“El muro de Calais acentuará los problemas, no los resolverá”

11:00 a m| 14 set 16 (AGENCIAS/BV).- Un nuevo muro se construirá en Calais, Francia, zona de conexión entre el continente europeo y Gran Bretaña. París decidió su construcción, con fondos ingleses, y con el objetivo de proteger y defender el tráfico comercial y de personas hacia el canal de la Mancha. Detrás del nuevo muro habrán miles de migrantes, la llamada “jungla” de Calais. Vatican Insider entrevistó al presidente de la Comunidad de San Egidio, Marco Impagliazzo, en busca de un juicio sobre lo que está sucediendo.

Impagliazzo recordó que Europa fue fundada sobre la solidaridad y sobre el Derecho, y que para ocuparse de algunos miles de personas no se necesitan muros. “Entre más extendamos los muros, más personas elegirán vías peligrosas para atravesarlo… Es un problema que debería ser afrontado y compartido a nivel de estrategias europeas, de fenómenos migratorios, y no a nivel de muros”.

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-Está surgiendo un nuevo muro en Europa para detener a los migrantes, y esta vez lo construyen dos grandes naciones del viejo continente: Francia y Gran Bretaña. ¿Qué significa esta decisión?

Significa que desgraciadamente la historia no ha enseñado demasiado, en el sentido de que los muros construidos en los últimos años y en el siglo pasado solo dividieron a las poblaciones e hicieron crecer un problema muy relativo, puesto que estamos hablando de 3 mil personas que viven acampadas tras ese muro; están convirtiendo un pequeño problema en un problema muy grande, y también están dando una imagen que no ayuda a Europa desde muchos puntos de vista, empezando por el hecho de que Europa debería ser el continente fundado sobre la solidaridad y sobre el Derecho.

-Pero en Calais también hubo protestas, tanto de la población local como de los choferes de camiones y de los que tienen que pasar la frontera. ¿Cómo se afronta este aspecto del problema?

Me gustaría decir, antes que nada, una palabra a favor de Gran Bretaña, que es uno de los pocos países europeos que está poniendo en práctica la reubicación de los migrantes como fue pedido por Europa (es decir la redistribución de los migrantes entre las diferentes naciones y después dentro del propio territorio, ndr), aunque con cifras muy reducidas; sin embargo, Gran Bretaña responde aplicando la ley; es un pequeño hecho positivo y debe ser recordado. Pero además hay que repetir una vez más que solo se puede afrontar toda la cuestión según dimensiones europeas, y Europa todavía no ha aceptado afrontar el problema (tal y como había propuesto Italia) según un enfoque que garantice a estas personas una digna colocación.

-Entonces la lógica del muro también es miope…

En sustancia: entre más extendamos los muros, más personas elegirán vías peligrosas para atravesar el mar, La Mancha, o provocarán disgustos en las carreteras de Calais (grupos de migrantes cerca de la pequeña ciudad francesa bloquean el tráfico para meterse a los medios de transporte que van hacia Gran Bretaña, ndr.). Lo que puede resolver el problema no es el muro, sino las políticas. Creo que Francia está descargando el problema, y Francia debería, por el contrario, asumir sus responsabilidades, porque estos ciudadanos están en su territorio y viven en condiciones de enorme precariedad. Es un problema que debería ser afrontado y compartido a nivel de estrategias europeas, de fenómenos migratorios, y no a nivel de muros. Para dar lugar a 3 mil o 6 mil personas no se necesita un muro.

-Sin embargo, justamente Europa está viviendo una situación muy crítica en relación con el tema de los migrantes: muros que surgen por todas partes, desde Hungría hasta Francia, movimientos xenófobos que ganan seguidores… ¿Hay un cortocircuito, qué está sucediendo?

Hay que tener en cuenta diferentes aspectos. En primer lugar la mala información que se nos da sobre el fenómeno migratorio, siempre en términos de invasión, de hurto del trabajo por parte de los migrantes, del peligro del terrorismo, del miedo del islam. Hay una mala información al rededor del tema de la migración y la población en lugar de estar pronta para afrontarlo en términos positivos lo percibe siempre en términos negativos. Y aquí hay que decir, como contraparte, que la experiencia de los corredores humanitarios que pusimos en pie con las Iglesias protestantes, activó a la sociedad civil de una manera inteligente y generosa. Hoy tenemos más peticiones por parte de familias, comunidades, parroquias, empresarios, que los visados disponibles para los corredores humanitarios; parecerá paradójico, pero es así. Desde hace 20 años asistimos a predicaciones de odio contra los migrantes, y en este contexto hay que recordar que Angela Merkel ha mantenido una posición favorable a la acogida, a pesar de que el argumento le hiciera perder votos.

-¿Qué otras causas originan esta oleada de miedo?

