Arzobispo opositor a Francisco apoya a Donald Trump

8:00 p.m. | 17 jun 20 (NCR/TT).- En medio de la pandemia por la COVID-19 y las protestas por justicia racial en Estados Unidos, el arzobispo Carlo Viganò –quien pidió la renuncia del Papa en el 2018- consiguió la atención de los medios. Primero, publicó un ataque personal contra el actual arzobispo de Washington, el afroamericano Wilton Gregory, quien había denunciado la visita de Donald Trump a un templo católico como un intento de manipular el simbolismo de un espacio sagrado. Luego, escribió una carta a Trump, alabando su gestión y arremetiendo contra los obispos del episcopado estadounidense por “alinearse con el lado opuesto” en una supuesta conspiración a escala mundial. Trump devolvió el favor, agradeciendo en redes sociales el gesto de Viganò, e invitando a todos a leer la carta.

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha escrito un tuit agradeciendo al ex nuncio en Washington una carta de apoyo en medio de las protestas raciales que sacuden el país. Mientras los obispos estadounidenses están en pie de guerra contra el magnate, el arzobispo Carlo Maria Viganó no ha dudado en defenderlo. Y esa misiva ha encontrado recompensa.

“Muy honrado por la increíble carta que me ha escrito el arzobispo Viganò. ¡Espero que todos, religiosos o no, lo lean!”. Así reza el mensaje que el presidente le dedicó anoche en su perfil personal, con un enlace en el que invita a leer el documento.

En la carta, Viganò alabó a Trump y describe la situación social como el enfrentamiento de dos bandos: “los hijos de la luz y los hijos de la oscuridad”. Afirmó que las restricciones para evitar la propagación de la COVID-19 eran parte de un complot masónico para establecer un nuevo orden mundial. Viganò también afirmó que los “disturbios civiles” tras el asesinato de George Floyd fueron provocados por agentes del “estado profundo” (“deep state”) porque “el virus se está desvaneciendo inevitablemente” y “la alarma social de la pandemia está disminuyendo”.

El estado profundo es una teoría de conspiración que alega la existencia de una organización oculta en países y dentro de oficinas gubernamentales que intentan socavar o usurpar la autoridad del gobierno legítimamente elegido. Viganò elogió al presidente por oponerse “sabiamente” a los “hijos de las tinieblas, a los que podemos identificar fácilmente con el estado profundo” y afirmó que las restricciones para frenar la pandemia eran una “operación colosal de ingeniería social”.

Viganò también rechazó las recientes protestas contra el racismo y la brutalidad policial en los Estados Unidos y en todo el mundo, alegando que eran un instrumento utilizado para influir en las próximas elecciones presidenciales y “construir un mundo sin libertad”. El exnuncio también alegó la existencia de una “iglesia profunda” dentro del catolicismo compuesta por “infieles mercenarios que buscan dispersar el rebaño y entregar las ovejas para que sean devoradas por lobos voraces”.

Viganò escribió a Trump que “ambos están del mismo lado en esta batalla, aunque con armas diferentes”, y elogió lo que vio como los esfuerzos del presidente para promover los valores cristianos, incluyendo la controvertida visita del presidente al Santuario de San Juan Pablo II en Washington.

La carta a Trump fue publicada cuatro días después de que el arzobispo de Washington Wilton Gregory denunciara esa visita, diciendo que era “desconcertante y censurable que cualquier instalación católica se pueda manipular de una manera que viola nuestros principios religiosos”.

Viganò se refirió más tarde a Gregory como uno de los “falsos pastores” en otra carta del 3 de junio dirigida a la Arquidiócesis de Washington. Esa documento también fue publicado por LifeSite, que ha iniciado una petición solicitando una disculpa de Gregory.

El episodio se produce cuando Trump ha buscado activamente el apoyo de los católicos para su reelección. La campaña del presidente ha lanzado una coalición de católicos por el triunfo.

 

La visita del presidente al templo católico ocurrió un día después de que la policía usara gas lacrimógeno y balas de goma contra una manifestación pacífica por la justicia racial, para despejar el camino de modo que Trump y miembros del gabinete caminaran de la Casa Blanca a un templo de la iglesia episcopal para una foto.

La obispa responsable de esta comunidad episcopaliana ha deplorado que Trump haya utilizado su templo como “decorado” en un acto “propagandístico” en el que ha dejado “un mensaje antitético de las enseñanzas de Jesús” y para el que no le ha solicitado ningún permiso previo, lo que siente como “indignante”.

ENLACE. Gases lacrimógenos y balas de goma para que Trump pueda tomarse “una foto”

 

Con todo, parece que Trump va perdiendo respaldo, al menos entre los católicos de Estados Unidos. Al menos así lo apuntan los datos. Y es que tan solo un 37% de los católicos blancos tiene una opinión favorable del presidente, según los datos presentados por el Public Religion Research Institut en la encuesta realizada a finales de mayo, frente a los datos del mes de marzo, cuando le respaldaba el 60% de este mismo colectivo. En total, 23 puntos menos cuando solo restan cuatro meses para las elecciones presidenciales.

ENLACE. Trump’s attack on the papacy is likely to backfire

El camino de Viganò

Tras ser destituido como nuncio de los Estados Unidos en 2016, Viganò resurgió en la política eclesiástica durante el verano de 2018, cuando difundió un testimonio de 11 páginas en el que acusaba a docenas de antiguos y actuales altos cargos de la Iglesia de encubrir acusaciones de abuso sexual del excardenal Theodore McCarrick. El arzobispo también acusó a Francisco de ser parte del encubrimiento y le pidió que renuncie.

Las acusaciones de Viganò han sido impugnadas por la prensa y por varios cardenales estadounidenses. El cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de Obispos del Vaticano, calificó las afirmaciones de Viganò como un “ataque injustificado sobre los hechos” y “con fines políticos”. Se espera que el Vaticano publique en algún momento su informe sobre McCarrick, que fue expulsado por Francisco en 2019.

Vaticanistas han descrito a Viganò como “extremadamente descontento” y atribuyen sus ataques a Francisco en parte a la frustración de no ser elevado a cardenal y de que se le nieguen promociones dentro del Vaticano. Viganò, que estuvo en el centro del escándalo de “Vatileaks”, mantuvo un perfil bajo desde que su testimonio de 2018 se hizo público. Pero ha seguido emitiendo críticas a Francisco y otros funcionarios de la Iglesia a través de sitios web y medios de comunicación.

Criticó la cumbre vaticana organizada por Francisco sobre el abuso sexual en febrero de 2019 por no abordar la homosexualidad. El exnuncio también condenó el Sínodo de la Amazonia en octubre, por lo que denominó “terribles profanaciones idólatras” y dijo que la Basílica de San Pedro debería ser reconsagrada.

En mayo, firmó una carta en la que criticaba las medidas mundiales para contener la pandemia de coronavirus por ser “injustificadamente” violatorias de las libertades personales, incluida la libertad de culto. Esa carta provocó una disputa pública entre Viganò y un acostumbrado aliado, el cardenal Robert Sarah, quien dijo que nunca la había firmado.

ENLACE. ¿Quién es el arzobispo Viganò? Exhaustiva reseña sobre su carrera

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Fuentes:

National Catholic Reporter / Vida Nueva / The Tablet

 

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