Cardenal Tauran: “Cuando cerramos las puertas favorecemos el extremismo”

9:00 p m| 8 mar 17 (AGENCIAS/BV).- Cooperación para contrarrestar el fanatismo, el extremismo y la violencia desde sus causas (como la pobreza y la errada interpretación de los textos sacros), promover el valor de la diversidad religiosa, y rechazar la ofensa de los símbolos religiosos; son algunas de las sugerencias que contiene la declaración conjunta de un simposio que se llevó a cabo en El Cairo, entre el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y la Universidad de al-Azhar, el más prestigioso instituto del islam sunita. El evento además oficializó el reinicio de las relaciones entre la Santa Sede y la institución musulmana después de las tensiones de los últimos años.

Vatican Insider entrevistó al cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y quien guió la delegación vaticana en el simposio. Entre la violencia del llamado Estado Islámico, la cuestión de la educación y el tema de las migraciones, es obligatorio superar todas las desconfianzas en el ámbito del diálogo interreligioso, que, subrayó Tauran, “es el mejor antídoto contra la violencia, pero también contra el relativismo”. Acompaña a la entrevista una reseña del simposio.

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-Eminencia, su visita a El Cairo volvió a inaugurar el diálogo entre al Azhar y la Santa Sede. ¿Cuál sería su valoración? ¿Se habló sobre la pausa del pasado, sobre el conocido discurso que pronunció Benedicto XVI en Regensburg? ¿Cómo se desarrollará esta relación en el futuro?

En El Cairo ambas partes estaban de acuerdo en dar vuelta a la página, por lo que nos sentamos alrededor de la mesa para ver qué podemos hacer hoy y mañana. Me parece que en la delegación de al-Azhar hay personas de gran calidad intelectual y también humanamente muy abiertas. Se puede decir que había un clima de amistad, de gran respeto por las opiniones de los demás. Una atmósfera verdaderamente bella. Se tiene la conciencia de las dificultades que tienen las religiones en la actualidad, de que dan miedo y de la necesidad de ser creyentes coherentes. Espero que este tipo de iniciativas continúe en el futuro, porque no hay alternativa: o hay guerra o hay diálogo.

-El gran imán, el jeque Ahmad Muhammed Al-Tayyib, afirmó en una reciente entrevista al periódico italiano “La Stampa” que al-Azhar, con el concepto de “ciudadanía” en lugar del de “minorías”, no está haciendo nada más que resucitar una vieja práctica que el profeta mismo había adoptado en la primera sociedad islámica de Medina. ¿Cuáles son las implicaciones para las comunidades cristianas del Medio Oriente? ¿Puede ser también una clave para afrontar el tema de la persecución contra los cristianos de la región?

Se habla mucho sobre esta idea de la “ciudadanía” en el mundo islámico, especialmente en la parte más abierta. Es positivo porque cada creyente es ciudadano: no es ciudadano o creyente, sino ciudadano y creyente. Y esto deja a un lado la noción de las “minorías”: si todos somos ciudadanos de un país colaboremos, tanto individualmente como mediante la comunidad religiosa a la que pertenezcamos, por el bien común. Nosotros apreciamos esta concepción de ciudadanía. Cuando uno se siente respetado en su religión es posible colaborar de buen grado con el proyecto de la sociedad.

-A nivel general, con la presencia de Daesh (el llamado Estado Islámico) como telón de fondo, ¿cuál es el papel que está teniendo al-Azhar en la galaxia musulmana mundial? ¿Qué le parecen compromisos como la formación de los imanes, incluso en Europa, y la revisión de los textos escolares para cancelar las desviaciones introducidas, usando las palabras de Al-Tayyib, por “aquellos que usan la violencia y el terrorismo y por los movimientos armados que pretenden trabajar por la paz”?

La educación es importante, en la escuela y en la universidad. Por lo tanto, al-Azhar, al ser también una institución cultural prestigiosa, puede cambiar la mentalidad. Creo que esto es una prioridad. La formación de los imanes también es muy importante, porque tienen influencia en la manera de pensar y de actuar. En cuanto a los textos escolares, no se puede dialogar con gran amistad y fraternidad, y luego encontrar que en algunos libros los cristianos son definidos como “infieles”. Los profesores con los que nos reunimos en El Cairo lo comprendieron.

Cada vez que me reúno con un grupo de musulmanes insisto mucho sobre este aspecto: no se puede dialogar, por una parte, y, por otra, decir que los cristianos son infieles. Desde este punto de vista es importante la educación. Así, también es importante la manera de proponer la historia de un país, puesto que ahí es donde se forma el espíritu patriótico, y por ello la cultura y las fuentes deben ser creíbles. Si la clave de la educación es la escuela y las universidades, el contenido debe corresponder a la verdad.

