Vaticano alienta nuevos diálogos en temas éticos sobre la vida

2:00 p.m. | 23 jul 22 (AM/LCC).- Francisco ha impulsado la renovación teológica en muchos frentes, destacando entre ellos el ámbito de la ética teológica y la teología moral. En encíclicas, exhortaciones, discursos, y homilías de su pontificado ha recuperado la antigua tradición de la Iglesia que prioriza la conciencia informada del individuo y, entre otras cosas, el papel del discernimiento en la toma de decisiones morales. Considerando toda esa enseñanza, un nuevo libro promovido por la Pontificia Academia para la Vida ofrece insumos para un debate actual y una relectura de temas esenciales de la ética teológica de la vida, incluyendo aspectos controvertidos, y que incluso -según un artículo de La Civiltà Cattolica- podría propiciar un nuevo documento del Papa.

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Columna del Vaticanista Gerard O’Connell (America Magazine)

Las enseñanzas del Papa en sus documentos oficiales (Evangelii gaudium, Laudato si, Amoris laetitia y Veritatis gaudium) han influido en la forma en que se enseña la teología en las universidades y seminarios católicos de todo el mundo, y también han dado a los estudiosos de la Iglesia el impulso y libertad tan deseados para explorar nuevos horizontes en la teología católica. Bajo el actual papado, los teólogos tienen el permiso y el deber de plantear cuestiones complejas que tocan los problemas de la vida real que afectan a los fieles, sin temor a ser silenciados. Pero los esfuerzos del Papa por revitalizar la comprensión y el enfoque de la Iglesia católica sobre la vida moral podrían dar otro gran salto adelante.

Un nuevo ensayo titulado “Releer la ética teológica de la vida” publicado el 30 de junio en La Civilta Cattolica -la revista jesuita cuyo contenido es aprobado por la Secretaría de Estado Vaticano antes de su publicación- podría poner un énfasis renovado en este ámbito de reflexión, a menudo tenso, en la vida de la Iglesia. Se avecinan tiempos interesantes si las reflexiones recogidas en el ensayo hablan de lo que puede estar en marcha en el Vaticano.

“Es legítimo preguntarse si el Papa nos dará una nueva encíclica o exhortación sobre bioética”, señala Jorge Ferrer SJ, autor del ensayo, sacerdote y profesor de teología moral en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico. Si se produjera este documento papal, se iniciaría una amplia reflexión sobre la ética de la vida humana que podría conducir a un nuevo documento magisterial papal sobre cuestiones tan polarizantes como la anticoncepción, la procreación asistida y los cuidados paliativos. El ensayo ofrece una reseña de un libro de 528 páginas que reúne las actas de un seminario interdisciplinar de tres días convocado por la Pontificia Academia para la Vida a fines del año pasado con el título “Ética teológica de la vida: escritura, tradición, desafíos prácticos”.

El punto de partida de este seminario fue tomar el magisterio del papa Francisco y, después de un cuidadoso estudio, reflexionar sobre la ética teológica, y la bioética en particular, de una manera verdaderamente dialógica, sin dejar de reconocer el papel decisivo de la autoridad docente del Papa.

“Hemos seguido un camino de estudio y reflexión que nos ha llevado a observar cuestiones de bioética bajo una nueva luz, empezando por el papel del discernimiento y la conciencia formada del sujeto moral”, dijo el arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, en una entrevista sobre el libro con Vatican Media. “Lo hemos hecho no sólo en un ambiente de parrhesia (una libertad de expresión audaz y valiente) que estimula y empodera a teólogos, académicos y estudiosos. Sino también con un procedimiento similar al de las quaestiones disputatae: plantear una tesis y abrirla al debate”.

Más de 20 teólogos, entre clérigos, religiosos consagrados, mujeres y hombres laicos, se reunieron en el seminario. El seminario se convocó a su vez como respuesta al trabajo de ocho teólogos (hombres y mujeres) a los que la misma academia pontificia había encargado, un año antes del seminario, que reflexionaran sobre aspectos fundamentales de la teología moral de la vida y las preocupaciones bioéticas que tocan temas tan controvertidos como la anticoncepción, la fecundación in vitro y la suspensión de la alimentación e hidratación de los enfermos terminales. También se tuvo en cuenta lo que las diferentes disciplinas de la ciencia y la tecnología modernas tenían que aportar al debate en cuestión.

