Avanza el Sínodo: No a los populismos. Cierra las puertas y las manos

4:00 p m| 17 oct 18 (VI/RD/VATN).- Después de dos semanas de reflexiones e intercambios entre los participantes de la Asamblea del Sínodo, avanza la primera mitad y son abundantes los temas abordados, siempre desde un enfoque cercano a la juventud, que es el hilo central de la convocatoria. Un tema recurrente en los primeros días fue la advertencia del daño que pueden causar los populismos y regímenes totalitarios, sobre todo en los más débiles. Eso se vincula directamente con la problemática de los migrantes, de la que también se ha conversado en los primeros días. Entre las dinámicas de las intervenciones, destaca la participación de los jóvenes en la Asamblea, transmitiendo su visión y preocupaciones según su procedencia.

Sexualidad y castidad prematrimonial, género y matrimonio fueron otros temas que también figuran en los informes diarios, pero como mencionó en algún momento el prefecto del Dicasterio para la comunicación, Paolo Ruffini, las discusiones son más bien amplias, partiendo de un “razonamiento global” sobre las “nuevas pobrezas” que viven los jóvenes, algunos víctimas de la “guerra, falta de trabajo o de raíces, poca educación o nula”. Se habló también de la necesidad de una Iglesia que busque acercarse a los jóvenes, con transparencia y encarando la crisis -de abusos- con responsabilidad. Por último, se definió la comisión redactora del documento final, que según la máxima autoridad del Sínodo “debe ser provocador y que remueva las aguas”.

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Preocupación por totalitarismos y populismos

En una de sus primeras intervenciones, el Papa pidió a los jóvenes valentía, coherencia y concreción. Pero antes advirtió sobre los peligros de los populismos que hacen ver en el otro, en el extranjero, el mal, un enemigo que debe ser alejado: “Hoy están de moda los populismos, que no tienen nada que ver con lo ‘popular’. Lo popular es la cultura del pueblo, que se expresa en el arte, en las ciencias, se expresa en la fiesta: cada pueblo hace fiesta a su manera”.

“Pero el populismo es lo contrario: es la cerrazón en un modelo: ‘Estamos cerrados, solo estamos nosotros’. Y cuando se está cerrados no se va adelante”. ˛Cómo derrotar esta mentalidad de cerrazón, esta mentalidad que lleva a “esclavizar a los más débiles”, que lleva a “cerrar no solo las puertas, sino también las manos”? “Se derrota con el abrazo, con la acogida, con el diálogo, con el amor que es la palabra que abre todas las puertas”, afirmó Bergoglio.

En una sesión posterior, se escuchó al presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea, monseñor Jean-Claude Hollerich, quien expuso su preocupación por estas tendencias que nacen en la política y que se reflejan en el tejido social. “El populismo, en las formas que ha asumido en los últimos tiempos y muy alejado de ese ‘populismo cristiano’ promovido por el Papa Francisco del “servir y escuchar”, está poniendo a Europa “en peligro, hay que ser claros”, afirmó.

También se habló sobre los totalitarismos, vistos con inquietante curiosidad por algunos jóvenes, sobre todo los que están alejados y los que son inconscientes de las heridas provocadas en la historia, y que están volviendo a surgir en algunas partes del mundo y con dimensiones completamente nuevas. Son “totalitarismos camuflados, que imponen falsos silogismos”, afirmaron los padres sinodales en el Aula; “por ejemplo, hay un totalitarismo de la red que manipula y genera ideologías”, explicó el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de la Ciudad de México, al citar durante el Sínodo el testimonio de un profesor que le contó que un chico mexicano de entre 13 y 14 años se suicidó ahogándose en un río por seguir indicaciones que recibía en la red.

Los jóvenes y los adolescentes son “las víctimas más comunes” de estos totalitarismos, dijo el cardenal mexicano, se insinúan de manera más velada con respecto a los totalitarismos en ámbito político y económico, que son “tentaciones para la sociedad, maneras para controlar el poder”.

