Papa Francisco al primado anglicano: “Nuestra división es un escándalo”

Papa Francisco y el primado anglicano

9.00 p m| 19 jun 14 (AGENCIAS/BV).- El Papa alertó en un discurso dirigido al Primado de la Comunión Anglicana, Justin Welby, que no pueden “fingir” que la división entre cristianos no sea “un escándalo y un obstáculo al anuncio del Evangelio para la salvación del mundo”. Asimismo, afirmó que a veces se tiene una “visión borrosa” causada por el peso de la historia de las divisiones y que esto hace que la voluntad no esté libre de ambición.

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El Santo Padre recibió, el lunes 16, a Justin Welby, arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia Anglicana. La búsqueda de la unidad plena puede parecer lejano pero es siempre la meta del camino ecuménico, y la preocupación común por los males de la humanidad, en particular el tráfico de seres humanos, fueron algunos de los temas claves del encuentro.

En un primer momento compartieron un emocionante momento de oración común en la Capilla Urbano VIII. Tras el encuentro privado, que ha estado marcado por el ecumenismo, Francisco ha tildado la división y el enfrentamiento ente cristianos como una “gravísima plaga” a la cual Dios ha hecho capaces a los fieles de hacer un frente común con perseverancia y determinación.

El Pontífice ha dicho que ambos son compañeros de viaje y colaboradores, al tiempo que ha manifestado que la reunión entre ambos sirve para fortalecer lazos de amistad y el compromiso común para “la gran causa de la reconciliación y la comunión entre los creyentes en Cristo”. Además, ha puesto de manifiesto que la fe ha venido a través de muchos testigos y que, por eso, los cristianos están en deuda con los santos y maestros de comunidad que atestiguan las raíces comunes entre anglicanos y católicos.

Por otro lado, ha recordado que este domingo se celebra la fiesta de la Santísima Trinidad y la historia de la Evangelización de Inglaterra, que ha dado lugar a una historia de fe y santidad que ha beneficiado a muchos europeos. El Papa lo ha definido como “un camino glorioso” del que queda una profunda huella en las instituciones y tradiciones eclesiales que constituyen un fundamento sólido para la fraternidad entre los cristianos.

El Primado anglicano ha subrayado en su discurso que la exhortación apostólica del Papa, Evangelii Gaudium, ha sido de inspiración para “todos los cristianos” y ha recordado que en noviembre hay dos ocasiones para seguir el camino común del ecumenismo: el 50 aniversario del decreto conciliar Unitatis Redintegratio y en 2016 el 50 aniversario de la visita del arzobispo Ramsey a Pablo VI.

Al final de los respectivos discursos, el arzobispo de Canterbury ha regalado al Pontífice los capullos de una planta de higo que nace en el sur de Italia, pero la planta ha sido trasplantada en el jardín del palacio de Lambeth en la residencia del último arzobispo católico de Canterbury en 1556, el cardenal Reginald Pole, quien parece era amante de la botánica.

En el encuentro ha participado una delegación oficial de la Iglesia anglicana y los cardenales católicos Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, y Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. La visita del arzobispo Welby a Roma ha tenido lugar del 14 al 16 de junio para promover una campaña junto al Vaticano contra la esclavitud y el tráfico de personas llamada Red Global por la Libertad (Global Freedom Network).

El pasado 17 de marzo, la Iglesia católica firmó un acuerdo en el Vaticano con representantes del Islam y de la Iglesia anglicana con el que se comprometieron a luchar para erradicar la esclavitud moderna y la trata de personas en todo el mundo antes de 2020.

Francisco y el arzobispo de Canterbury se comprometieron a que sus iglesias trabajen más estrechamente para luchar “contra el fatídico y grave” tráfico de seres humanos y la esclavitud moderna. Justin Welby, líder espiritual de los 80 millones de anglicanos del mundo, mantuvo conversaciones con Francisco en el Vaticano sobre las formas de combatir lo que ambas religiones han descrito como un crimen contra la humanidad.

