Francisco sobre reformador checo: Antes tema de controversia, hoy de diálogo

10.00 p m| 16 jun 15 (AGENCIAS/BV).- El Papa Francisco recibió en El Vaticano a representantes de las iglesias cristianas checas con motivo del 600 aniversario de la muerte en la hoguera del reformador religioso checo, Juan Hus, que se cumple el 6 de julio. La audiencia duró alrededor de una hora y asistieron a ella el arzobispo emérito de Praga, cardenal Miloslav Vlk, el obispo de Pilsen, František Radkovský, y representantes de la Iglesia Husita y de la Iglesia Evangélica de los Hermanos Checos. También se celebró una liturgia de reconciliación.

En su discurso el Sumo Pontífice expresó su pesar por el destino de Hus que, según insistió, fue trágico y destacó que Hus fue un reconocido predicador y una extraordinaria persona. El Papa Francisco aplaudió a la vez la posibilidad actual de “restablecer y profundizar” las relaciones entre las comunidades religiosas. También exhortó a que las iglesias solucionen las discordias del pasado desde nuevas perspectivas de la época actual. En una segunda y tercera sección de la publicación incluímos una reseña sobre la vida de Hus, así como iniciativas artísticas que celebran su aniversario número 600.

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Como parte del encuentro el Papa Francisco celebró una liturgia de reconciliación recordando el 600 aniversario de la muerte del reformador Jan Hus, ilustre predicador y rector de la Universidad de Praga, cuyo suplicio fue ya lamentado por san Juan Pablo II en 1999 que lo incluyó entre los reformadores de la Iglesia.

“A la luz de esa consideración -ha dicho Francisco- es necesario continuar el estudio sobre la persona y la obra de Jan Hus, que ha sido durante mucho tiempo un tema de controversia entre los cristianos, mientras que hoy se ha convertido en un motivo para el diálogo. Esta investigación, llevada a cabo sin condicionamientos ideológicos, brindará un importante servicio a la verdad histórica, a todos los cristianos y a la sociedad, incluso más allá de las fronteras de vuestra nación.

El encuentro de hoy nos da la oportunidad de renovar y profundizar las relaciones entre nuestras comunidades -ha añadido-. Muchas disputas del pasado piden ser revisadas a la luz del nuevo contexto en el que vivimos, y llegaremos a acuerdos y convergencias si enfrentamos las tradicionales cuestiones conflictivas con una mirada nueva. Por encima de todo, no podemos olvidar que la profesión común de fe en Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en la que fuimos bautizados, ya nos une en lazos de auténtica fraternidad.

El Concilio Vaticano II -ha recordado- afirmaba que ‘la renovación de la Iglesia, que consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación… es, sin duda, la base del movimiento hacia la unidad… Esta renovación, por tanto, tiene gran importancia ecuménica’. Hoy en día, en particular, la necesidad de una nueva evangelización de tantos hombres y mujeres que parecen indiferentes a la alegre noticia del Evangelio, hace improrrogable el deber de renovación de toda estructura eclesial, de forma que favorezca la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús ofrece su amistad. Y la comunión visible entre los cristianos seguramente hará más creíble el anuncio.

Respondiendo a la llamada de Cristo a la conversión continua, que todos necesitamos, podemos avanzar juntos en el camino de la reconciliación y la paz. A lo largo de este camino aprendemos, por la gracia de Dios, a reconocernos unos a otros como amigos y a considerar las motivaciones de los demás bajo la mejor luz posible. En este sentido espero que se desarrollen lazos de amistad a nivel de las comunidades locales y de las parroquias. Con estos sentimientos me uno espiritualmente a la liturgia penitencial que celebraréis aquí en Roma. Dios, rico de misericordia, nos conceda la gracia de reconocernos todos pecadores y de sabernos perdonar unos a otros”, finalizó el Obispo de Roma.


El Papa Francisco pide perdón por la muerte de Jan Hus

La muerte de Jan Hus hirió de gravedad a toda la Iglesia Católica y se debería pedir perdón por ella. Así se expresó el Papa Francisco, una semana antes del encuentro con la delegación de iglesias cristianas checas, durante las celebraciones del Sagrado Corazón de Jesús que tuvieron lugar en la archibasílica de San Juan de Letrán, en Roma.

