¿Cómo avanza el Camino Sinodal alemán?

8:00 p.m. | 7 jul 21 (AM).- Algunos católicos están preocupados por el Camino Sinodal. Una rápida búsqueda en YouTube arroja títulos como: “¿Qué está pasando en Alemania?” o “Vaticano, ¡detengan a los obispos alemanes, nos dirigimos al cisma!”. ¿Es todo eso cierto? America Magazine plantea una revisión del avance del Camino Sinodal a partir de cuatro entrevistas a personas que participan activamente, con perspectivas diferentes: un obispo, un teólogo, un guía espiritual (laico) y un vaticanista. Si en algo coinciden es que se trata de un esfuerzo de buena fe para asegurar el futuro de la Iglesia, sin riesgo de cisma.

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¿Qué es el Camino Sinodal?

En resumen, es una iniciativa en la que trabajan un grupo de 230 personas reunidas para debatir lo que consideran algunas de las cuestiones más urgentes a las que se enfrenta la Iglesia en Alemania. El grupo incluye a todos los obispos, además de representantes de órdenes religiosas, movimientos laicos, diócesis y parroquias, universidades, consultores de otras iglesias y expertos en los campos que se debaten. Son cuatro áreas de estudio: el poder y la separación de poderes en la Iglesia; las relaciones y la sexualidad; el ministerio sacerdotal -incluido el celibato-; y las mujeres en los ministerios y cargos de la Iglesia.

El grupo completo de 230 personas sólo se ha reunido dos veces: una presencial y otra a través de Zoom debido a la pandemia por la COVID-19. Pero también están los “foros” de unas 40 personas, enfocados en cada una de los campos de estudio. El Camino Sinodal está estructurado de forma flexible para dejar espacio a los participantes para que evalúen lo que funciona y lo que no, y hagan cambios sobre la marcha. Todavía no está claro cuándo ni cómo terminará el proceso. Originalmente estaba previsto que durara unos dos años, de 2019 a 2021, pero la pandemia retrasó el proceso. El grupo espera votar las resoluciones en la primavera de 2022, para que puedan servir de contribución de Alemania al proceso sinodal mundial iniciado por el papa Francisco que concluirá en 2023.

¿En qué se diferencia de un sínodo ordinario?

El Camino Sinodal no está estructurado intencionadamente como otros sínodos. En un sínodo ordinario, los obispos se reúnen para debatir un tema de interés para la Iglesia en su región, discuten posibles soluciones, a veces con aportes de los laicos, y luego votan una serie de propuestas. La iniciativa sinodal alemana fue organizada por los obispos alemanes en colaboración con el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), el grupo más representativo de laicos católicos. Tanto obispos como laicos querían que estos últimos puedan votar, por lo que evitaron la estructura sinodal habitual en favor de una en la que todos tengan voto y estén representados en igual número.

Dado que el derecho eclesiástico no permite a los laicos imponer una decisión a un obispo, las decisiones del sínodo serán, a lo sumo, recomendaciones. Cada obispo tendrá que decidir por sí mismo si aplicar las decisiones del grupo en su propia diócesis y cómo hacerlo. Por supuesto, los fieles laicos presionarán a los obispos para que apliquen los cambios después de un proceso consultivo tan largo. Como dijo con agudeza la Dra. Juliane Eckstein, investigadora de la Escuela Superior de Filosofía y Teología de Sankt Georgen, en Fráncfort (Alemania), y participante en el foro sobre el papel de la mujer en la Iglesia: “Legalmente, no es vinculante; moralmente, sí”.

¿Qué propuestas están votando los participantes en la vía sinodal?

El Camino Sinodal ha sido noticia por sus debates abiertos sobre temas que han sido considerados tabú en la Iglesia, como la ordenación de mujeres, que el papa Juan Pablo II declaró no abierta a discusión en 1994, y el celibato sacerdotal. El papa Francisco ha animado a los participantes en los sínodos que ha convocado a no considerar ningún tema como tabú, sino a hablar abiertamente y con franqueza, lo que está haciendo el camino sinodal alemán. El grupo votará propuestas en tres niveles:

1. Propuestas locales que cada obispo puede aplicar en su propia diócesis. A juzgar por los informes del foro, estas recomendaciones incluirán probablemente la racionalización de la administración parroquial y diocesana; el empleo de laicos en sus áreas de especialización, como las finanzas, para que los sacerdotes y los obispos puedan centrarse más en las necesidades pastorales; y la garantía de que los laicos participen en la toma de decisiones.

