Iglesia y el Holocausto: ni olvido, ni indiferencia
2:00 p.m. | 7 feb 20 (AICA/RD).- Al cumplirse el 75 aniversario de la liberación de Auschwitz, el 27 de enero, día internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, el Vaticano organizó un simposio internacional en la sede de la ONU en Nueva York, para difundir la investigación histórica que documenta cómo la Iglesia católica y Eugenio Pacelli, papa Pío XII, lucharon contra la persecución nazi. Compartimos también una crónica de las últimas visitas papales al campo de exterminio, reseñas de otras iniciativas que enfrentan la violencia antisemita y un mensaje de Francisco con un llamado a preservar la memoria de lo ocurrido, “para no volvernos indiferentes”.
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El 27 de enero, como parte del Día de Recordación del Holocausto, las Naciones Unidas en Nueva York celebraron un evento titulado “Recordando el Holocausto: los esfuerzos documentados de la Iglesia Católica para salvar vidas”. El evento fue copatrocinado por la Fundación Pave the Way (PTWF, por sus siglas en inglés) y la Misión Permanente de Observadores de la Santa Sede ante las Naciones Unidas.
PTWF es una organización no sectaria dedicada a iniciar intercambios entre religiones, identificar obstáculos no teológicos que separan a las religiones y eliminar las barreras de desinformación que conducen a la desconfianza entre las religiones. La Misión Observadora Permanente de la Santa Sede es un brazo diplomático de la Iglesia católica universal.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el papa Pio XII luchó contra Hitler y ayudó a un número sustancial de perseguidos gracias al sistema de ayuda humanitaria que la Iglesia católica puso en marcha. En 1939, escasos meses antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, Pío XII intentó, mediante un plan para preservar la paz, conseguir mediar entre unas potencias europeas que estaban al borde de la guerra.
Tras iniciar la guerra, el 24 de agosto del 1939, el Papa emitió un memorable mensaje radiofónico en el que advirtió que, aunque “el peligro era inminente”, “aún quedaba tiempo”, y concluyó asegurando: “No hay nada que perder con la paz y en cambio sí todo con la guerra”.
El propósito del simposio de la ONU fue dar a conocer al público internacional los resultados más recientes de la investigación histórica que documenta cómo la Iglesia católica y Eugenio Pacelli, papa Pío XII, lucharon contra la persecución nazi.
Luego de la oración dominical del Ángelus, el papa Francisco rezó por la memoria de las víctimas: “Ante esta enorme tragedia, esta atrocidad, la indiferencia no es admisible y la memoria es un deber”, e invitó a los fieles presentes, y a los que seguían la transmisión desde casa, a “hacer un momento de oración y de recogimiento, diciendo cada uno en su propio corazón: ¡nunca más, nunca más!”.
El evento contó con la participación de diversos especialistas en la materia, como los profesores Eduoard Husson, Limore Yagil y Matteo Luigi Napolitano, y se puede visualizar aquí en su totalidad, y también escuchar la intervención introductoria de Gary Krupp, presidente de la Fundación Pave the Way:
Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco en Auschwitz y Birkenau
Fueron tres los Pontífices que visitaron el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. El primero, Juan Pablo II, llegó a este santuario de dolor el 7 de junio de 1979, y allí celebró la Santa Misa. Más tarde, el 28 de mayo de 2006, fue el papa Benedicto XVI quien visitó el campo de exterminio nazi en Polonia. A estas peregrinaciones, entre páginas trágicas de la historia, se añade el viaje silencioso del papa Francisco el 29 de julio de 2016. Viajes espaciados por los años, pero unidos por la oración.
Los pasos de Juan Pablo II, Benedicto XVI y el papa Francisco también se entrelazan con las huellas de vidas quebrantadas por la crueldad ciega que han triunfado sobre la muerte. Como la de San Maximiliano Kolbe, que dio su vida en Auschwitz para salvar la de otro inocente.
La visita de Benedicto XVI al campo nazi forma parte del viaje apostólico de 2006 a Polonia. Un lugar de horror, de acumulación de crímenes contra Dios y contra el hombre que no tiene parangón en la historia”. “El papa Juan Pablo II estaba aquí como hijo del pueblo polaco. Yo estoy hoy aquí como hijo del pueblo alemán”. “Hijo del pueblo alemán, como hijo del pueblo sobre el cual un grupo de criminales alcanzó el poder mediante promesas mentirosas, en nombre de perspectivas de grandeza, de recuperación del honor de la nación y de su importancia, con previsiones de bienestar, y también con la fuerza del terror y de la intimidación; así, usaron y abusaron de nuestro pueblo como instrumento de su frenesí de destrucción y dominio”.