Ante esas palabras, el historiador Jaroslav Šebek, quien también formó parte de la delegación checa y participó del encuentro, valoró así la postura de Francisco:

“Es más revolucionario que las palabras de Juan Pablo II el año 1999, cuando se disculpó por la muerte de Jan Hus. El hecho de que pida perdón es un avance mucho más radical. Muestra hacia dónde se ha movido la Iglesia en los últimos 25 años, desde 1989. Jan Hus ya no es percibido como un tema conflictivo, sino como un tema que puede reconciliar”.

De acuerdo con Šebek, el Papa reconoció la importancia de Hus para la cristiandad checa y en general para toda la sociedad, dentro y fuera del país. Invitó a los presentes a tomar una nueva perspectiva a la hora de afrontar temas conflictivos, revalorándolos a la luz de un nuevo contexto. Volvió a expresar su pesar por la muerte del reformador y afirmó que en la conciencia de la Iglesia debería haber una petición de perdón por cada ocasión en la que se mató en el nombre de Dios.


Jan Hus, el checo que quiso cambiar la Iglesia

En el siglo XIV, las Tierras Checas vivían uno de sus mejores periodos. Praga, floreciendo bajo el reinado del emperador romano germánico Carlos IV, era un importante centro cultural y político de Europa.

Por su parte, la Iglesia Católica atravesaba una profunda crisis que se agudizó con el cisma papal de 1378. Cuando además el sucesor de Carlos IV, Segismundo, dispuso en 1403 que los cristianos europeos no obedecieran bula papal alguna, se creó un ambiente idóneo para el surgimiento de varios movimientos reformistas.

En Bohemia, las reformas eclesiásticas fueron impulsadas por Jan Hus quien, siguiendo el ejemplo de John Wycliff, planteaba una visión de la Iglesia pobre y a plena disposición de los creyentes.

Primeros años y lugar de nacimiento

Situado a orillas del río Blanice, en el distrito de Prachatice, Husinec, con poco más de 1.000 habitantes, parece un típico pueblo checo. Pero no se dejen confundir por su aspecto un tanto adormilado. Se trata de una de las poblaciones más importantes de la historia del país.

Es donde nació Jan Hus. La fecha exacta de su nacimiento se desconoce, según afirma Jana Klesnerová que trabaja de guía en la casa natal de Hus, en Husinec.

“De la infancia de Jan Hus sabemos bien poco. Se supone que nació en Husinec alrededor del año 1370. Él mismo nunca mencionó su edad. Sólo una vez, cuando le acusaron de ser el Diablo, dijo en broma que no lo podía ser ya que apenas tenía 30 años, mientras que el Demonio era eterno”, indica Klesnerová.

Tampoco se conocen muchos detalles sobre su familia. “Sólo sabemos que apreciaba mucho a su madre y que fue ella quien le llevó a la fe. Probablemente iba a la escuela que existía entonces en la ciudad vecina de Prachatice. Y también se sabe que creció en condiciones de pobreza”, continúa Jana Klesnerová.

La casa en que nació está situada en la calle Husova, número 35. La pueden reconocer por una placa conmemorativa, instalada sobre su fachada con motivo del 500 aniversario del nacimiento de Hus, en 1869.

“Por primera vez se habla de la casa natal de Jan Hus en un documento del año 1616. Posteriormente aparecieron varias alusiones sobre ella. En su mayoría, eran quejas de los curas locales de que se reunía gente allí para recordar el legado de Hus y practicar la creencia calvinista, y que estas personas se ausentaban de las misas católicas”.

A partir de 1965, sirve como Museo de Jan Hus. Jana Klesnerová describe qué se puede ver actualmente allá.