2. Cambios en el derecho canónico. La iglesia alemana reconoce que no puede cambiar las enseñanzas que afectan a toda la Iglesia, por lo que la vía sinodal planea recomendar al papa Francisco que realice algunos cambios. Según la Dra. Eckstein, uno de los cambios en el derecho canónico que el grupo podría recomendar es flexibilizar algunos de los vínculos legales entre la ordenación y la administración, como los que dan a un sacerdote la última palabra sobre las finanzas de una parroquia.

3. Un concilio ecuménico. Algunos de los cambios que probablemente proponga el sínodo alemán, como la ordenación de mujeres, requerirían una consulta con toda la Iglesia. Por eso, según la Dra. Eckstein, el Camino Sinodal tiene previsto proponer un concilio ecuménico, el primero desde el Vaticano II.

Las recomendaciones de cambios en el derecho canónico y de un concilio se enviarán a Roma para que el Papa las considere y también se incluirán en la contribución de Alemania al sínodo mundial de 2023, donde se considerarán a nivel continental, junto con las contribuciones de otros países europeos, y luego a nivel mundial en el Vaticano.

¿Por qué ocurre esto?

Alemania ha visto una desafiliación masiva de católicos desde que estalló allí el escándalo de los abusos sexuales por parte del clero en 2010. El año pasado, 402.000 católicos abandonaron la Iglesia, el mayor éxodo en un solo año en toda su historia. Para entender las causas de la crisis de los abusos, los obispos alemanes encargaron un estudio en 2018. Ese estudio reveló miles de casos de abusos y dejó claro a los obispos que eran posibilitados no solo por individuos, sino por las estructuras de poder de la Iglesia y la cultura del secreto en torno a la sexualidad. Así que, en el plazo de un año, resolvieron convocar el Camino Sinodal, centrándose en cuatro áreas relacionadas con el poder y la sexualidad. “El abuso sexual tiene un solo origen, [y es] en el mal uso del poder en nuestra Iglesia”, comentó el obispo Franz-Josef Overbeck, uno de los líderes del foro del Camino Sinodal, que aborda las problemáticas del poder en la Iglesia.

¿Qué dicen los críticos?

Las dos principales preocupaciones que genera el Camino Sinodal son la desobediencia de la enseñanza de la Iglesia y que su estructura es ineficaz. Y es cierto que el Camino Sinodal discute cambios en la doctrina; sin embargo, todos los expertos con los que se dialogó -incluso un crítico declarado- reiteraron que la iglesia alemana no tiene intención de romper con Roma ni de intentar cambiar la doctrina sin la aprobación de la Santa Sede, incluso si no se acepta ninguna de sus propuestas.

La otra crítica es a la estructura: El Dr. Thomas Schueller, director del Instituto de Derecho Canónico de la Universidad de Münster, explicó que le preocupa que el Camino Sinodal pueda ser ineficaz porque su estructura no es vinculante para los obispos y que esa estructura más laxa pueda llevar a que las decisiones no se tengan en cuenta en Roma. El Dr. Schueller dijo que habría preferido una estructura sinodal aprobada por Roma, como la empleada en el Sínodo de Würzburg en los años 70, en la que podían votar tanto los obispos como los laicos.

Incluso como crítico del proceso, el Dr. Schueller cree, como todos los expertos entrevistados para este artículo, que las alertas de cisma se han escapado de las manos. “Las conversaciones sobre el cisma en algunos círculos católicos de Estados Unidos son una difamación viciosa e infundada”, escribió el Dr. Schueller en una entrevista por correo electrónico. Reconociendo que “discutimos como hermanos” sobre temas como la sexualidad, dijo; “cada iglesia local tiene que ver qué problemas tiene que resolver. Aquí puede haber una legítima variedad polifónica de respuestas católicas. Nadie en Alemania cuestiona nuestro credo o la constitución papal-episcopal de nuestra iglesia”.

¿Qué piensa el papa Francisco de todo esto?