“El lugar en donde nos encontramos -subraya Benedicto XVI- es un lugar de la memoria, el lugar de la Shoah. El pasado no es sólo pasado. Nos atañe también a nosotros y nos señala qué caminos no debemos tomar y qué caminos debemos tomar”… (leer artículo completo).
La historia de los 70 muchachos judíos salvados por los Salesianos
Hubo quienes ante la abominación de las leyes raciales decidieron escuchar a su propia conciencia. Después del 5 de septiembre de 1938 en Italia la obligación legal era denunciar a los judíos. Los Salesianos del Instituto Pío XI desobedecieron: prefirieron no anteponer nada a la persona. Esta es la poco conocida historia de los 70 muchachos judíos escondidos varias veces entre 1943 y 1944 dentro de los muros del Instituto Romano Pío XI.
Los acontecimientos que tuvieron lugar durante la persecución nazi se narran en la película documental “El escudo del otro”. Los alumnos y profesores que actúan hoy son los que asisten a la escuela, declarada en 2019 por la Fundación Internacional “Raoul Wallenberg” “Casa de la vida”. Estos jóvenes del 2020 se identificaron con sus compañeros de hace setenta y cinco años, interpretando los hechos relatados en el libro “No hemos hecho nada más que nuestro deber”, escrito por el sacerdote salesiano Francesco Motto.
“Durante los nueve meses de ocupación alemana en Roma -nos dice el religioso- setenta muchachos encontraron refugio en nuestro instituto en la Piazza Maria Ausiliatrice. Hace unos veinte años conseguimos localizar a muchos de ellos, que desgraciadamente hoy están todos muertos. Las entrevistas que recogimos en 1994 constituyen la base para la realización de esta producción. Es un producto escolar, no profesional, pero de excelente nivel. Los chicos se han identificado con sus compañeros de 75 años atrás”… (leer artículo completo).
El cartel en la puerta de la iglesia con el que un cura afronta el antisemitismo: “Aquí vive un judío: Jesús”
El párroco de la iglesia de San Giacomo di La Loggia de Turín, Ruggero Marini, ha querido “sacudir las conciencias” poniendo un cartel a la puerta: “Aquí vive un judío: Jesús”. Según cuenta el diario Avvenire, el sacerdote ha querido tener este gesto ante los crecientes brotes de antisemitismo. Un propuesta que hasta ahora solo ha tenido ecos positivos. “La gente que pasa se detiene, lee, y algunos me buscan para transmitirme algún tipo de testimonio positivo. Eso era lo que más quería: sacudir mi conciencia”, relata. Lo último que le han comentado algunos profesores de las escuelas cercanas es que iban a tratar la cuestión con sus alumnos tras ver el cartel.
Para Marini, “decir que la iglesia es el hogar del Jesús judío significa convertir el dolor en un acontecimiento sacramental. Y además estamos diciendo una verdad que quizás hoy muchos, demasiados, olvidan”. Aunque le han arrancado el cartel varias veces por la noche, el sacerdote lo sigue poniendo cada mañana… (leer artículo completo).
El Papa: sembrar la paz donde hay odio
Tras mencionar el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, el Papa recordó su visita a este campo en el 2016. Allí, dijo, me detuve para interiorizarme, para rezar en silencio. Una vez más el Papa señaló que hoy en día, absorbidos por el torbellino de las cosas, nos resulta difícil detenernos, mirar dentro de nosotros mismos, callarnos para escuchar el grito de la humanidad que sufre.
El aniversario de la “indecible crueldad” que la humanidad descubrió hace setenta y cinco años es un llamado a detenerse, a permanecer en silencio y a recordar. Lo necesitamos, dijo, para no quedar indiferentes.
“El consumismo de hoy también es verbal: cuántas palabras inútiles, cuánto tiempo perdido en impugnar y acusar, cuántas ofensas gritadas, independientemente de lo que se diga. El silencio, por otro lado, ayuda a preservar la memoria. Si perdemos la memoria, aniquilamos el futuro”.
Por último, el Papa mencionó la Declaración Nostra Aetate, que subraya que nosotros, judíos y cristianos, tenemos un rico patrimonio espiritual común que debemos descubrir cada vez más para ponerlo al servicio de todos. Siento que, especialmente hoy, recordó, estamos llamados, ante todo, a este servicio: no a distanciarnos y excluirnos, sino a hacernos cercanos e incluirnos; no a favorecer soluciones de fuerza, sino a iniciar caminos de proximidad.
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Fuentes:
AICA / Religión Digital / Foto: Vatican News