Laicos temen no ser escuchados en el proceso sinodal
10:00 p.m. | 11 feb 22 (SYN/RD).- La reticencia a participar de algunos sacerdotes y el miedo y la desconfianza de los laicos a que sus voces no sean escuchadas son algunos de los desafíos a los que se enfrenta el actual proceso sinodal, según un balance inicial del proceso de escucha. El comunicado de la Secretaria General del Sínodo también transmite optimismo al revelar que un 98% de episcopados ya designaron responsables para el proceso y que organizaciones católicas ya han compartido decenas de recursos en diversos temas. El balance es resultado de los intercambios durante una quincena de encuentros en línea con los encargados sinodales de todo el mundo.
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Tres meses después de la apertura del proceso sinodal, el Consejo Ordinario expresó su gran satisfacción por el progreso del proceso a nivel local, así lo informó la Secretaria General del Sínodo de los Obispos. En un Comunicado de prensa dio a conocer que, hasta el 98% de las Conferencias Episcopales y los Sínodos de las Iglesias Orientales de todo el mundo han designado a una persona o a todo un equipo para llevar a cabo el proceso sinodal.
¡La Iglesia va de camino! Muchas diócesis y otras realidades eclesiales han iniciado el proceso sinodal. Los laicos, organizados o no, y la vida consagrada en particular están mostrando un gran entusiasmo, que se está traduciendo en una miríada de iniciativas destinadas a promover la consulta y el discernimiento eclesial. Así lo confirman los numerosos testimonios recibidos por la Secretaría General procedentes de todo el mundo y publicados periódicamente en la página web synodresources.org: además de ser un motivo de esperanza, son un signo de que el Espíritu Santo está actuando. Los que han vivido hasta ahora una experiencia sinodal hablan de una experiencia gozosa y hablan de una verdadera transformación en su pertenencia a la comunidad eclesial.
El proceso sinodal es acogido con alegría
En general, está claro que el momento del lanzamiento, la forma de consulta y la participación del Pueblo de Dios varían de una región del mundo a otra. En particular, el proceso sinodal es acogido con alegría y entusiasmo en varios países de África, América Latina y Asia. Cuando un proceso sinodal diocesano o nacional ya estaba en marcha o a punto de iniciarse, se armonizaron las dos dinámicas sinodales. La ampliación de la fase de escucha del Pueblo de Dios fue especialmente apreciada. Los documentos publicados por la Secretaría General tuvieron una buena acogida, y se hizo un esfuerzo encomiable para traducirlos localmente. En algunos países, la tarea se complica por las distancias y la multiplicidad de las lenguas locales.
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La dimensión ecuménica está bastante bien integrada y sigue las indicaciones sugeridas en la carta conjunta del Cardenal Koch y del Cardenal Grech del 29 de octubre. También hay cierto entusiasmo y deseo por parte de otras confesiones cristianas de contribuir al camino emprendido por la Iglesia católica. En cuanto a la dimensión interreligiosa, ésta se impone naturalmente en los países donde los cristianos son minoría. También en este caso se espera una contribución importante.
Se ha hecho un esfuerzo coherente para promover la comunicación a través de diversos medios y plataformas online. En muchas diócesis y conferencias episcopales han surgido sitios web y páginas en las redes sociales para ofrecer e informar sobre el camino en sus propias realidades. Por su parte, la Secretaría General utiliza, además del sitio web institucional synod.va, otras herramientas como una newsletter semanal, un sitio web que recoge las experiencias y recursos producidos a nivel local (synodresources.org) y un sitio de oración por el sínodo (prayforthesynod.va) creado junto con la Red Mundial de Oración del Papa y la Unión Internacional de Superioras Generales.
Los desafíos del proceso sinodal
Si bien el proceso sinodal es percibido por muchos fieles como un momento crucial para la Iglesia, un proceso de aprendizaje, conversión y renovación de la vida eclesial, surgen también algunas dificultades. El miedo y la reticencia se dan entre algunos grupos de fieles y entre el clero. También se percibe cierta desconfianza entre los laicos, que dudan de que su contribución sea realmente tenida en cuenta. La actual situación de pandemia también constituye un gran obstáculo, que limita en gran medida las reuniones presenciales. La consulta del Pueblo de Dios no puede reducirse a un simple cuestionario, ya que el verdadero reto de la sinodalidad es precisamente la escucha mutua y el discernimiento comunitario.
Entre los retos más frecuentes se presentan: la necesidad de formación, especialmente en la escucha y el discernimiento para que el Sínodo sea auténticamente un proceso espiritual y no se reduzca a un debate parlamentario; evitar la autorreferencialidad en las reuniones de grupo, porque la escucha de los demás, que se basa en la oración y la escucha de la Palabra de Dios, sólo puede conducir a la apertura a los demás con vistas al anuncio del Evangelio. Una iglesia sinodal es una iglesia misionera en la que cada bautizado se siente corresponsable de la misión de la Iglesia; la necesidad de encontrar nuevas formas de mejorar la participación de los jóvenes; la implicación de los que viven al margen de las instituciones eclesiásticas; y, por último, la desorientación expresada por parte del clero.
