La reacción de la Iglesia alemana ante la crisis por abusos

10:00 a m| 24 set 19 (CX/VN).- Hace meses se viene preparando en Alemania la propuesta que los obispos han denominado “camino sinodal”. Esta iniciativa de la Conferencia Episcopal, que pretende incorporar en el debate y la toma de decisiones a los laicos, surgió como una respuesta a la crisis de los abusos, y abordará cuestiones como la organización del poder eclesial, el celibato y el papel de la mujer.

A pesar de las resistencias desde el Vaticano (por temas de autonomía de Iglesia local y participación de laicos), la iniciativa no se ha detenido, y el presidente del episcopado alemán, Reinhard Marx, logró reunirse con Francisco. Marx destacó un “diálogo constructivo” que se reflejará en el “camino sinodal”. En estos días, los obispos alemanes definen más detalles de la iniciativa en su asamblea plenaria.

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A partir de una serie de “sesiones de escucha” que los obispos celebraron del 2011 al 2015, “no elegimos un sínodo porque llevaría demasiado tiempo”, y un reporte sobre el abuso sexual del clero pedía una respuesta rápida. Así que “hemos elegido algo sui generis: el camino sinodal”, dijo Matthias Kopp, portavoz de la conferencia.

La Conferencia Episcopal discute ahora mismo detalles finales para el “camino sinodal”, mientras los obispos se reúnan hasta 26 de septiembre en Fulda. Tanto los líderes de los obispos como los del Comité Central de Católicos Alemanes (laicos) parecen estar de acuerdo en iniciar un proceso de dos años a partir del Adviento.

El cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, escribió una carta al presidente de la Conferencia Episcopal Alemana a principios de septiembre insistiendo en que el proceso no podía comenzar sin la aprobación del Papa.

En la comunicación del cardenal se incluyó también una crítica del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, dirigida a un documento con estatutos propuestos para el “camino sinodal”. El Pontificio Consejo señaló que mientras que los obispos alemanes llamaban a su proceso un “camino sinodal”, era, de hecho, un concilio plenario y debía seguir los procedimientos esbozados en el Código de Derecho Canónico.

A nivel de las personas involucradas y del tipo de decisiones que se pueden tomar, un concilio plenario, como el que se está preparando actualmente para la Iglesia Católica en Australia (que recién iniciaría en el 2020), es la asamblea de gobierno más importante que los obispos de una nación pueden convocar.

Para comenzar ese tipo de proceso es necesario la aprobación del Vaticano, que también debe dar el visto bueno al obispo elegido para presidir la asamblea. Por otro lado, solo los obispos tienen voto “deliberativo” sobre las decisiones a tomar, y un número limitado de sacerdotes, religiosos y laicos pueden ser invitados, pueden hablar y tener un voto “consultivo”.

Y las decisiones de un concilio plenario no son promulgadas hasta que sean revisadas por el Vaticano, de acuerdo con el derecho canónico. Un sínodo diocesano o nacional tiene un alcance más limitado; los participantes que no son obispos están allí para ayudarlos ofreciendo sus opiniones, incluso si esas eventualmente derivan en votos.

Tras el escándalo del abuso sexual y el informe independiente sobre su impacto y antecedentes, los obispos alemanes decidieron que necesitaban trabajar con los laicos católicos para abordar las cuestiones planteadas en cuatro áreas: el ejercicio del poder y la autoridad en la Iglesia; la moral sexual; el sacerdocio, incluyendo el tema del celibato obligatorio; y el papel de las mujeres en la Iglesia, incluyendo la posibilidad de abrirles más áreas de ministerio.

El Pontificio Consejo para los Textos Legislativos insistió en que, dado que estos temas “tocan a toda la Iglesia”, no pueden ser objeto de deliberaciones en un solo país. El Pontificio Consejo también se opuso a la propuesta de estatutos que parece dar un voto con igual peso tanto a obispos como laicos, sin distinguir entre un voto “deliberativo” y un voto “consultivo”.

En respuesta a las cartas enviadas desde el Vaticano, el cardenal alemán Reinhard Marx, presidente de la Conferencia Episcopal, se reunió con ambos en Roma (Francisco y Ouellet) a mediados de septiembre para discutir los planes para el “camino sinodal” alemán. En ambas reuniones, “se produjo un diálogo constructivo, que se verá reflejado en las deliberaciones” de la asamblea general de obispos en Fulda, dijo Marx en una declaración publicada el 20 de septiembre.

En junio se publicó la carta del papa Francisco al “pueblo peregrino de Dios en Alemania”, en la que prometía su “apoyo” y su deseo de “estar más cerca de ustedes para caminar a su lado y fomentar la búsqueda para responder con parresia a la situación presente”.

Al mismo tiempo, el Papa dijo que tomar un camino sinodal es un proceso que debe ser guiado por el Espíritu Santo con paciencia y no una “búsqueda de resultados inmediatos que generen consecuencias rápidas y mediáticas pero efímeras por falta de maduración o porque no responden a la vocación a la que estamos llamados”.