Justamente, Francisco ya había comentado sobre los peligros de la red: “Es cierto —afirma—, la interconexión con lo digital es segura, rápida, pero si tú te acostumbras a esto, acabarás como esas familias en la mesa, en la comida o en la cena, cada uno con el teléfono en la mano, hablando con los demás con el teléfono, sin una relación concreta, real”. Esto no funciona, repitió Francisco. “Cada camino que tomen, para ser seguro, debe ser concreto”, porque la concreción es lo que “saca adelante”. Por lo tanto, “si los medios, el uso de la red te lleva fuera, te vuelve ‘líquido’, ¡córtalo!”. En relación con la concreción, el Pontífice invita, como siempre en los encuentros con la juventud, a recuperar y reforzar las propias raíces mediante el diálogo con los ancianos.

El Pontífice, también habló sobre la “coherencia de vida”, diciéndose entristecido porque los jóvenes se escandalizan justamente al “ver una Iglesia incoherente, que te lee las Bienaventuranzas y luego cae en el clericalismo más principesco y escandaloso”. “Si tú eres cristiano, toma las Bienaventuranzas y ponlas en práctica. Y si eres un hombre o una mujer que ha dado la vida, la has consagrado, aunque seas un sacerdote (o un cura que baila) y quieres vivir como cristiano, sigue el camino de las Bienaventuranzas, no de la mundanidad, del clericalismo, una de las perversiones más feas de la Iglesia”.

 

Se discute sobre sexo antes del matrimonio, la liturgia y la familia

El prefecto del Dicasterio para la comunicación, Paolo Ruffini, en los informes diarios se encargó de reseñar otros debates. El sexo antes del matrimonio, explicó Ruffini, fue uno de los temas afrontados durante diferentes intervenciones. Pero, aclaró, no se escuchó ninguna voz para pedir que se revocara la norma prevista por el Magisterio de la Iglesia “en nombre de un discernimiento obligatorio”, como preguntó una periodista presente en la sala.

Más bien, la cuestión fue afrontada como un problema que se relaciona con la pastoral debido al peligro de impulsar a una determinada pareja a que se case sin haber adquirido antes una madurez consciente del matrimonio, o incluso provocar un alejamiento del sacramento o de la Iglesia por parte de “parejas que sienten, después de un largo periodo de frecuentación, que no logran vivir sus vidas sin relaciones íntimas”. “Es un tema sobre el que vale la pena reflexionar, que se presenta a muchos sacerdotes”, afirmó Paolo Ruffini.

De cualquier manera, lejos de pretender reducir el proceso de este Sínodo a una cuadrícula preconcebida, la discusión sobre la castidad y sobre la comunidad LGBT (y sobre la inclusión de este acrónimo en un documento de la Iglesia como el “Instrumentum laboris”, polémica desencadenada por el arzobispo Chaput) fueron marginales en la serie de intervenciones “de mucho más amplio aliento”, precisó el prefecto. Todos tuvieron como común denominador un razonamiento “global” sobre las nuevas “pobrezas” que viven los jóvenes de hoy (en Europa, Asia, África y América Latina), algunos víctimas en el pasado o en el presente de “guerra, falta de trabajo o de raíces, poca educación o nula”.

Muchos de estos chicos y chicas, subrayó Ruffini, “han salido de experiencias terribles, crecieron en medio de la crisis y de las guerras, cayeron en prostitución, droga, traficantes, han contraído el virus del VIH”. Algunos de ellos sufren en la actualidad el “problema de la pertenencia” con la distancia de sus familias y de sus raíces o porque están virtualmente conectados a mundo extraños a los que acceden “mediante los medios globales”.

A estos jóvenes pretende dirigirse precisamente el Sínodo, insistió el prefecto de la comunicación vaticana, “son las ‘piedras descartadas’ de las que habla el Evangelio, son ellos los que piden la Iglesia y la Iglesia quiere dirigirse a ellos como madre. Los jóvenes no pueden ser vistos como un problema que arreglar, son ellos mismos Iglesia y deben saber que la Iglesia es su casa”, afirmó citando las palabras de quienes participan en el Sínodo.

Durante las congregaciones se propuso la hipótesis de la creación de un Pontificio Consejo para los Jóvenes, como el de los laicos y el de la familia. Los padres sinodales acuñaron las expresiones “bulimia de los medios, anorexia de los fines, info-obesidad” para indicar los desafíos de la era digital, entre los que destaca también “la pérdida de la cultura de la oralidad y la necesidad de volver a encontrar la cultura del hablarse”.

