Dolorosa página de la cual la Iglesia aprende: Informe McCarrick
6:00 p.m. | 11 nov 20 (AM/RNS).- En un acto de transparencia sin precedentes, el Vaticano difundió un detallado informe sobre una investigación interna de dos años, que explica cómo y por qué el excardenal Theodore McCarrick, que abusó de menores y jóvenes, se convirtió en una figura destacada de la Iglesia católica. El informe describe un terrible escenario, no solo de crímenes y mentiras de McCarrick, sino de numerosos líderes de la Iglesia, en los más altos niveles, a lo largo de los años. Todos ellos, minimizaron, pasaron por alto o ignoraron evidencia, y creyeron siempre las mentiras del excardenal.
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El “Informe sobre el conocimiento y el proceso de decision institucional de la Santa Sede en relación con el excardenal Theodore Edgar McCarrick”, basado en entrevistas con más de 90 testigos y documentos del Vaticano y su embajada en los Estados Unidos, muestra que todos los papas bajo los que sirvió McCarrick no abordaron directamente las crecientes acusaciones en su contra, contribuyendo a su ascenso como uno de los prelados norteamericanos más prominentes.
Cinco claves del informe McCarrick
1. Juan Pablo II sabía de la mala conducta de McCarrick y eligió promoverlo de todos modos
De acuerdo con el reporte, nadie se quejó al Vaticano hasta el año 2000, cuando McCarrick -que ya era un exitoso recaudador de fondos, que había sido obispo en Nueva York y Nueva Jersey- estaba a punto de ser promovido a arzobispo de Washington D.C., y luego a cardenal. En el 2000, el cardenal John O’Connor de Nueva York recopiló las denuncias contra McCarrick en una carta enviada a Roma.
La acusación más condenatoria fue que McCarrick había abusado sexualmente de niños en el decenio de 1980, afirmación que se consideró creíble en 2018. Pero la demanda no fue investigada en el primer momento porque se hizo de forma anónima. No está claro si esa denuncia llegó hasta Juan Pablo II. La segunda acusación fue hecha por un exsacerdote que alegó que había atrapado a McCarrick teniendo una “conducta sexual” con otro sacerdote y que a él también le había pedido sexo. Pero esta denuncia fue desestimada porque el sacerdote fue encontrado culpable de abusar de niños y fue considerado poco fiable.
La última acusación fue que McCarrick había compartido la cama con seminaristas y “adultos jóvenes” en Nueva Jersey. Juan Pablo II pidió a cuatro obispos locales que investigaran esta denuncia, y concluyeron que aunque McCarrick había compartido la cama con los hombres, no podían confirmar que había participado en “mala conducta sexual”. Eso jugó un papel importante en la toma de decisiones del Papa; pero este informe revela que tres de esos obispos, todos ellos ya muertos, habían dado información incompleta o engañosa.
Juan Pablo II también siguió adelante con la promoción de McCarrick porque confiaba en él. Los dos se conocían desde hacía mucho tiempo, y el papa polaco ya había experimentado cómo los sacerdotes eran falsamente acusados de todo tipo de cosas cuando su país estuvo bajo el régimen comunista. Así que, cuando McCarrick juró que las acusaciones eran falsas, Juan Pablo II le creyó.
2. El Papa Benedicto XVI nunca sancionó a McCarrick
Cuando el cardenal Joseph Ratzinger se convirtió en el papa Benedicto XVI en 2005, no pidió que se investigara a McCarrick porque asumió que Juan Pablo II había investigado las acusaciones y confiaba en el juicio de su predecesor. Cuando surgieron más detalles sobre el abuso de McCarrick a los seminaristas, tal como había sido reportado por el sacerdote abusador, los oficiales del Vaticano, bajo el mando de Benedicto, decidieron no investigar y más bien le pidieron a McCarrick que se retirara después de la Pascua de 2006, lo cual hizo, y que empezara a mantener un perfil más bajo, lo cual no hizo.
Esas instrucciones de mantener un perfil bajo son lo más cercano a lo que el arzobispo Carlo Maria Viganò describió como “sanciones” en su carta del 2018, alegando un encubrimiento de los crímenes de McCarrick en los niveles más altos del Vaticano. Pero el reporte del Vaticano dice que no eran sanciones formales, y, a diferencia de lo que el arzobispo Viganò afirmó, las instrucciones no prohibían a McCarrick celebrar misas públicas. La principal directriz era que viajara menos y redujera sus apariciones públicas, lo que al final no sucedió.
Después de que Francisco se convirtió en Papa, se enteró de esas instrucciones pero no de las razones que las motivaban, según el informe. Asumió que el robusto programa de viajes de McCarrick se ajustaba a la forma en que Benedicto quería que se aplicaran las directrices, así que permitió que las cosas siguieran así.