Se explica muy poco sobre la incidencia positiva que tienen los migrantes en el Producto Interno Bruto de los diferentes países, empezando por la Gran Bretaña que es una de las que más gana gracias a la presencia de migrantes. Además también hay problemas vinculados con los países de la Europa oriental, cerrados a lo que sea islam o no cristiano, en los que están creciendo formas cada vez más extremas de nacionalismo. Al final, lo que cuenta es que no ha habido un enfoque compartido del problema a nivel europeo; el caso italiano, en este sentido, es emblemático. Italia y Grecia, efectivamente, han asumido un peso verdaderamente excesivo sin recibir ningún tipo de ayuda de Europa, y en este sentido el tema de la falta de reubicación entre los diferentes países de la Unión es el ejemplo más clamoroso.

-El flujo de migrantes parece caracterizarse desde hace ya tiempo por oleadas de prófugos que huyen de zonas de guerras: Medio Oriente, Siria, Irak, el norte de África, el África Subsahariana. ¿Cuál es la raíz del problema?

La raíz es esta, principalmente. Ya no tiene sentido pensar que los migrantes migran por razones económicas. Es imposible la división entre estos últimos y los que huyen de una guerra; se trata de categorías que se parecen en todo; ¿qué significa decir que una persona que huy de Siria lo hace por motivos económicos? Claro, se trata de una persona que busca un futuro, por lo que, en parte, es un migrante económico, pero se habría quedado de buena gana en Siria. Son categorías y distinciones que ya no se sostienen, hay que actualizarlas; pero dirigo un llamado sobre todo a los Estados europeos: únanse a la sociedad civil, pregúntenle a la sociedad civil, porque la política ya no tiene soluciones. La política debe, absolutamente, pasar por una nueva relación con la sociedad civil, que a menudo tiene soluciones mucho más avanzadas, como la de los corredores humanitarios o del patrocinio. Hay miles de europeos que están listos para patrocinar a los migrantes. Salgan de los palacios, hablen con la sociedad civil y colaboren con ella.

-Dentro de pocos días, el 20 de septiembre, el Papa volverá a Asís (un evento organizado por la Comunidad de San Egidio y los franciscanos), y con él muchos líderes religiosos, para hablar de paz. Pero esta sigue siendo una cuestión sin resolver: Europa, la diplomacia, están ausentes frente a las grandes crisis humanitarias, frente a los conflictos, frente a muchos de los problemas de los que hemos hablado… ¿No le parece que se trata de una cuestión pendiente importante, de un aspecto decisivo para afrontar la raíz del problema?

Claro, a fuerza de llorar y quejarnos, de reflexionar sobre la crisis que está pasando Europa y de hablar de nuestra impotencia, nos estamos convirtiendo en corresponsables de situaciones internacionales dramáticas que ya no logramos resolver porque, justamente, nos encanta llorar y quejarnos. Por el contrario, Europa debe asumir las responsabilidades históricas, sociales y humanas que le tocan y que provienen de su historia. A lo largo del camino que estamos recorriendo, tenemos que pasar de impotencia a la corresponsabilidad. Basta de decir: “No se puede resolver la crisis siria”; en realidad no se quiere resolver la crisis siria. El asunto, naturalmente, no solo le toca a Europa, pero esta es la situación. Se pierde tiempo dando todas las diferentes culpas; se dice que si Arabia Saudita, que si Irán, que si Rusia, que si Hezbollah… pero, ¿al final? Ahora basta, no podemos seguir diciendo que no es posible.

Las claves del gran muro de Calais

-¿Cómo es el muro?

Este muro “antiintrusos”, de un kilómetro de largo y cuatro metros de alto, será construido a cada lado de la carretera de circunvalación que conduce al puerto de Calais. Prolongará las alambradas levantadas a mediados de 2015 para proteger el sitio de entrada al túnel del canal de la Mancha (39 kilómetros de alambrada), así como el puerto y la carretera (30 kilómetros).

Estará compuesto por paneles de hormigón ensamblados en una estructura metálica, por lo que podrá desmontarse en cualquier momento. Se recubrirá vegetalmente por el lado que dé a la carretera e incluirá un sistema de videovigilancia y de iluminación para detectar cualquier intento de escalarlo. La obra, financiada por Gran Bretaña, costará 2,7 millones de euros.

-¿Cuándo será construido?

“Ya se han realizado todos los pedidos y la roturación, que empezó la semana pasada, ya ha terminado. En unos diez días, empezaremos a instalar el hormigón”, afirmó Marc Puissesseau, director del puerto de Calais.

Según el calendario provisional, la preparación durará cuatro semanas, la construcción del muro, entre ocho y doce semanas; el recubrimiento vegetal, seis semanas y la instalación del sistema de videovigilancia y de iluminación, ocho semanas. Las autoridades esperan que la obra esté terminada para finales de año.

-¿Para qué servirá?

Entre 6.900 y 9.000 migrantes, según varias fuentes, viven en un asentamiento de Calais, el más grande de este tipo de Francia. Desde ahí, los migrantes suelen acceder a la carretera de circunvalación, donde tratan de detener camiones para subirse a bordo y pasar clandestinamente al Reino Unido.

“Este muro impedirá a los migrantes invadir la carretera cada noche. Colocan troncos, ramas, bombonas de gas… no podemos seguir permitiendo estos asaltos repetidos”, explicó Puissesseau.