Para comprender mejor el significado de estas dos iniciativas promovidas por la academia pontificia y su potencial contribución al magisterio papal y a la renovación en curso de la ética teológica, se consultó a Carlo Casalone SJ, antiguo provincial de los jesuitas en Italia, de 2008 a 2014, profesor visitante de teología moral y bioética en la Pontificia Universidad Gregoriana desde 2019 y presidente de la Fundación Cardenal Carlo Maria Martini. Fue nombrado miembro de la Pontificia Academia para la Vida en octubre de 2017 y trabaja en su sección científica. Ha participado en la redacción del texto de discusión del seminario y en el seminario del que ha surgido el libro. Así, el padre Casalone explica lo que él y sus compañeros teólogos vinculados a la academia pontificia intentan hacer:

“Nuestro objetivo es escuchar lo que el Papa dice a los teólogos de una manera más amplia, y como somos teólogos morales que se ocupan principalmente de cuestiones bioéticas globales, tratamos de hacer explícito lo que Evangelii Gaudium, Amoris Laetitia, Laudato Si y Veritatis Gaudium -el documento para la renovación de las universidades y los estudios teológicos- significan para nuestra reflexión teológica”.

El padre Casalone señaló que la gente, no pocas veces, toma una frase o una afirmación de lo que dice Francisco, pero no capta su visión orgánica:

“El problema es que sólo escuchamos algunas cosas que dice Francisco, pero no otras. Y a veces tomamos sus comentarios fuera de contexto. La pregunta es: ¿somos capaces de escuchar de forma integral lo que dice Francisco?”.

Con respecto a la renovación de muchas cuestiones de la teología moral y de la ética de la vida que al parecer Francisco ha puesto en marcha, el teólogo jesuita, tratando de ser más preciso, dijo:

“Yo diría más bien que Francisco ha puesto de relieve aspectos del patrimonio de la tradición de la teología moral que se habían pasado por alto en las intervenciones del magisterio reciente. Esto queda claro si se va más allá de pensar que Francisco ha hecho lo que parecen ser sólo pequeños cambios y se consideran, en cambio, las implicaciones más amplias de esos cambios con un enfoque sistémico; entonces se entenderá que son, de hecho, cambios muy importantes. Si se junta todo lo que Francisco ha dicho, entonces se verá que hay énfasis muy nuevos, por ejemplo, en relación con la conciencia frente a la norma [y] el discernimiento ético (en su conexión con el discernimiento espiritual), y esto es a la vez nuevo y en continuidad con la tradición. Esto es lo que intentamos decir”.

Se abordaron cuestiones fundamentales como “la relación entre naturaleza y cultura”, “la comprensión de la conciencia en relación con el derecho y el discernimiento”, “el uso de una aproximación a las características de los fenómenos a través de las distintas disciplinas”, “el vínculo inseparable de la teología y la experiencia pastoral”, “la comprensión de la historia en la elaboración de la teología moral” y “la relatividad de todo lenguaje, ya que no puede pretender fijar para siempre la comprensión de la fe”. Además, se revisó las controvertidas cuestiones de bioética que han surgido desde la promulgación de tres documentos docentes papales anteriores: “Humanae Vitae” (1968), sobre la paternidad responsable y la anticoncepción, “Donum Vitae” (1987), que trata de la relación entre la ley moral natural y las tecnologías reproductivas como la fecundación in vitro, y “Samaritanus Bonus” (2020), sobre el cuidado de las personas en las etapas terminales de enfermedades críticas.

“Como teólogos morales”, dijo el padre Casalone:

“Debemos preguntarnos las razones por las que estas cuestiones controvertidas siguen siendo motivo de intranquilidad e incluso de desolación entre los creyentes. Nos dimos cuenta de que para llegar a una mejor comprensión debíamos abrir un diálogo; y en esta aproximación dialógica debemos tener en cuenta lo que el pueblo de Dios entiende y siente al respecto (…) Además, vimos que era necesario que nos escucháramos unos a otros como teólogos, y luego dejar que el magisterio hiciera su trabajo. No corresponde a la academia hacer una declaración magisterial (…) [En la academia pontificia,] sentimos que lo correcto en este momento de la historia es abrir un diálogo, incluso sobre estos temas, porque el espacio para este tipo de discusión abierta no existía en décadas pasadas. Ni siquiera era fácil debatir estas cuestiones abiertamente”.

El padre Casalone parecía aludir al hecho de que desde la Humanae Vitae y, sobre todo, durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, no era fácil encontrar un espacio para discutir temas como la anticoncepción, la fecundación in vitro y el tratamiento al final de la vida de forma seria y razonada, ya que se corría el riesgo de ser juzgado como poco ortodoxo por el mero hecho de plantear cuestiones relativas a estos temas. Francisco, según el arzobispo Paglia, había sido plenamente informado del proceso y conocía el texto preliminar y el debate del seminario, y aceptó que sus actas se publicaran en forma de libro.

