Educación teológica para la acogida y el diálogo interreligioso
6:00 p m| 12 jul 19 (LC/AICA).- Invitado por la Pontificia Facultad Teológica del sur de Italia, el papa Francisco destacó en una conferencia la importancia de una “teología del discernimiento, de la misericordia y de la acogida, que se lanza al diálogo con la sociedad, las culturas y las religiones”. Para ello, explicó la necesidad de formar estudiantes de teología en diálogo con otras confesiones, que les permita comprender las diferencias y aporten en la construcción “de una sociedad que valora la diversidad y la convivencia pacífica”.
Francisco presentó su discurso como cierre del evento, entre profesores, seminaristas y estudiantes italianos y extranjeros. La conferencia tuvo como título: “Teología después de la Veritatis gaudium en el contexto del Mediterráneo”. Recogemos el comentario de Robert Mickens, vaticanista, editor de La Croix, así como la síntesis de una carta que los jóvenes estudiantes de teología le escribieron al Papa, días antes de la presentación, sobre sus inquietudes y posibles factores de renovación en las facultades de Teología.
—————————————————————————
La visión teológica radical del papa Francisco (Robert Mickens)
Desde los primeros días de su pontificado, Francisco ha demostrado no ser ideológico y sorprendentemente no partidista. A pesar del despotricar de algunos de sus detractores, incluso dentro de los sectores más intransigentes de la jerarquía de la Iglesia, este Papa es definitivamente católico. Pero aún más que eso, es cristiano.
Al igual que su homónimo, Francisco de Asís, la fe y el liderazgo del papa se basan profundamente en una lectura radical del Evangelio de Jesucristo y en su adhesión a él. Como Obispo de Roma, no está obsesionado con tratar de mostrar que sus propias enseñanzas están en continuidad con los pronunciamientos magisteriales anteriores, especialmente cuando se ha demostrado que esas enseñanzas anteriores son defectuosas (o falsas).
Francisco se preocupa más por convertir a la Iglesia a la radicalidad del Evangelio, aunque eso signifique perder poder mundano, prestigio, privilegio e influencia. No está interesado en la preservación de nada que no sea esencial para ese Evangelio. Tampoco es dado a mantener cualquier tipo de apariencia que la Iglesia (y los papas) nunca pueden errar.
Por esta y muchas otras razones, ha sido criticado por ser teológicamente débil. El Cardenal Gerhard Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha sido uno de los críticos más vocales, aunque utiliza la clásica estratagema cortesana del Vaticano de culpar a los asesores del Papa, en lugar de apuntar directamente a él. Muchos teólogos profesionales parecen pensar que el papa Francisco tiene sus limitaciones en teología. Están muy equivocados.
-Teología renovada y en un contexto específico
El Papa, de 82 años de edad, pronunció recientemente uno de los discursos teológicos más importantes de su pontificado. Es una pena que haya pasado casi desapercibido, porque fue una presentación clara de cómo ve la teología, y su papel en la Iglesia y en el mundo de hoy.
Dio el discurso el 21 de junio en una escuela de teología dirigida por jesuitas en la ciudad portuaria italiana de Nápoles. Fue tan notable la forma en que fue presentado, como en lo que el Papa dijo en realidad. Antes de hablar, Francisco pasó la mayor parte de la mañana escuchando las presentaciones teológicas ofrecidas por otros oradores. Sólo después de eso ofreció sus propios pensamientos.
El título de su discurso fue: “Teología después de Veritatis gaudium (la constitución apostólica de 2018 sobre las universidades y facultades eclesiásticas) en el contexto del Mediterráneo”. Es importante notar que Francisco cree que solo se puede hacer teología en un contexto real, de carne y hueso. Nunca puede ser ejercida como una mera idea o ideal. Y fue en el contexto del Mediterráneo, cuna de la civilización occidental -tanto como lo es hoy- que el Papa buscó mostrar cómo deben proceder las investigaciones teológicas de la Iglesia.
“El Mediterráneo es desde siempre lugar de tránsito, de intercambio y, en ocasiones, también de conflicto”, dijo Francisco. Señaló que se trata de una zona que se enfrenta a una serie de cuestiones dramáticas, que él y los líderes musulmanes destacaron durante su viaje histórico a los Emiratos Árabes Unidos el pasado mes de febrero.
“Este lugar nos coloca hoy ante una serie de cuestiones, a menudo dramáticas. Estas se pueden traducir en algunas preguntas que nos hemos hecho en el encuentro interreligioso de Abu Dhabi: ¿Cómo cuidarnos recíprocamente en la única familia humana? ¿Cómo alimentar una convivencia tolerante y pacífica que se traduzca en auténtica fraternidad? ¿Cómo hacer para que en nuestras comunidades prevalezca la acogida del otro, de quien es distinto a nosotros porque pertenece a una tradición religiosa y cultural diversa a la nuestra? ¿Cómo pueden ser las religiones caminos de hermandad y no muros de separación?”, recordó el papa.
