Otra mirada a los aportes de “Querida Amazonía”
1:00 p.m. | 22 mar 20 (LOR/VN).- Después de las primeras expresiones de satisfacción o de decepción, conviene dar el paso hacia una lectura reposada de Querida Amazonía, para que no pasen desapercibidos sus desafíos o aportes específicos, y escuchar lo que el Espíritu Santo quiere decir a su Iglesia. Mons. Victor Manuel Fernández, arzobispo de La Plata (Buenos Aires), propone un análisis desde tres ideas: la mayor fuerza profética del texto es su mensaje marcadamente social; el llamado a crear una Iglesia amazónica “marcadamente laical”; y el largo y rico discernimiento hacia un rito amazónico. Reunimos también otros enfoques de líderes indígenas y de la Iglesia.
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Aportes novedosos de “Querida Amazonia”
No cambiar el eje
La mayor fuerza profética de este texto es su mensaje marcadamente social que complementa a Laudato Si e integra con fuerza la dimensión cultural y la dimensión ecológica. Dice, por ejemplo, cosas vibrantes como las siguientes: “La disparidad de poder es enorme, los débiles no tienen recursos para defenderse, mientras el ganador sigue llevándose todo… poderes locales, con la excusa del desarrollo, participaron de alianzas con el objetivo de arrasar la selva de manera impune y sin límites” (QA 13). “La colonización no se detiene, sino que en muchos lugares se transforma, se disfraza y se disimula, pero no pierde la prepotencia contra la vida de los pobres y la fragilidad del ambiente” (QA 16).
Esperemos que nuestras internas eclesiásticas no ahoguen esta voz profética dirigida especialmente a los políticos y empresarios, una voz tan ligada a los recientes acontecimientos que han preocupado a todo el mundo. Si esto ocurre se repetiría una vez más una dificultad nuestra para el diálogo con el mundo, que tan bien le sale a Francisco. Así, mientras muchas personas con sensibilidad social podrían agradecer este aporte del Papa, los católicos nos entretenemos discutiendo cuestiones internas.
Un nuevo paso en la sinodalidad
El documento de Francisco muestra la preocupación por integrar no sólo las voces que aparecieron en el Sínodo, sino también las que se hicieron escuchar de diversas maneras. De hecho, en Querida Amazonia aparecen escritores latinoamericanos relevantes como Pablo Neruda, Vinicius de Moraes, Mario Vargas Llosa o Thiago de Melo, y al mismo tiempo resuenan versos de poetas populares menos conocidos de los distintos países de la Amazonía. Esta novedad aporta al texto una inusual belleza.
También se acogen reflexiones y preocupaciones de trabajadores sociales e investigadores locales, así como de distintos episcopados, con lo cual el texto mismo se vuelve sinodal. Algunos han sostenido que Francisco ha “cerrado las puertas” a la posibilidad de ordenar algunos hombres casados, además de excluir otras propuestas del Sínodo. La verdad es que Francisco sobre este tema no ha cerrado ni abierto, sólo evitó avanzar en soluciones apresuradas.
No hay que ignorar que en la introducción de su exhortación escribe: “No desarrollaré aquí todas las cuestiones abundantemente expuestas en el Documento conclusivo” (QA 2). Entonces, si en Querida Amazonía no menciona algún punto no es porque queda excluido de ulteriores desarrollos, sino porque es evidente que él no quiso repetir al Sínodo, hasta tal punto que ha evitado citarlo. Francisco dice explícitamente: “no pretendo reemplazarlo ni repetirlo” (QA 2). Si no lo reemplaza no lo niega. Tan claro es que no quiere reemplazarlo, que lo que hace es “presentar oficialmente” (3) este documento.
Si bien no se trata de una aprobación de tipo canónica que otorgue al documento del Sínodo un carácter magisterial especial, sin embargo le da una fuerza particular al pedir que todos los obispos y agentes pastorales de la Amazonía “se empeñen en su aplicación” (QA 4). El documento debe ser aplicado entonces. De lo que se trata es de su recepción, y la expresión “aplicación” induce a pensar en una recepción creativa y eficaz.
Evidentemente, en algunos de sus temas esa aplicación será más sencilla, y en otros temas será mucho más lenta y compleja o deberá seguir los cauces adecuados, pero este nuevo procedimiento de redactar una exhortación “complementaria” al Documento conclusivo del Sínodo es una enorme novedad sinodal.
Para una renovación eclesial con laicos empoderados
De cualquier manera, el sueño eclesial que expresa Francisco da lugar a un nuevo impulso para la renovación de la Iglesia. Particular fuerza tiene su llamado a crear una Iglesia amazónica “marcadamente laical” (QA 94). Para ello Francisco exige que los laicos estén “dotados de autoridad” (QA 94). Esto exige revisar un modo de entender el sacerdocio que lo relaciona demasiado con el poder que tiene en la comunidad, y Francisco lo plantea explícitamente en los puntos 87 y 88.
Cuando se dice que el sacerdote es signo del Cristo Cabeza, Francisco indica que debe entenderse de Cristo como fuente de la gracia, especialmente en la Eucaristía, no como fuente de poder. Por eso la conducción de las comunidades puede encomendarse a líderes laicos con autoridad, que puedan engendrar una Iglesia más participativa.