“En el Museo están reunidos diferentes objetos relacionados con su vida. De su infancia hay bastante poco. Principalmente se exponen copias de sus textos y fotografías de lugares que solía visitar. El objeto más valioso de la colección es un busto, hecho por el famoso escultor checo Ladislav Šaloun. Además, en la fachada de la casa hay un relieve de otro artista importante, Bohuslav Schnirch”.

El día 6 de julio se conmemora su muerte en la hoguera. En Husinec se oficia una misa en su recuerdo y el Ayuntamiento prepara cada año un amplio programa cultural.

Entonces es cuando el pueblo natal de Hus despierta de su letargo cotidiano y sus calles se llenan de gente, sostiene Jana Klesnerová.

“Cada año por esas fechas Husinec se llena de gente. Hay pocas familias que no tienen visita. Después del almuerzo, la gente viene aquí a la casa natal de Hus, que es casi una obligación. Además, el 5 de julio se celebra aquí la feria de San Cirilo y San Metodio, que también atrae a muchas personas”.

Su llegada a la capital

Jan Hus llegó a Praga en el año 1391, cuando el país era gobernado por Venceslao IV, hijo del famoso rey checo y emperador romano Carlos IV. La capital checa se encontraba entonces en pleno florecimiento cultural y económico. A sus 20 años, Hus ya había decidido ser sacerdote. Para alcanzar su meta, Hus comenzó a estudiar en la Facultad de Artes Libres de la Universidad Carolina.

Todo parece indicar que era un buen estudiante, puesto que ya en 1393 consiguió el título de bachiller en teología y tres años más tarde se licenció en artes libres. Alrededor de 1400 fue ordenado sacerdote. Después de los estudios, Hus no abandonó la Universidad, sino que continuó allí dando clases y entre los años 1409 y 1410 incluso desempeñó el cargo del rector del instituto.

Pero sus actividades en Praga no se limitaban al campo académico. Era, en primer lugar, un excelente predicador, recuerda Eva Doležalová: “Era un personaje carismático que se sabía ganar las simpatías del público. Pronto se convirtió en unos de los predicadores más atractivos, especialmente, porque no le daba miedo criticar duramente la situación en la Iglesia”.

Hus comenzó su carrera de sacerdote en la Iglesia de San Miguel en la Ciudad Vieja de Praga. Es curioso porque precisamente esta iglesia se convirtió más tarde en el centro de la reforma checa. En 1402, recibió la oferta de predicar en la Capilla de Belén la cual recibió agradecido. Durante 11 años apelaba desde allí a favor de la reforma religiosa y criticaba la acumulación de bienes materiales por parte del clero, así como su influencia en la política.

Sus discursos gozaban de mucha popularidad entre la gente sencilla y la aristocracia. Entre los que acudían con regularidad a la Capilla de Belén estaba también la reina Sofía, esposa de Venceslao IV.

Aires de reforma

Sin embargo, Hus no entró en la historia como profesor universitario ni sacerdote, sino como propulsor de reformas religiosas. Influido por los trabajos de John Wycliff, que llegaron a Praga a fines del siglo XV, proponía una profunda depuración de la Iglesia Católica, continúa Eva Doležalová.

“Hus no criticaba la Iglesia desde el punto de vista teológico, sino social. Reprochaba a los representantes eclesiásticos su manera de comportarse y su baja moral. Se oponía a la supuesta omnipotencia de los sacerdotes que consistía en el derecho de otorgar la absolución de los pecados. Argumentaba que tal derecho sólo lo tenía Cristo”.

El año 1408 supuso un gran cambio en la hasta entonces tranquila vida de Jan Hus. En vista de la crisis por la que atravesaba la Iglesia Católica, el Papa editó una bula que prohibía las ideas de John Wycliff.

No obstante, Hus no respetó la orden y siguió difundiendo las tesis del reformador británico, aún después de que el Sumo Pontífice publicara en 1409 otra bula que prohibiera predicar en capillas privadas, como era la Capilla de Belén.

La crisis en torno a Hus culminó en otoño de 1412, cuando el Papa lanzó un interdicto sobre Praga que prohibía la celebración de oficios durante la presencia de Hus en la ciudad. A raíz de ello, se trasladó al campo, concretamente a Kozí Hrádek, un castillo gótico ubicado en Bohemia del Sur.