La presencia de Daesh es una grave amenaza a la credibilidad del diálogo. También en relación con los jóvenes que combaten en esta organización terrorista hay un problema de educación en la familia y en la escuela, cómo son educados, cuál es su futuro y su proyecto de sociedad, porque la mayor parte de estos jóvenes que combaten en el Daesh están frustrados. Siempre recuerdo haber leído una entrevista de un joven de Melbourne que combatía en Damasco y explicaba su decisión diciendo: “Durante toda mi vida he visto a mi padre llegar exhausto del trabajo, y yo no quiero hacer esta vida”. La educación, también en este caso, es importante.

-La cuestión del islam se entrelaza, por lo menos en el debate político europeo y en Estados Unidos, con el tema de la inmigración y de la integración: ¿hablaron sobre ello en El Cairo? ¿Cuál es su opinión? ¿Concuerda con el análisis de Olivier Roy, que insiste en la “islamización del radicalismo” más que en la “radicalización del islam”?

Comparto el punto de vista de Roy sobre la islamización del radicalismo, pero añadiría que existe también la tendencia a islamizar el crimen. De la cuestión migratoria también hablamos en El Cairo. En la declaración conjunta final se indica la necesidad de identificar las causas de los fenómenos de la violencia, que son la pobreza, la ignorancia, el abuso político de la religión y una comprensión errónea de los textos religiosos. Yo creo que debemos reconocer que no nos conocemos lo suficiente. Muchas dificultades provienen de la ignorancia, tanto de parte de los cristianos como de parte de los musulmanes, y esto es terrible.

Deberíamos estar mucho más interesados, porque el diálogo interreligioso presupone cierto interés por los demás, una cierta “curiosidad” de conocerlos o conocerlos mejor. Aprovecho para decir que el diálogo interreligioso es el mejor antídoto contra lo relativista, porque lo primero que uno hace es dar testimonio de la propia fe. Cuando dicen que el diálogo favorece el relativismo no es cierto, obviamente si el diálogo se hace bien.

-Stefania Falasca escribió en el periódico italiano “Avvenire” que el Papa ha analizado la posibilidad de viajar a Egipto. El 6 de febrero de este año el patriarca Ibrahim Isaac Sedrak y los religiosos de la Iglesia patriarcal de Alejandría de los coptos, que fueron al Vaticano en “visita ad limina”, presentaron por escrito una invitación formal a Francisco. Una invitación que llegó después también de otros obispos, del presidente de la República, Abdel Fattah Al-Sisi (recibido en audiencia por el Papa el 24 de noviembre de 2014), y de Ahmed Al-Tayyib, el Gran Imán de al-Azhar. ¿Cual significado podría tener este viaje?

El Papa ha sido invitado, y encontrará antes o después la manera para ir a Egipto. Un viaje que sería, además de un apoyo para la Iglesia local, para alentar el diálogo interreligioso, especialmente promovido por al-Azhar.

-¿Cuál es el enfoque de la Santa Sede sobre el diálogo con el islam en un momento histórico en el que el mismo islam está viviendo tensiones entre chiitas y sunitas?

Nosotros somos solidarios con los verdaderos musulmanes que consideran que organizaciones como Daesh han traicionado su religión. Además, los cristianos y los musulmanes representan el 58% de la humanidad. Si queremos que la humanidad viva en paz, los que pertenecen a este 58% deben ser hermanos y hermanas.

-Las últimas recomendaciones de la declaración conjunta final del simposio, indicó “L’Osservatore Romano”, se relacionan con acciones concretas para contrarrestar de manera realista y factible el terrorismo y a las organizaciones terroristas, por ejemplo acabando con sus recursos (deteniendo a los que les ofrecen dinero y armas) y cerrando su acceso a las redes sociales con el objetivo de proteger a los jóvenes de sus ideologías. ¿Puede decir algo al respecto?

En las últimas palabras que pronuncié en el simposio en al-Azhar insistí en que la gran crisis que conocemos en el Occidente es una crisis en la transmisión de valores. Hemos sido incapaces de transmitir valores como la paz, la familia, la honestidad, la solidaridad, por lo que tenemos una generación de jóvenes que son herederos sin herencia y constructores sin modelos. Entonces creo que una reunión como la de El Cairo es un regalo que hacemos a la humanidad entera y que nos permite comprender que cuando cerramos las puertas o imponemos con la violencia, incluso verbal, favorecemos el extremismo.


Al Azhar y el Vaticano relanzan el diálogo interreligioso y la lucha contra el fundamentalismo

El miércoles 22 y el jueves 23, en una sala de conferencias de la “macheikha”, la sede del Gran Imán de al-Azhar, dos delegaciones de quince miembros -una católica, otra musulmana- han estudiado la “lucha contra el fanatismo, el extremismo y la violencia en el nombre de la religión”. Varias conferencias y discusiones tuvieron lugar, hasta la presentación, el jueves por la tarde, de una declaración común.