En todo caso, para asegurar la celebración eucarística podría pensarse en un sacerdote itinerante, pero es fundamental que los laicos en la Amazonia desarrollen más sus atribuciones y capacidades aun en orden a organizar y gestionar creativamente las comunidades amazónicas (QA 89). No se puede ignorar que los grupos evangélicos cuentan con infinidad de laicos empoderados (pastores) que penetran capilarmente la Amazonía, mientras nosotros pensamos que con algunos sacerdotes casados vamos a resolver las enormes necesidades que nos reclaman.
El largo y rico discernimiento hacia un rito amazónico
Otro aspecto central del documento es su fuerte acento en la inculturación, que implica también una mayor libertad y una mayor audacia en los actores locales. Esto se expresa en ámbitos muy diversos, incluso en la Liturgia. Por eso Francisco nos pide que evitemos ser demasiado duros con los ritos y expresiones indígenas y ruega que no se las acuse tan rápidamente de paganismo o de “idolatría” (QA 79).
Así se abre espacio a un posible “rito amazónico”, mencionado por Francisco en la nota 120. Este es un punto donde el Sínodo asumió el desafío que propuso el Papa de salir de la polémica sobre los “viri probati” desde arriba, apuntando a un planteo más amplio que pudiera eventualmente englobar también esa cuestión. En el pensamiento de Francisco, una síntesis superior no niega las inquietudes en disputa sino que las recoge de otra manera. Todo se resuelve en un plano superior “que conserva en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna”(EG 228; QA 104).
Este plano superior, en las discusiones del Sínodo, se fue configurando poco a poco como la posibilidad de un “rito amazónico”, que de hecho sería el marco adecuado para discernir mejor la eventualidad de ordenar algunos “viri probati”.
Pero evidentemente esto supondría un largo proceso, equipos de estudio, procedimientos adecuados. Un nuevo rito requiere de un lento, largo y rico camino de discernimiento. Porque discernir algo tan importante con seriedad, con fidelidad al Espíritu y con actitud de comunión es algo que no se puede apresurar por ansiedad o por presiones. Una vez más, “el tiempo es superior al espacio”.
Si sabemos leer sin prejuicios Querida Amazonía podemos encontrar en ella muchos impulsos nuevos para la renovación eclesial. Sería una pena que perdamos esta oportunidad y este desafío por concentrarnos, de un lado o de otro, en un punto demasiado particular y limitado.
Líderes indígenas y el Papa al mismo ritmo
Además de sus luchas por el territorio y la autodeterminación de sus pueblos, varios líderes indígenas de la Amazonía compartieron como auditores el espacio en el Sínodo sobre su región, donde, en muchos momentos, pudieron intercambiar palabras, abrazos, selfies y hasta sueños con el propio papa Francisco en un clima de camaradería.
En Querida Amazonía, sus aspiraciones han tenido la resonancia y la claridad profética esperadas, que se condensan en el leguaje transparente que caracteriza a Bergoglio. Cada uno de ellos, desde sus espacios, ven en la exhortación postsinodal una oportunidad para seguir reivindicando sus derechos. Son la voz de sus comunidades, una voz que resuena en todo el planeta.
“Estoy muy esperanzada de que por fin la Iglesia entienda a la Amazonía”, reivindica a Vida Nueva Patricia Gualinga, líder indígena ecuatoriana del pueblo sarayaku, cuyo papel en la defensa de los territorios ha tenido alcance global. En cuanto a sus primeras impresiones sobre la exhortación, no duda en asegurar que “es un documento que ha recogido todo el sentir y la expresión de lo que se dio en el Sínodo”, el cual tiene “una mirada más amorosa y humana hacia lo que es relacionarse con la Amazonía”.
Gregorio Díaz, del pueblo kurripako, asentado en la comunidad de Guarinuma, en el Estado de Amazonas (Venezuela), es el coordinador general de la COICA (Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica), que, junto con la REPAM (Red Eclesial Panamazónica), preparó el camino sinodal y participó activamente de las consultas.
Para este líder, cuyas luchas datan de los años 90, el Papa “escuchó nuestras propuestas por la Amazonía”, sobre todo en un momento de no retorno ante la feroz devastación que la minería, la ganadería y proyectos hidroeléctricos han ocasionado en uno de los biomas selváticos que alberga el 10% de todas las especies de vida silvestre conocidas.
Resonancia débil
Delio Siticonatzi es un líder indígena peruano, nativo de Santa Rosita, colindante con el río Tambo. Actualmente, lidera Nopoki, una apuesta de educación universitaria para jóvenes indígenas en el corazón de la selva, adscrita a la Universidad Católica Sede Sapientiae. Siente que la resonancia de esta exhortación postsinodal “todavía es débil”, habida cuenta de que muchos de los territorios no tienen acceso a Internet; por ello, reclama que “los vicariatos hagan resonar esta exhortación apostólica dirigida a la comunidad creyente”.
Descendiente de indígenas quechua, Tania Ávila Meneses, coordinadora de Amerindia Bolivia, tiene la impresión de que Francisco va “corazonando” al ritmo de los latidos de los pueblos indígenas, porque ha presentado la exhortación, no como una directriz rígida, sino como sueños, los cuales, para muchos de nuestros pueblos, “son la fuerza que impulsa y construye algo real, con realidades que nos son cercanas”.
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Fuentes:
L’Osservatore Romano / Vida Nueva / Foto: Vatican News