3. A Viganò se le dijo que investigara pero no lo hizo
Mientras trabajaba en la Secretaría de Estado en el Vaticano, el arzobispo Viganò escribió dos memorandos, en 2006 y en 2008, sugiriendo que se podría abrir un proceso canónico para determinar la verdad de las acusaciones y los rumores sobre la mala conducta de McCarrick. Esa investigación nunca se llevó a cabo. Además de refutar la afirmación del arzobispo Viganò sobre el supuesto levantamiento de las sanciones a McCarrick por parte de Francisco, el informe acusa directamente a Viganò de no haber investigado a McCarrick cuando se le dijo que lo hiciera. En 2012, el arzobispo Viganò hizo llegar una denuncia a la Congregación sobre los obispos señalando el abuso de McCarrick a los seminaristas. El cardenal Ouellet, que dirigía esa congregación y ha sido uno de los mayores críticos del arzobispo, le dijo que hiciera un seguimiento investigando a McCarrick, lo cual Viganò nunca hizo.
4. Francisco no sabía que McCarrick había abusado de niños
Como ya se dijo, este reporte del Vaticano contradice la denuncia del arzobispo Viganò de que Francisco ya sabía del abuso de McCarrick. La acusación se basó en una conversación que Viganò dijo haber tenido con el Papa en 2013, en la que, según dijo, le contó a Francisco sobre McCarrick. El reporte del Vaticano dice que no hay documentación de que esa conversación haya sucedido, y si sucedió, la evidencia señala algo muy diferente a lo que declaró Viganò .
El informe señala que entre 2013 y 2017, las actividades en curso de McCarrick, así como la información interna sobre su supuesto abuso, se plantearon en ocasiones con el papa Francisco, pero en realidad no supo que estaba siendo investigado por abuso de menores hasta el 2017. Tan pronto una investigación dirigida por la Arquidiócesis de Nueva York encontró creíbles las denuncias de abuso sexual contra un menor, Francisco destituyó a McCarrick del ministerio y exigió su renuncia al Colegio de Cardenales. Fue el primer cardenal que fue removido por abuso sexual. Lo que Francisco sabía es que se rumoreaba que McCarrick acosaba y se acostaba con seminaristas. Los rumores de eso habían estado flotando alrededor del Vaticano por mucho tiempo… ¿por qué no se hizo nada?
Una gran razón es que abusar sexualmente de los adultos no se consideraba tan grave como abusar sexualmente de los niños. Recién en los últimos años las medidas del Vaticano contra el abuso han empezado a referirse a los “adultos vulnerables” al mismo nivel de los niños como víctimas potenciales. Además, sólo en los últimos años el Vaticano ha comenzado a poner en marcha medidas para disciplinar a los obispos que usan su posición de poder para abusar sexualmente de otros. Los obispos no fueron mencionados en la primera respuesta del Vaticano a la crisis de abuso en el 2002.
Otra es que las denuncias sobre el abuso de sacerdotes y seminaristas por parte de McCarrick fueron descartadas o minimizadas por Juan Pablo II, ya sea por reportes engañosos de los obispos, o porque fueron hechas anónimamente o por personas que fueron consideradas poco confiables. Y, como ya hemos descrito, los líderes posteriores se confiaron mucho en lo que fue un grave error en la base del proceso. La buena noticia es que ahora hay directrices del Vaticano, desde el año pasado, que requieren que hasta las acusaciones anónimas sean investigadas.
5. El informe dejó preguntas abiertas
Pero este informe no ha resuelto todo, ni mucho menos. La mayor pregunta abierta es sobre la responsabilidad (accountability). Mientras que este reporte es un gran paso en temas de transparencia del Vaticano, deja abierta la pregunta de si las personas que encubrieron el abuso de McCarrick o no lo investigaron a fondo enfrentarán algún castigo. También plantea la pregunta de si esto establecerá un nuevo estándar de transparencia, o si el Vaticano simplemente volverá a su forma habitual de operar. En ambos lados del Atlántico, plantea algunas preguntas, incluyendo:
- ¿Ayudarán las conclusiones del informe a solidificar las reformas introducidas por el papa Francisco para eliminar el clericalismo y asegurar la transparencia y la responsabilidad en la iglesia, particularmente en la protección de menores y adultos vulnerables?
- ¿Conducirá a una mejor manera de tratar las comunicaciones anónimas, como se propone en el nuevo manual del Vaticano para tratar las denuncias de abuso sexual?
- ¿Mejorará la rapidez con que se trata la información para combatir el abuso de poder, el abuso de conciencia y el abuso sexual de menores y adultos vulnerables por parte de los clérigos?
- ¿Asegurará que los obispos proporcionen información completa y honesta cuando se lo pida el nuncio, también en la investigación y evaluación de los candidatos a ser nombrados obispos?
Si hay algo que hemos aprendido desde el verano de 2018, es que la crisis de abuso sexual en la Iglesia católica no ha terminado. El informe del Vaticano sobre el ascenso de McCarrick responde algunas preguntas y plantea muchas más.
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Fuentes:
“Top 5 Takeaways from the McCarrick Report” de Colleen Dulle, publicado en America Magazine / “Vatican’s McCarrick report: Three popes looked the other way on sex abuse claims” de Claire Giangravé, publicado en Religion News Service / Foto: CadenaSer