Muerte en la hoguera

Mientras Hus permanecía en Kozí Hrádek, la Facultad Teológica de Praga lo calificó como hereje. Los profesores que antes habían sido sus amigos le acusaron de oponerse a las autoridades eclesiásticas y apoyaron la decisión del emperador grecoromano Segismundo de someterlo a juicio en el Concilio de Constanza.

Hus obedeció la orden y en octubre de 1414 se presentó en esa ciudad, situada en la actual Alemania. Antes se había dirigido al castillo Krakovec donde permaneció refugiado durante varios días bajo la protección de Enrique de Lažany.

En Constanza terminaron sus viajes. A su llegada a la ciudad fue detenido, acusado de herejía y encarcelado. Seis meses después, el Concilio de Constanza lo condenó a muerte en la hoguera. La sentencia fue llevada a efecto el 6 de julio de 1415.


Exposición por su aniversario

La muerte de Hus, a la que siguieron largos años de inestabilidad política y guerras religiosas, es una parte fundamental del imaginario nacionalista checo. Ahora, 600 años después, el Museo Husita de la ciudad de Tábor conmemora el aniversario con la mayor exposición de su historia, consistente en cientos de objetos repartidos por una superficie de 660 metros cuadrados.

Los visitantes podrán ver por ejemplo un fragmento de la supuesta capa de Hus, que llevó los últimos días de su vida, explica el director del museo, Jakub Smrčka.

“Lo hemos traído del museo de Alsacia, en la ciudad de Colmar. En los análisis que el museo hizo en los últimos años se demuestra que se trata de un tejido del siglo XV, por lo que no se puede descartar que la capa la llevara Juan Hus. El fragmento apareció porque a principios del siglo XIX había en Constanza una pequeña exposición de curiosidades sobre el concilio, entre ellas la capa de Hus. Nadie sabe de dónde la sacaron. Los visitantes notables de la exposición recortaban fragmentos como recuerdo. Un importante concejal de Colmar visitó la ciudad y recibió un retal”.

Los amantes de las piezas más artísticas disfrutarán con la pintura monumental de Václav Brožík titulada ‘Hus ante el Concilio de Constanza’, de seis metros de ancho y cuatro de alto, prestada por la Galería Nacional de Praga, o con otra imagen de Hus antes de morir en la hoguera que cuenta con una singular historia, relata Smrčka.

“El motivo de la quema del maestro Hus, sus últimas palabras, es una tradición específica checa, es un tipo de imagen único. El descubrimiento de esta pintura tuvo lugar en Roudniky en los años 60 del siglo XX, totalmente por casualidad, durante la restauración del altar barroco de la iglesia del pueblo. Finalmente después de varios complicados vericuetos la obra llegó al Museo Husita de Tábor, y ahora podemos exponerlo, una vez terminada su restauración”.

Jan Hus, výstava

De los artefactos históricos, el más importante puede ser sin embargo la Taza de Hus. A pesar de su nombre, nunca perteneció al maestro, sino que fue utilizada por los primeros husitas que estuvieron asentados en Sezimovo Ústí de 1416 a 1419.

“La llamada taza de Hus fue hallada en Sezimovo Ústí por el profesor y arqueólogo Josef Švehla, en el actual centro de la ciudad. Fue entonces llamada Taza de Hus por el texto del borde inferior, donde está grabado el comienzo de una canción del cancionero de Jistebnice. Esta dice así ‘Rey glorioso, buen Cristo, nacido de Dios padre, hijo de María, da ayuda a los necesitados”.

Jan Hus, výstava

El mencionado cancionero de Jistebnice ha permitido que se conservaran hasta la actualidad los cantos litúrgicos de los husitas, lo que permite identificar claramente la taza. Se trata además con alta probabilidad de un objeto litúrgico, que era utilizado a modo de cáliz por los husitas, que preferían un modesto recipiente de barro a la ostentación de los metales preciosos usados por los católicos.


Fuentes:

Radio Vaticana / Radio Praga

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