Marx ha sido citado repetidamente diciendo que las deliberaciones del “camino sinodal” serían “vinculantes”, pero Kopp declaró el 20 de septiembre que “se refiere a que habrá una votación”, no simplemente una discusión. Sin embargo, dijo, “la decisión de poner en práctica es siempre responsabilidad del obispo” y nada puede imponerse a un obispo que no esté de acuerdo.

Kopp también dijo que si bien todos los involucrados en la deliberación del “camino sinodal” tendrán un voto, para la aprobación de una propuesta “se necesitaría una doble mayoría: una mayoría de los miembros y una mayoría de dos tercios de los obispos”.

Cuando se encontró con Francisco en privado el 19 de septiembre, Marx le entregó una carta que él y Thomas Sternberg, presidente del Comité Central de Católicos Alemanes (laicos), firmaron después de una reunión conjunta de obispos y miembros del comité.

“Queremos emprender un camino de conversión y renovación. Queremos escuchar juntos la Palabra de Dios en nuestro tiempo para poder testimoniarla con credibilidad”, escribieron. “Queremos luchar contra las causas del escándalo de los abusos y renovar nuestra comunión como Iglesia”.

Refiriéndose a los cuatro temas específicos que el “camino sinodal” está siendo diseñado para discutir, dijeron: “necesitamos estudiar estos temas en profundidad para dar un testimonio creíble de la Buena Nueva en medio del mundo actual”. Necesitamos un entorno de conversación abierta y respetuosa para buscar soluciones juntos”.

Hace precisamente un año, los obispos alemanes hicieron público un informe en el que contabilizaban 3.677 casos de abusos sexuales a niños y jóvenes por parte de 1.670 clérigos entre 1946 y 2014.

 

El cardenal Marx confirma que el “camino sinodal” de Alemania sigue adelante

El cardenal Reinhard Marx, como presidente de los obispos alemanes al comienzo de la asamblea plenaria de otoño de la Conferencia Episcopal, ha confirmado que el llamado “camino sinodal” sigue adelante. “No hay señal de stop desde Roma”, ha informado el purpurado en un encuentro con los medios de comunicación.

Él ha participado durante la semana pasada en el consejo de cardenales y se ha reunido personalmente para tratar la cuestión de la legitimidad de la asamblea convocada con el papa Francisco y el prefecto de la Congregación para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet.

Tras la apertura de la plenaria, en la ciudad alemana de Fulda, el cardenal alemán señaló que en Roma dejó claro que ve “las cosas de manera diferente”, postura que implica que sigue adelante la cita preparada por los obispos con el Comité Central de Católicos Alemanes, una destacada asociación laical con el único objetivo de “evangelizar” de forma más eficaz, reclamó. Pero, prosiguió, “¿cómo podemos evangelizar cuando nuestra credibilidad se ha perdido? Para recuperar esta credibilidad hay que preguntarse también por una nueva imagen del sacerdote y por una estructura eclesial que no se basa en el que manda y el que obedece”.

“La pregunta es: ¿cómo podemos evangelizar si nuestra credibilidad se ha perdido?”, se ha preguntado en su intervención. Y, a la espera de las respuestas de la asamblea, ha señalado que los pasos de la Iglesia en Alemania serán siempre con la intención de “permanecer en comunión con la Iglesia”. Por ello, ha confirmado que las conclusiones de aquellas cuestiones que afectan a toda la catolicidad deben enviarse al Papa de “modo sinodal” cono contribución a la reflexión universal. “No podemos hacer leyes que anulen la ley de la iglesia”, añadió.

Entre los temas de la asamblea está el papel de la mujer, que “es extremadamente importante”, señaló. De hecho, el cardenal Marx conversó antes de entrar a la plenaria con un grupo de mujeres que se manifestaban para pedir una mayor igualdad en la Iglesia. “Lo sé, necesitamos movimiento. Insto y presiono, pero a veces las cosas suceden lentamente”, ha dicho a unas representantes de la Asociación de Mujeres Católicas.

 

¿Hasta qué punto tiene autonomía una Iglesia local para decidir su estilo pastoral? (Opinión: Mateo González Alonso)

El cardenal alemán Reinhard Marx participará el próximo mes de octubre en el sínodo sobre la región amazónica. Una convocatoria de la que se debatirán muchos sobre la situación de la Iglesia en esta amplia región americana y se valorará la respuesta misionera de la evangelización cristiana a los habitantes de este peculiar territorio.

Pero esta no es la única cita sinodal que el purpurado germánico tiene en su agenda. Estos días son decisivos para la puesta en marcha del “camino sinodal” convocado por la Conferencia Episcopal Alemana con una considerable asociación laical, el Comité Central de Católicos Alemanes.