Al igual que el Dr. Schueller, el Vaticano no estaba contento con la decisión del Camino Sinodal de no seguir una estructura sinodal tradicional, que habría permitido una supervisión mucho mayor por parte de Roma del proceso y los temas de conversación. El Papa sugirió hacer de la evangelización su principal objetivo. En respuesta, dos obispos alemanes redactaron una propuesta de iniciativa sinodal centrada en la evangelización, con grupos de estudio sobre temas como la pastoral juvenil, pero la propuesta fue rechazada. La sensación de la mayoría del grupo era que resolver las cuestiones difíciles que están en la raíz de la crisis de los abusos era la única manera de recuperar la credibilidad de la Iglesia para que pudiera evangelizar de forma eficaz.

“Siempre oímos hablar de evangelización, deberíamos evangelizar…. Esto es cierto, pero nos sentimos como hipócritas haciendo eso si lo que estamos difundiendo es un sistema abusivo”, dijo la Dra. Eckstein, miembro del foro sobre la mujer. “Abusivo no solo en términos de relaciones sexuales [sino] también abusivo con respecto al poder y a cómo se controla y cómo se abusa de tantas maneras. No podemos ser evangélicos si no empezamos por nosotros mismos”.

Poco después de la carta del Papa, el Vaticano siguió con algunas directrices, manifestando que el sínodo no podía tomar decisiones vinculantes para la Iglesia. Un representante de ZdK respondió que las preocupaciones del Vaticano ya habían sido abordadas en una versión más reciente de los documentos de planificación, y que, efectivamente, el proceso no es vinculante. ¿Cómo ha respondido el papa Francisco a la evolución del proceso desde su carta? No ha hecho ningún comentario oficial, aunque muchas personas tomaron un comentario que hizo en noviembre de 2020 como una referencia al Camino Sinodal. Dijo:

“A veces, siento una gran tristeza cuando veo alguna comunidad que, con buena voluntad, se equivoca de camino porque piensa que hace Iglesia en mítines, como si fuera un partido político: la mayoría, la minoría, qué piensa este, ese, el otro… ‘Esto es como un Sínodo, un camino sinodal que nosotros debemos hacer’. Yo me pregunto: ¿Dónde está el Espíritu Santo, ahí? ¿Dónde está la oración? ¿Dónde el amor comunitario? ¿Dónde la Eucaristía? Sin estas cuatro coordenadas, la Iglesia se convierte en una sociedad humana, un partido político”.

El corresponsal de America Magazine en el Vaticano, Gerard O’Connell, y Bernd Hagenkord, SJ, un antiguo editor de Vatican News que fue elegido por ZdK para ser asesor espiritual del camino sinodal, no creen que los comentarios del Papa tuvieran la intención de ser una crítica al camino sinodal alemán. El Sr. O’Connell dijo: “Siempre parto de la base de que el Papa, después de haber considerado y comprendido lo que los alemanes estaban tratando de hacer, escribió una carta diciendo: ‘Aquí, les doy algunos consejos, pero sigan adelante. Es bueno discutir. Aquí hay algunas sugerencias’. Y puso algunas pautas. Ahora, si las ignoraron, esa es otra cuestión. Pero yo no veo una condena del Papa”.

La historia no contada

En definitiva, la imagen que surgió en mis conversaciones con el padre Hagenkord, la Dra. Eckstein, el Dr. Schueller, el obispo Overbeck y el Sr. O’Connell pinta una imagen muy diferente de la que aparece en algunos medios de comunicación. En lugar de una iglesia convencida de su propia fuerza e independencia y decidida a seguir adelante desafiando las enseñanzas de la Iglesia y poniendo en peligro la unidad eclesiástica, una mirada más atenta a la trayectoria sinodal alemana descubre una iglesia que ve sus profundas heridas y que está dispuesta a trabajar unida a pesar de las diferencias de opinión, para abordar los problemas de fondo de la crisis de los abusos, de modo que se pueda volver a confiar en ella y atraer a nuevos creyentes.

El padre Hagenkord subrayó que el proceso, aunque no es inmune a las luchas políticas, es en última instancia un trabajo de discernimiento espiritual. “Sí, hay gente con una agenda”, dijo. “Y se les ve hablar mucho ante los micrófonos. Pero la mayoría de los participantes no tienen una agenda como tal, solo hay interés de avanzar, encontrar soluciones juntos… y escuchar al Espíritu para que haya un futuro para la Iglesia”.

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Fuente

Análisis de Colleen Dulle, “The German Synodal Way, Explained“, publicado en America Magazine. Traducción libre de Buena Voz Noticias. Foto: EPA

 

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