No faltaron análisis sobre la situación de las familias en algunas partes del mundo, algunas que viven una verdadera disgregación por la puesta en duda de la figura del padre o debido al fenómeno de las migraciones. Al respecto, muchos obispos indicaron que “chicos en búsqueda de bienestar, de un futuro mejor, acaso licenciados, acaban por no vivir su vocación original, abandonando incluso la fe y acabando sin crearse una familia”, por lo que “en los países a los que llegan no encuentran lo que buscan”.

Hubo también algunas alusiones a la liturgia, en la perspectiva de hacer que la misa sea más “comprensible, participada, no aburrida”, con homilías largas o breves, pero que, como sea, “interpelen” a los jóvenes que la escuchen. También se habló sobre música, deporte y ecología, ámbitos en los que están involucrados muchos jóvenes.

 

Sobre la crisis del abuso sexual

Para el obispo Anthony Colin Fisher, representante de Australia, fue una sorpresa “el fuerte realismo que anima las discusiones del Sínodo… Se habló con mucha apertura sobre los desafíos que hay que afrontar, identificados con empatía y sinceridad”. Entre estos está la espinosa cuestión de los abusos sexuales en la Iglesia: una plaga que ha herido y sigue hiriendo el rostro de la Iglesia australiana, subrayó el obispo.

“Pensemos en los jóvenes tan profundamente heridos, nos avergonzamos por lo que ha sucedido durante ese periodo de nuestra historia, nos avergonzamos de que los líderes de la Iglesia hayan reaccionado tan mal… Habríamos debido asegurarnos de que la Iglesia fuera un lugar seguro para los niños”. Después de un periodo de “humillación y purificación”, añadió Fisher, hay que ver con decisión hacia el futuro, y “esperemos que otros puedan aprender de nuestras experiencias”.

ENLACE: El Papa a los jóvenes: “Perdón por todos los escándalos en la Iglesia”

 

Cardenal Baldisseri: “Necesitamos que el documento final del Sínodo sea provocador y remueva las aguas”

“Espero que el documento final del Sínodo sea provocador y que remueva las aguas, porque lo necesitamos”. Lo dice el ‘cardenal en jefe’ del Sínodo de los Obispos, Lorenzo Baldisseri, que, siempre a las órdenes del Papa, trata de conducir la nave sinodal a buen puerto, sorteando los escollos de dentro y de fuera.

Tras una larga jornada sale del aula sinodal ya de noche, sin arreos cardenalicios. Vestido de clergyman y tocado con una gorra de fieltro, parece un sacerdote más del Vaticano. Pero es uno de los hombres de máxima confianza de Francisco, desde que, tras ser elegido Papa, colocó su birrete cardenalicio en la cabeza del entonces secretario del cónclave.

Éste es ya su segundo Sínodo como secretario general y, quizás por eso, valora mucho el ambiente “de buena onda increíble que se respira y se vive dentro y fuera del aula”. A su juicio, a este buen clima sinodal está contribuyendo la dinámica más participativa que se ha instaurado en este Sínodo, donde los jóvenes, aunque son sólo 34 en comparación con los más de 250 padres sinodales, se hacen muy presentes. Cada joven tiene sus cuatro minutos, como cualquier padre sinodal, y, además, “con el desparpajo que da la edad muestran sus opiniones en voz alta”.

Esta libertad y parresía con la que está discurriendo el Sínodo, lleva a su Secretario a pensar que el documento final va a dar que hablar y hasta algunos podrían tacharlo de “revolucionario”. Porque “también los jóvenes lo son” y, además, están deseando “ser escuchados” y “tener un lugar en la Iglesia”.

Un documento final destinado a ayudar a los jóvenes a superar “el miedo al futuro” y lanzarse a la aventura de una vida anclada en los auténticos valores que llevan a la felicidad. Por eso, el papel de la Iglesia es “aprender a escuchar a los jóvenes, como repite el Papa” y, sobre todo, “acompañarlos en actitud de diálogo”.

Más en concreto, se trata de presentar a la juventud “la fe como seguimiento de la persona de Jesús”, porque a los jóvenes se les seduce y se les engancha con el testimonio, más que con los conceptos y las doctrinas.

ENLACE: ¿Quiénes integrarán la comisión redactora del documento final?

 

Enlace recomendado para seguir día a día la Asamblea del Sínodo:

 

Fuentes:

Vatican Insider / Religión Digital / Vatican News

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Buena Voz

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