El libro está dividido en 12 capítulos y cada capítulo está estructurado según los temas presentados en el texto preliminar. El tema que probablemente llamará más la atención es la revisión de la cuestión relativa al uso de anticonceptivos artificiales, tratada en el séptimo capítulo. El uso de anticonceptivos fue rechazado por la Humanae Vitae, pero esa enseñanza no fue aceptada por buena parte del mundo católico. Tanto en el seminario como en el libro se afirma que una pareja puede hacer una “sabia elección” recurriendo a técnicas anticonceptivas, “excluyendo obviamente las abortivas”, en situaciones en las que las “condiciones y circunstancias prácticas harían irresponsable la elección de procrear”. Queda por ver si el papa Francisco respaldará esta postura.

El padre Casalone señaló que el primer capítulo, sobre la dicha de la vida humana, recoge las declaraciones más significativas del papa Francisco sobre este tema y trata de reunirlas en una síntesis orgánica que inspira y orienta el resto de la reflexión. El segundo capítulo repasa lo que el Antiguo y el Nuevo Testamento enseñan sobre la vida, culminando con la encarnación y la resurrección de Jesús. El tercer capítulo examina nuestra situación cultural actual y trata de identificar lo que el Concilio Vaticano II denominó “los signos de los tiempos”, porque toda reflexión teológica tiene lugar en un lugar y tiempo determinados y está enraizada en una cultura específica y en una conversación permanente con las corrientes del pensamiento filosófico y científico de su propia época.

El padre Casalone coincidió con su colega jesuita, el padre Ferrer, y añadió que el papa Francisco en sus enseñanzas en Amoris Laetitia y otros escritos ha subrayado la importancia de la relación entre “conciencia, norma y discernimiento”. Sin embargo, insistió en que “Francisco no está cambiando simplemente el papel de una norma”, dijo. “No. Él está rehabilitando algo que es típico de la tradición católica pero que ha quedado en la sombra”. Este enfoque en la conciencia, la norma y el discernimiento es de suma importancia y se trata en el capítulo cinco del libro, dijo:

“La tradición moral nos muestra que las normas formuladas en términos generales no pueden cubrir la situación concreta; y por eso es necesaria la interpretación de la conciencia, es necesario un discernimiento en la situación.

Este es el camino que ha seguido el Papa Francisco en Amoris Laetitia, donde ha subrayado la relación entre la conciencia y la norma, y la necesidad de prestar atención a las circunstancias y practicar el discernimiento. Las normas siguen siendo un punto de referencia indispensable para ayudar a las personas a hacer lo que es mejor para ellas en sus circunstancias concretas, dentro de la comunidad a la que pertenecen. Es la relación entre la cultura, la conciencia y la ley”.

Los demás capítulos del libro abordan cuestiones específicas relacionadas con las experiencias de generación de vida, la sexualidad, el sufrimiento, la muerte y sus correspondientes implicaciones éticas. También se abordan cuestiones específicas, como el medio ambiente y el uso de las modernas tecnologías científicas en todo este ámbito de la ética de la vida. Está por ver si el papa Francisco publicará una exhortación o encíclica sobre ética teológica que aborde estos y otros temas urgentes de nuestra historia humana.

ENLACES. Artículo completo de Gerard O’Connell en Inglés / Ensayo completo en La Civiltà Cattolica

Un caso ejemplar de un auténtico ejercicio sinodal (Pierangelo Sequeri)

Si la Iglesia es el lugar para la escucha, el debate y el discernimiento sobre la inteligencia teológica de la fe, entonces el seminario organizado por la Pontificia Academia para la Vida sobre el tema Ética teológica de la vida. Escritura, Tradición, Desafíos Prácticos es la fórmula institucional adecuada para este ejercicio, al menos por dos razones. Por un lado, porque el hecho de que una Academia Pontificia se proponga como agente institucional interesado en acoger, en su seno, un amplio debate teológico y moral es un rasgo de encomiable honestidad intelectual que hace honor a la propia Iglesia. Hay que abordar los asuntos pendientes y los nuevos problemas, no esconderlos bajo la alfombra.

Por otro lado, porque tal iniciativa muestra y promueve una de las dimensiones más valiosas de la sinodalidad eclesial: es decir, la escucha y el diálogo mutuos entre el magisterio autorizado y la teología profesional. No son asuntos triviales, en definitiva: son temas que en ningún caso deben ser prerrogativa de lobbies autodenominados y pretorianos del poder (…) Esta idea de la Pontificia Academia para la Vida casi nos conmueve, porque es la idea de que se puede hacer en la Iglesia, y que se puede hacer afrontando con generosidad este tiempo en el que el Señor nos ha confiado la responsabilidad de comprender y hacer comprender las formas en que la luz del Evangelio se refleja en la condición humana.

ENLACE. Texto completo de Pierangelo Sequeri (Decano del Pontificio Instituto Juan Pablo II)

Lecturas adicionales recomendadas
Fuentes

America Magazine / La Civiltà Cattolica / Foto: Vatican News

Puntuación: 5 / Votos: 3

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