El simposio contó con la presencia, entre otros, del profesor Abbas Shauman, adjunto de Al Azhar, el Prof. Mahmoud Hamdi Zakzouk, jefe del centro de la universidad para el diálogo y el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.

“Este tipo de encuentros no tienen como misión discutir nuestros dogmas, que son diferentes. Estamos ahí para compartir nuestros puntos comunes -tenemos muchos- y encontrar la manera de asociarlos”, ha alegado Abdel Rahman Moussa, consejero del Gran Imán para los asuntos exteriores, consciente de la urgencia de dialogar en el contexto actual”. “Si conseguimos establecer la paz entre responsables religiosos, nos será más fácil transmitirla a los fieles de nuestras religiones”.

“Un encuentro como este es un regalo para la humanidad. Porque cuando nos dividimos, es un favor que le hacemos al extremismo”, ha recordado por su parte el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, destacando el clima de “libertad” y “respeto” en el cual se desarrollan los cambios. Cambios “en consonancia con las preocupaciones del papa Francisco, que ha hecho del diálogo entre las religiones una prioridad de su pontificado”, ha destacado.

Las presentaciones se centraron en tres temas específicos: el fanatismo, el extremismo y la violencia. Cada uno de los relatores identificó los posibles caminos comunes para contrarrestar estos fenómenos en la base de la violencia y la opresión en diferentes regiones de la tierra.

En el documento final, dado a conocer ayer por la tarde en el cierre del simposio, los participantes recuerdan la “necesidad” de “prestar atención a las necesidades de la juventud” abriendo “canales” de diálogo y mostrándoles los preceptos de cada religión, para que pueden comprender y respetar. Para ello, es necesario reforzar el “plan de estudios”, proporcionando un “terreno común” en los “valores” del ser humano y elevar el camino de la emancipación de la mujer, junto con el “cuidado de niños”.

“La misericordia, el amor y el respeto” son la manera de contrarrestar la violencia y el fanatismo, que debe ser combinado con un aumento de la “colaboración” entre Al Azhar y el Vaticano “con el fin de promover la convivencia y la “comunicación entre las dos realidades. “El diálogo -dice el comunicado final- es la base de las relaciones entre las personas, entre los individuos, entre civilizaciones y religiones.” Es la única manera de “establecer la paz, la seguridad y la estabilidad”.

Destacando la importancia de las reuniones entre personalidades de primer plano del Vaticano y de Al Azhar, esencial para “disipar malentendidos” y fortalecer la “tolerancia”, los participantes piden luchar con mayor fuerza contra los “grupos” que amenazan la estabilidad y la convivencia. Además, es necesario “aliviar” el sufrimiento de los que sufren la violencia en nombre de la religión en muchas partes del mundo y “eliminar” el odio y animosidad “entre las religiones y profanación de los símbolos religiosos”.

“Debemos establecer una cooperación seria -concluye el comunicado- para contrarrestar, de una manera realista y eficaz, el terrorismo y las organizaciones terroristas. Trabajar para secar sus fuentes de subsistencia, detener el suministro de dinero y armas, cerrar las puertas de la comunicación social y, para proteger a los jóvenes de sus ideologías destructivas”.

Al-Azhar durante mucho tiempo ha criticado a los mismos musulmanes porque no condena el fundamentalismo islámico violento con claridad y porque los textos utilizados en sus escuelas están impregnados de la visión fundamentalista.

Este encuentro se ha producido después de un largo silencio entre al-Azhar y el Vaticano. Tras el atentado que acabó con la vida de 21 coptos en una iglesia de Alejandría a finales de 2010, la llamada de Benedicto XVI al “compromiso concreto y constante de los responsables de las naciones” para frenar los actos violentos, molestó a la institución suní. No fue hasta después de la elección del Papa Francisco, en marzo de 2013, y tras un primer encuentro el año pasado, que las relaciones se distendieron, permitiendo una reanudación oficial de intercambios.

Actualmente, las expectativas de los dos partidos, sin embargo, discrepan en el fondo: mientras que el Vaticano desearía efectuar un trabajo teológico profundo con evaluaciones regulares, al-Azhar -en el centro de las polémicas con el presidente al-Sissi hace frente a su rechazo de modernizar el discurso religioso islámico- hace un cálculo más político. “La prioridad de al-Azhar es, ante todo, corregir la imagen del Islam. Si discutimos con ellos, es precisamente para que esto no solo sea una fachada, sino que al-Azhar tenga conocimiento de la posición de la Iglesia y que podamos encontrar un terreno común para dialogar”, comenta un miembro de la comisión.


Fuentes:

Vatican Insider / AsiaNews / La Croix

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