Conclusión
En conclusión, puede decirse que la novedad del proceso sinodal suscita ciertamente mucha alegría y dinamismo, pero también una serie de incertidumbres que deben ser abordadas. Cada vez hay más conciencia de que la conversión sinodal a la que está llamado cada bautizado es un proceso largo que durará más tiempo que el proceso en sí. Desde muchos sectores se desea que el camino iniciado a nivel local continúe a lo largo del proceso sinodal y mucho más allá, para que la comunidad eclesial pueda hacer cada vez más tangible la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia.
Qué es el Sínodo de 2023, por qué es novedoso y cómo se va a desarrollar
En octubre de 2023 se celebrará en el Vaticano la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, titulada “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. La intención del papa Francisco es que la Iglesia entera participe en la búsqueda de métodos en pos de la sinodalidad, es decir, para conseguir que de manera real y efectiva todos los bautizados, Papa, obispos, sacerdotes, consagrados y laicos caminen juntos en comunión y fraternidad. Para garantizar que todos los creyentes puedan tomar parte en la reflexión, Francisco ha diseñado un novedoso itinerario que, en la práctica, significa que el Sínodo no es solo la Asamblea de octubre de 2023, sino un camino de dos años. A continuación compartimos algunas claves para comprender este camino sinodal en profundidad, su novedad y cómo se va a desarrollar:
1) ¿Qué es el Sínodo?
El Sínodo de los Obispos es un organismo consultivo creado por Pablo VI en el marco del Concilio Vaticano II, para pedir a obispos de todo el mundo que participen en el gobierno de la Iglesia, aconsejando al Papa sobre asuntos de interés para la Iglesia universal. Etimológicamente, la palabra “sínodo” deriva de los términos griegos syn (“juntos”) y hodos (“camino”), y expresa la idea de “caminar juntos”.
2) Por qué se habla de “Sínodo 2021-2023”
En algunos sitios se habla de Sínodo 2021-2023 porque los trabajos preparatorios de la Asamblea comienzan en 2021, y el Papa quiere que toda la Iglesia universal participe en ellos, para lo cual ha diseñado un itinerario especial. La Asamblea de 2023 será la tercera fase del Sínodo, donde tomarán parte entre 200 y 250 padres sinodales. Antes, en 2021 y 2022, se celebrarán las fases de preparación donde habrán participado millones de personas. Así, el Sínodo 2021-2023 no solo es la Asamblea de octubre de 2023, ese evento donde participan el Papa y los obispos, sino que es todo un proceso que involucra, además, al conjunto del Pueblo de Dios.
3) ¿Cuál es el objetivo del Sínodo de 2023?
Al convocar esta reunión del Sínodo, el papa Francisco quiere que toda la Iglesia reflexione sobre la sinodalidad, un tema que él considera que es decisivo para la vida y la misión de la Iglesia. Cuando se conmemoraron los 50 años de la institución del Sínodo de los Obispos, se celebró un acto en Roma. Francisco pronunció un discurso donde señaló: “El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya está todo contenido en la palabra Sínodo. Caminar juntos –laicos, pastores, Obispo de Roma– es un concepto fácil de expresar con palabras, pero no es tan fácil ponerlo en práctica”.
4) ¿Qué tiene de novedoso el actual Sínodo?
El papa Francisco ha diseñado un itinerario sinodal que supone una modalidad inédita para preparar el camino hacia la Asamblea de 2023, tanto por sus fases como por la implicación que pide a todos los bautizados. El objetivo es la escucha real y garantizar que todos los creyentes pueden participar de alguna manera en el proceso sinodal. En esta ocasión se aplicará una metodología que garantiza que esa consulta sea real y efectiva. El camino sinodal se articulará en tres fases:
-Fase diocesana: octubre 2021-agosto 2022.
-Fase continental: septiembre 2022-marzo 2023.
-Fase de la Iglesia universal: octubre 2023.
La fase diocesana y la fase continental darán lugar, por primera vez en la historia de los Sínodos, a dos Instrumentum laboris distintos (uno a nivel local y otro a nivel continental), con los que se trabajará después en Asamblea sinodal.
ENLACE. Documentos para el Sínodo presentados hasta ahora
5) ¿Cómo se desarrolla la fase diocesana (local) del Sínodo de 2023?
La primera fase del Sínodo de 2023 es la fase diocesana y tiene lugar entre octubre de 2021 y agosto de 2022; inicialmente se diseñó para que terminara en abril de 2022, pero la Secretaría General del Sínodo decidió ampliar las fechas. En esta fase, las Iglesias particulares y otras realidades eclesiales reflexionan sobre el Documento Preparatorio, enviado por Roma para consultar la opinión del total de los creyentes.
El Documento Preparatorio, acompañado por un Vademécum y un cuestionario, lo envió la Secretaría General Permanente del Sínodo a todas las diócesis, Conferencias Episcopales, dicasterios de la Curia romana, Unión de Superiores Generales, Unión de Superioras Mayores, otras uniones y federaciones de Vida Consagrada, movimientos internacionales de laicos, Universidades y Facultades de Teología. Cada obispo nombró un responsable o equipo diocesano para realizar la consulta sinodal, a través de órganos de participación que garanticen una consulta real y eficaz. Esta consulta terminará con una reunión presinodal, que será el momento culminante del discernimiento diocesano. Al terminar la fase diocesana, cada diócesis enviará sus conclusiones a su Conferencia Episcopal.
ENLACE. Todas las preguntas sobre el Sínodo 2023
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Fuentes
Web oficial del Sínodo / The Tablet / Religión Digital / Foto: Misioneros de África