-El diálogo como elemento esencial de la teología
“Estas y otras cuestiones han de ser interpretadas a varios niveles, y piden un esfuerzo generoso de escucha, de estudio y de confrontación a fin de promover procesos de liberación, de paz, de fraternidad y de justicia. Debemos convencernos: Se trata de iniciar procesos, no de hacer definiciones de espacios, ocupar espacios… Iniciar procesos”, dijo a los reunidos en un patio al aire libre bajo el famoso sol napolitano.
Diálogo sobre las grandes cuestiones para nuestra humanidad común, como hijos del Dios Único, en aras de la coexistencia pacífica. Todo esto es parte de la teología en la visión de Francisco. “No se pierde nada con el diálogo. Siempre se gana. Con el monólogo, todos perdemos, todos”, advirtió. Dijo que el diálogo “no es una fórmula mágica”, pero que es esencial -especialmente con los musulmanes y los judíos- para la renovación de la teología de manera interdisciplinaria.
“Los estudiantes de teología deberían ser educados en el diálogo con el judaísmo y con el islam para comprender las raíces comunes y las diferencias de nuestras identidades religiosas, y contribuir así más eficazmente a la edificación de una sociedad que aprecia la diversidad y favorece el respeto, la fraternidad y la convivencia pacífica”, dijo.
Tal diálogo debe estar marcado por la compasión y la misericordia, añadió el Papa. “Es importante que los teólogos sean hombres y mujeres de compasión —subrayo esto: que sean hombres y mujeres de compasión—, tocados por la existencia oprimida de muchos, por las esclavitudes de hoy, por las llagas sociales, por las violencias, por las guerras y por las enormes injusticias sufridas por tantos pobres que viven en las orillas de este mar común”, dijo.
Una teología sin tal compasión no estaría arraigada en la realidad, sino en un aula, sostuvo el Papa. Dijo que sería “una teología de laboratorio, una teología pura, destilada como el agua, el agua destilada que no sabe a nada”.
-Diálogo de bienvenida
“Yo diría que la teología, particularmente en este contexto, está llamada a ser una teología de acogida”, insistió Francisco. Dijo que debe “desarrollar un diálogo sincero con las instituciones sociales y civiles, con centros universitarios y de investigación, con las autoridades religiosas y con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad, para construir pacíficamente una sociedad inclusiva y fraterna y también para custodiar la creación”.
El punto más importante para el papa Francisco es que el núcleo esencial de la fe cristiana -el kerigma- sea el corazón de la teología y la evangelización (la predicación de la Buena Nueva). “No apologética, no manuales, sino evangelización. En el centro está la evangelización, que no es lo mismo que el proselitismo”, dijo.
“En el diálogo con las culturas y las religiones, la Iglesia anuncia la Buena Noticia de Jesús y la práctica del amor evangélico que Él predicaba como una síntesis de toda la enseñanza de la Ley, de las visiones de los Profetas y de la voluntad del Padre”.
“El diálogo es más que nada un método de discernimiento y de anuncio de la Palabra de amor que se dirige a toda persona y que desea habitar en el corazón de cada uno. Solamente en la escucha de esta Palabra y en la experiencia del amor que ella comunica se puede discernir la actualidad del kerigma. El diálogo, de este modo intenso, es una forma de acogida”, añadió el Papa.
-Cuestionar la tradición y crecer desde sus raíces
Pero esto también significa que los teólogos deben “revisar y reconsiderar continuamente la tradición. Reconsidere la tradición, y sigue haciendo preguntas”, enfatizó Francisco. Dijo que la nuestra es una “tradición viva” que puede ayudar a dar sentido a los problemas contemporáneos. “Con la condición, no obstante, de que la relectura se haga con una voluntad sincera de purificación de la memoria, es decir, sabiendo discernir en qué grado se trata de un vehículo de la intención originaria de Dios, revelada en el Espíritu de Jesucristo y, por otro lado, en qué grado es infiel a esta intención misericordiosa y salvífica”, insistió.
El papa Francisco dijo que el cristianismo occidental había “aprendido de muchos errores y momentos críticos del pasado”. Esto le ayudará a “volver a sus fuentes con la esperanza de poder dar testimonio de la Buena Nueva a los pueblos del Este y del Oeste, del Norte y del Sur”.
Al “mantener la mente y el corazón fijos en el Dios amoroso y misericordioso” (cf. Jn 4,2), la teología debe animar a “los pueblos del Mediterráneo a rechazar toda tentación de reconquista y de clausura de la identidad”, que, según el Papa, son el resultado del miedo. “La teología no se puede hacer en un ambiente de miedo”, dijo.
-La teología renovada que Francisco quiere
“Sueño con facultades teológicas donde se viva la convivialidad de las diferencias, donde se practique una teología del diálogo y de la acogida, donde se experimente el modelo poliédrico del saber teológico, en lugar de una esfera estática y desencarnada. Donde la investigación teológica sea capaz de promover un esforzado y fascinante proceso de inculturación”, dijo el papa Francisco, resumiendo su largo discurso.
