China: Sí y no al Papa Francisco

China y el Papa Francisco

9.00 p m| 16 set 14 (AMERICA/BV).- La mayoría de los medios internacionales informaron que China permitió que el avión en el que viajaba el Papa Francisco volara a través de su espacio aéreo hacia y desde Corea en agosto. También informaron a sus audiencias globales que Francisco expresó su deseo de establecer buenas relaciones con Beijing y su anhelo de visitarlos en el corto plazo.

Los mismos medios internacionales, sin embargo, dieron poca visibilidad a otros aspectos de la compleja relación entre China y el Vaticano, y los medios locales hasta omitieron informar respecto a la visita de Francisco a Corea, sobre su presencia en la Jornada de la Juventud Asiática y la beatificación de 124 mártires. Aquí un análisis de Gerard O’Connell (corresponsal de America Magazine en Roma) sobre algunos de los aspectos menos conocidos, a partir de cómo los medios de comunicación en China abordaron esa visita papal.

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El obispo de Hong Kong, el cardenal John Tong Hon, dijo recientemente que desde la elección de Francisco, los medios de comunicación oficiales de China han tenido un trato neutral, incluso positivo, y sin publicaciones negativas sobre él. “Eso es bastante notable”, indicó.

Sin embargo cuando se trató de la primera visita de Francisco a Asia, los medios chinos internacionales en idioma Inglés -China Daily and Xinhua News Agency- informaron sobre su vuelo y de los telegramas que envió al presidente Xi Jinping, pero los medios locales no reportaron al respecto. De hecho, la prensa nacional, radio y TV de China no informaron sobre su visita, ni tampoco mencionaron que Francisco beatificó un sacerdote chino. Los católicos chinos se enteraron de todo a través de otros canales.

Al comentar sobre este tratamiento de los medios de comunicación chinos, el reverendo Gianni Criviller, misionero y sinólogo italiano, dijo: “Es muy importante distinguir entre lo que hacen las autoridades de China en relaciones públicas internacionales y lo que hacen dentro de China; se trata de dos historias completamente diferentes”.

Tomemos el caso de permitir que el vuelo papal atraviese el espacio aéreo de China. Observadores chinos recordaron que Beijing negó este permiso a Juan Pablo II, pero anotaron que desde que Francisco es el líder más popular en el planeta, se hubiera visto mal si se le negaba el tránsito. Cardenal Tong, por su parte, interpretó la decisión china en una luz más positiva. “Es una buena señal. Esperamos con interés una evolución en la relación”, dijo.

Tal vez vale la pena mencionar que la decisión sobre el espacio aéreo se produjo después que delegaciones de China y de la Santa Sede se reunieron en Roma en junio pasado, al reanudar un diálogo que había estado cerrado durante algunos años.

Por otro lado, está el aspecto negativo de la reacción en Beijing a la visita del Papa a Corea y, en particular, al Asian Youth Day. Esto se debe informar porque refleja la dura realidad de la vida católica en China hoy en día.

Ciento quince jóvenes católicos chinos de la mayoría de las diócesis de la región se habían registrado para participar en el mencionado evento, pero al final sólo 60 lograron asistir. Los otros 55 se encontraron impedidos de hacerlo con diversas formas de “persuasión” o fueron intervenidos en el aeropuerto. Ellos sufrieron por su fe.

Esta dura realidad muestra que la situación de los católicos chinos ha empeorado un poco desde 1995, cuando Beijing permitió que una delegación oficial de jóvenes católicos asistan a la Jornada Mundial de la Juventud en Manila.

En Corea, una fuente china en el evento, que pidió el anonimato por temor a las consecuencias, comentó: “Algunos jóvenes chinos arriesgaron su seguridad para ver al Papa y para asistir a la Jornada de la Juventud Asiática. Han mostrado al mundo amor por su fe y por su país, al llevar orgullosos una camiseta que lleva la palabra “China” estampada en ella. Se sintieron fortalecidos y animados en su fe católica al encontrarse con el Papa y al vivir una experiencia como miembros de la Iglesia universal”.

Estos jóvenes que arriesgaron sus carreras, la paz y la seguridad por estar con el Papa, compartieron su fe con 240 compañeros chinos de Hong Kong, Macao y Taiwán, y con los jóvenes católicos de otros países asiáticos. “Ellos oraron juntos, aprendieron de las experiencias de fe de los mártires coreanos y reflexionaron sobre la forma en que deben responder a la llamada del Señor a ser evangelizadores en su propio país, y tal vez incluso mártires”, concluyó la fuente anónima.

El Papa Francisco sabía todo esto cuando habló sobre China en el vuelo de regreso de Corea. Sus palabras deben leerse en este contexto, sobre todo cuando dice: “La Iglesia sólo pide la libertad para su misión y su trabajo. No hay otra condición” y nos recuerda a todos que la carta de Benedicto XVI a los católicos de China sigue vigente.

Fuente:

America Magazine

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