Según la fiscalía, garantizar la “seguridad de las plataformas que cruzan el canal de la Mancha obedece a una estrategia global a la largo plazo para disminuir el atractivo de la región de Calais para los pasantes”.

Sin embargo, los diputados regionales se mantienen escépticos. Natacha Bouchart, alcaldesa de Calais, dijo que este muro “no tiene razón de ser” puesto que el gobierno aseguró que quería cerrar el asentamiento “lo más rápidamente posible”.

-¿Por qué ha causado polémica?

Los voluntarios del asentamiento se han opuesto mayoritariamente a este proyecto. Para Philippe Wannesson, se trata de “un proyecto inútil y costoso” que desplazará “dos o tres kilómetros los intentos de pasar” al otro lado.

Según el sindicalista de la policía Gilles Debove, el muro debería ahorrar “25 funcionarios de la policía” pero contribuirá a “llevar el problema a la autovía A16”, cercana.

En el Reino Unido, el proyecto provocó muchas críticas. La diputada ecologista Caroline Lucas tildó el muro de “monstruoso”. El colectivo Citizens solicitó que el dinero para construirlo se destine a hacer llegar a los menores bloqueados en Calais con familiares en el Reino Unido.

-¿Otros precedentes en el mundo?

Cuando cayó el muro de Berlín, había 16 muros fronterizos en todo el mundo. Hoy en día, hay 65, terminados o en construcción, según la investigadora Elisabeth Vallet, de la Universidad de Quebec.

Desde el muro de separación israelí a la alambrada de 4.000 kilómetros que la India construyó en su frontera con Bangladés o el enorme dique de arena que separa Marruecos de las regiones del Sahara controladas por el Frente Polisario, hay ejemplos de este tipo en todos los continentes.

El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ha prometido que, si resulta elegido, construirá un muro de 1.600 kilómetros en la frontera entre México y Estados Unidos.


Cada vez más inmigrantes de Calais abandonan el “sueño británico” para quedarse en Francia

En la “jungla”, miles de personas sobreviven en diminutas tiendas de campaña, rodeadas de barro y sin apenas refugio del frío y la lluvia. A pesar de las malas condiciones de vida, cada vez más piden asilo en Francia y desisten de intentar llegar a las costas británicas, desmotivados por el férreo control migratorio de Reino Unido.

“Mi vida es más importante que llegar a Inglaterra”, ha contado Sajjad, un joven afgano de 19 años. “Se ha vuelto demasiado peligroso, hemos decidido pedir asilo aquí”, ha añadido. Sajjad y su familia huyeron de la insurgencia talibán en 2015 y desde que llegaron a Calais han intentado alcanzar las costas británicas en numerosas ocasiones.

El campo de inmigrantes se ha convertido en el foco de un intenso debate político en los últimos meses, a raíz del referéndum que se celebró en Reino Unido el pasado 23 de junio, en el que el 52 por ciento de los británicos votó a favor de salir de la Unión Europea.

Los residentes de Calais, en su mayoría procedentes de Oriente Próximo, llegan al norte de Francia con el firme convencimiento de que tendrán muchas más oportunidades de rehacer su vida en Reino Unido que en el continente. La tasa de paro en Francia roza el 10 por ciento, mientras que en Reino Unido es del 5 por ciento. Además, muchos tienen familiares en territorio británico que pueden ayudarles.

Como consecuencia, cientos de inmigrantes han utilizado la pequeña ciudad costera de Calais para tratar de alcanzar algún puerto británico a través del Canal de la Mancha, que en ese punto mide menos de 35 kilómetros. En la gran mayoría de los casos acaban fracasando y decenas de personas han perdido la vida en el intento.

Se estima que la mayor parte de los más de 7.000 inmigrantes –9.000 según algunas organizaciones humanitarias– que residen en “la jungla” todavía tienen en mente Reino Unido como destino final.

No obstante, las autoridades locales y las ONG sostienen que existe una nueva tendencia entre los habitantes del campo de Calais, que comienzan a sopesar quedarse en Francia de forma indefinida.

“Hace unos meses, cuando preguntabas a la gente que si preferían ir a Reino Unido o quedarse en Francia, todos elegían Reino Unido. Eso ahora ha cambiado”, ha explicado Stephane Duval, dueño de un refugio para inmigrantes a las afueras del campo.

“La frontera en Calais está cerrada. Francia puede darles la bienvenida. Que vayan a los albergues, que descansen y que reflexionen sobre cuál será su próximo paso. Quizá una vida en Francia sería lo mejor”, ha declarado una portavoz local de la región de Pas de Calais.

Cada vez son más los inmigrantes que se dan cuenta de que acudir a Calais era llegar a un punto muerto. En el último año, más de 5.000 personas han solicitado plaza en los albergues de la zona. “Antes teníamos muchas más plazas que personas alojadas. Ahora tenemos muchas más solicitudes que plazas”, ha declarado el portavoz.

De acuerdo con datos del Ministerio de Interior francés, en el año 2015 se rellenaron 80.075 solicitudes de asilo, un 24 por ciento más que el año anterior.

Otros enlaces de interés:

Fuentes:

Vatican Insider / El Observador / Europa Press

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