Y aquí está su balance final: “La teología después de Veritatis gaudium es una teología kerigmática, una teología del discernimiento, de la misericordia y de la acogida, que se lanza al diálogo con la sociedad, las culturas y las religiones para la construcción de la convivencia pacífica de personas y pueblos”. Esto no es una rendición de la fe cristiana o un debilitamiento de la creencia de la Iglesia en la verdad del mensaje del Evangelio. Más bien, es una afirmación audaz de ambos.
Y es la única manera responsable -y evangélica- de hacer teología en un mundo donde algunos usarían la religión para dividir en lugar de unir, para destruir en lugar de construir, para infundir miedo en lugar de amor y esperanza.
ENLACE. Conferencia completa del papa Francisco en el Congreso de Teología (Nápoles)
El Papa en Nápoles: la Carta de los estudiantes de Teología
La carta que un grupo de 25 estudiantes, en su mayoría mujeres, laicos, de entre veinte y cuarenta años, escribió y entregó al Papa con motivo de su llegada a Nápoles a su universidad, la Pontificia Facultad Teológica del Sur de Italia, se titula “Antes de que las piedras griten”.
La carta aborda cuestiones que parecen centrales para los jóvenes teólogos y que cuestionan la renovación del estudio de la Teología y no sólo el tema del identikit y el papel del laico y de la mujer, cuya importancia, dentro de la historia de la salvación, escriben, “a menudo se ignora deliberadamente”.
Del escrito surge el deseo de llevar a cabo cada vez más un proceso académico abierto y practicable para todos. Chiara Franchitti, una de las redactoras de la carta, cuenta al Vatican News sobre el sentido de “renovación” que todos sienten y lo que esperan del encuentro del próximo viernes con el Papa:
“Una palabra clave es ciertamente renovación, parte de la carta está dedicada a la renovación dentro de las facultades de teología. Pero no sólo eso, no es casualidad que todos seamos laicos, mujeres. Nos llevó a reflexionar sobre el papel de los laicos hoy y deducimos que todavía queda mucho por hacer, por mejorar. Finalmente, no pudimos dejar de hablar de la Iglesia de los pobres, donde la pobreza significa también pobreza existencial y donde las necesidades y exigencias no son sólo materiales sino también psicológicas, morales. Y el papa Francisco en materia de pobreza y dignidad de la persona es un gran maestro para nosotros”.
-No sabemos si el Papa tendrá la posibilidad de responderle. ¿Cuáles son sus expectativas en este sentido?
“No esperamos que un evento sea un fin en sí mismo y ya tenemos todos los prerrequisitos para creer que no lo es. Basta con considerar todas las iniciativas promovidas durante el año por nuestra facultad, la presentación de libros, conciertos. Hemos recibido este año a muchos profesores de otras facultades, todos en perfecta armonía con la línea de apertura que desde hace varios años nuestra facultad está llevando a cabo. En este contexto de apertura y renovación está también la llegada del papa Francisco a Nápoles”.
-Muchos de ustedes son también profesores y continuadores en su formación… ¿Qué es lo que has notado entre las asignaturas que estudian y luego la realidad de la enseñanza y de la formación de otros estudiantes?
“Nuestra vida en la Iglesia y en el mundo como laicos y, al mismo tiempo, nuestra familiaridad con la Palabra nos proporciona las herramientas para saber leer la realidad en la que vivimos. A la luz de estos supuestos, está claro que los estudios teológicos nunca se limitan al puro placer o a algo abstracto, habiendo hecho del objeto de estudio no una idea sino una persona”.
“La formación universitaria y la experiencia práctica en el campo de la teología se entrecruzan. Entre otras cosas, en los últimos años la colaboración de la teología con otras disciplinas se ha hecho cada vez más frecuente. Basta pensar, por ejemplo, en el vasto campo de la bioética, pero en todo esto lo importante es no perder de vista la conciencia de que, como está escrito en el número 22 de la Gaudium et spes y recogido en el proemio de Veritatis gaudium, el único hombre que se revela plenamente a sí mismo y tenemos todos los medios necesarios para ser la prolongación en la actualidad”.
-El sueño de los jóvenes estudiantes
Como también pedía el proemio de Veritatis gaudium, los estudiantes relanzaron la necesidad de una facultad teológica que les preparara para la lectura de la vida contemporánea y el discurso interdisciplinario, pero que también les abriera la puerta a la profesionalidad especializada, en vista de lo cual propusieron, entre otras cosas, una formación política y de maestría. Y concluyen: “Si los laicos hemos encontrado la motivación para comenzar este camino juntos, es porque el Papa sueña”.
Enlaces relacionados:
- Card. Sepe: El Papa en Nápoles para fomentar una teología en salida
- Patriarca Bartolomé: concepto de “invasión” no desaparece de la memoria de los pueblos
- Nápoles: caminos hacia un Mediterráneo de convivencia pacífica y tolerante
Fuentes:
La Croix / AICA / Vatican News