha respondido a los dubia de estos cardenales. Ellos no han publicado la respuesta del Santo Padre, que a pesar de sus muchas ocupaciones se había tomado el trabajo de responderlas. En lugar de publicar las respuestas [de Francisco], ahora hacen nuevas preguntas, como si el Papa fuera su esclavo para hacer recados”, dijo el cardenal Fernández tras la publicación.

LEER. Documento oficial con las dubia y respuesta del Papa (PDF firmado)

VIDEO. Cinco cardenales exigen al papa que aclare cuestiones controvertidas

Respuesta a otra dubia, sobre divorciados vueltos a casar

El 13 de julio de 2023, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe recibía una solicitud del cardenal Dominik Duka, arzobispo emérito de Praga, en nombre de la Conferencia Episcopal Checa, en la que el purpurado plantea una serie de preguntas sobre la administración de la Eucaristía a los divorciados que viven en una nueva unión. El dicasterio ofreció una respuesta basada en Amoris Laetitia y que se puede resumir en que son los sacerdotes quienes están llamados a proponer un proceso de discernimiento que muestre “el rostro materno de la Iglesia”.

“Es el sacerdote quien acoge a la persona, la escucha atentamente y le muestra el rostro materno de la Iglesia, acogiendo su recta intención y su buena intención de poner toda su vida a la luz del Evangelio y practicar la caridad”, apunta el Dicasterio. Pero el proceso no queda ahí, pues “es cada persona, individualmente, la que está llamada a ponerse delante de Dios y exponerle su conciencia, con sus posibilidades y límites. Esta conciencia, acompañada de un sacerdote e iluminada por las orientaciones de la Iglesia, está llamada a formarse para evaluar y dar un juicio suficiente para discernir la posibilidad de acceder a los sacramentos”.

LEER. Dubia y respuesta completa del Dicasterio para la Doctrina de la Fe

Información adicional
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Fuentes

Revista Vida Nueva (2) / The Tablet / La Nación / Crux Now / Videos: Rome Reports / Foto: Tiziana Fabi – AFP

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