Una cita polémica tras haber sido cuestionada por el Vaticano con una carta del 4 de septiembre del prefecto de la Congregación para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet, matizando mucho el alcance o la legitimidad de algunas de las decisiones pastorales que pudieran salir de esta asamblea en temas como el papel de la mujer en la Iglesia, el poder de la Iglesia, el celibato o la integración de los homosexuales –núcleos marcados por los organizadores para su discusión–.

La carta de Ouellet contrasta con el espaldarazo que el propio papa Francisco dio a la cita el pasado 29 de junio a través de una carta a los católicos alemanes defendiendo que “las Iglesias particulares, si se encuentran separadas del entero cuerpo eclesial, se debilitan, marchitan y mueren”, situación que motivó la convocatoria de esta asta asamblea para dar respuesta a la “erosión de la fe”. Una erosión que en Alemania se traduce en el descenso de número de creyentes tras, entre otros factores, crisis como la generada por los abusos sexuales en el seno de la Iglesia. Ahora ambos textos se leen desde el Vaticano como una hermenéutica de la sinodalidad que alcanza según qué temas y qué decisiones.

En cualquier caso, tras pasar en Roma la semana el cardenal Marx para las reuniones del consejo de cardenales para la reforma de la Curia, desde este 23 de septiembre hasta el jueves, 26 de septiembre, en la ciudad de Fulda se reúne la plenaria de otoño de la Conferencia Episcopal y parece evidente que el ‘camino sinodal’ no se detendrá en una vía muerta. En esto el presidente de la conferencia no está solo.

Lo han dicho desde el primer momento los convocantes cuando el pasado 12 de septiembre respondieron a Ouellet con una carta con cierto todo desafiante. “Esperamos que los resultados de formar una opinión en nuestro país sean también una ayuda para la guía de la Iglesia universal y para otras conferencias episcopales caso por caso”, señalaban en la misiva. Y, a la vez, sacaban pecho defendiendo los objetivos que han motivado a la convocatoria de esta iniciativa eclesial: “Hemos llegado a la conclusión de que tenemos que tratar este tema a fondo si queremos aprender de las consecuencias del abuso por parte del poder eclesiástico. Queremos emprender un camino que implique un cambio de dirección y una renovación”, reclamaron.

Hoy el nuncio Nikola Eterovic intervendrá en la asamblea espicopal. El propio Marx ha explicado al papa Francisco los últimos movimientos de la reunión la semana pasada cuando participaba en las reuniones del C6 y el consejo de Economía –también se entrevistó personalmente con el cardenal Marc Ouellet–. En estas semanas de verá si en este pulso entre la iglesia local alemana y la maquinaria curial hay vencedores y vencidos.

Los argumentos

En el fondo de esta tensión está la legitimidad de debatir y llegar a decisiones sobre determinadas cuestiones cuya praxis pastoral es expresión de una determinada visión teológica, moral, eclesiológica o antropológica… Nadie cuestiona que ante la crisis vivida por la Iglesia católica en Alemania, esta busque movilizarse para hacer más eficaz su misión evangelizadora –en este sentido es incluso envidiable su inconformismo y sus ganas de buscar nuevas formas de anunciar el mensaje de Jesucristo en una sociedad compleja–.

Ahora bien, todo se complica cuando se tocan determinadas cuestiones fronterizas en las que la reflexión teológica va con pies de plomo posponiendo sine die porque no hay una claridad serena como para no poner en peligro la comunión o la unidad eclesial y sus derivas de uniformidad.

Ante esta disyuntiva, el Vaticano y los prelados alemanes hablan de diálogo constructivo o de “renacimiento bajo el signo de la comunión”, una comunión en la entra lo global y lo local –un debate de nuestro tiempo que trasciende lo eclesial–. A simple vista los temas que marcarán la cita sinodal alemana tienen unas implicaciones que trascienden los límites del país germánico.

“El poder y el compartir de los poderes en la Iglesia, participar y participar juntos en la tarea misionera”, “La existencia sacerdotal hoy”, “La mujer en los servicios y las tareas eclesiales”, “La vida en las relaciones exitosas, vivir el amor en la sexualidad y en la pareja” son los títulos de los apartados que estructuran la cita. Hay que ver en qué sentido se abordan, si las implicaciones pastoral de los temas conlleva un cambio fundamental en el depósito del Magisterio. En cualquier caso es posible que hay quien espere más y que otros se escandalicen a ver sobre la mesa temas que presumiblemente ya dejó sentenciados para la eternidad Juan Pablo II o el concilio de Trento.

No es la primera vez que la Conferencia Episcopal Alemana se siente señalada por iniciativas pioneras como esta. Pensemos años atrás con la publicación del Catecismo católico para adultos, una obra acogida inicialmente con recelo que años después incluso acabó publicando la BAC–de entrada, nada sospechoso de heterodoxia– en 1988 y 1989. O, más recientemente, todo lo referente a la intercomunicación. ¿Será posible este diálogo constructivo o triunfarán los intentos por no querer afrontar los problemas con la técnica de la patada hacia arriba?

 

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Fuentes:

Crux / Vida Nueva / Religión Digital / Vatican News

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