“Es un delito que todos hemos de superar de forma urgente, como un asunto de dignidad humana, libertad e integridad. Que Dios nos dé la resolución y cooperación que necesitamos”, dijo Welby al Papa en su discurso.

Francisco, líder de los 1.200 millones de católicos, habló de que compartían su “horror ante el azote del tráfico de seres humanos y formas de esclavitud de la era moderna”.

Según un índice mundial de esclavitud difundido el año pasado por la organización Walk Free Foundation, casi 30 millones de personas, entre ellas niños, viven como esclavos en todo el mundo, muchos de ellos siendo objeto de bandas que los usan para trabajos sexuales y empleos no cualificados.

El primer encuentro entre el Papa Francisco y el arzobispo de Canterbury tuvo lugar el pasado 14 de junio de 2013, durante una audiencia privada en los apartamentos apostólicos vaticanos, para después rezar juntos en la capilla Redemptoris Mater.


El mensaje del Papa Francisco

“También a nosotros el Señor parece preguntarnos: ¿De que discutíais durante el camino? Cuando Jesús planteó esa pregunta, sus discípulos se callaron porque se avergonzaban ya que estaban hablando de quien sería el más grande entre ellos. Nosotros también estamos confusos por la distancia que hay entre la llamada del Señor y nuestra pobre respuesta. Ante su mirada misericordiosa no podemos fingir que nuestra división no sea un escándalo, un obstáculo al anuncio del Evangelio de la salvación al mundo. No es raro que nuestra vista se ofusque con el peso que acarrea la historia de nuestras divisiones y nuestra voluntad no siempre está libre de esa ambición humana que, a veces, acompaña nuestro deseo de anunciar el Evangelio según el mandamiento del Señor.

A pesar de estos claroscuros, el Espíritu Santo nos da fuerzas para no desalentarnos y nos invita, a confiar plenamente en su acción potente. Como discípulos que se esfuerzan por seguir al Señor -observó el Papa- sabemos que la fe llegó a nosotros a través de muchos testigos. Somos deudores de grandes santos, maestros y comunidades que nos transmitieron la fe en el curso de los siglos y que atestiguan nuestras raíces comunes”.

El obispo de Roma recordó a este propósito que ayer el arzobispo de Canterbury celebró las vísperas en la iglesia romana de San Gregorio en el Celio, desde la cual el Papa Gregorio Magno envió al monje Agustín y a sus compañeros a evangelizar a los pueblos de Inglaterra “dando origen a una historia de fe y de santidad de la que se beneficiaron muchos otros pueblos europeos. Un camino glorioso que dejó una huella profunda en las instituciones y tradiciones eclesiales que compartimos y que constituyen un sólido fundamento para nuestra fraternidad”.

“Nos comprometemos a perseverar en la lucha contra las nuevas formas de esclavitud y confiamos en contribuir a ayudar a las víctimas y a contrarrestar este trágico comercio. Como discípulos enviados a sanar un mundo herido -concluyó- doy gracias a Dios que nos ha hecho capaces de hacer un frente común contra esta plaga gravísima, con perseverancia y determinación”.


El mensaje del Arzobispo Justin Welby

En su intervención ante el Papa, el Arzobispo recordó con gratitud el trabajo de los papas y arzobispos de Canterbury durante los últimos cincuenta años, que consiguieron llevar a la Comunión Anglicana y a la Iglesia Católica Romana más cerca una de la otra. Asimismo, al rememorar la visita del Arzobispo Michael Ramsey al Papa Pablo VI, en 1996, el primado anglicano dijo al Papa Francisco: “llego a un lugar en el que me siento en casa”.

Y continuó: “con nuestros hermanos obispos, debemos expresar nuestra unidad en la fe a través de la oración y la evangelización, pues sólo si el mundo ve a los cristianos crecer en la unidad va a aceptar a través de nosotros el mensaje divino de la paz y la reconciliación”.

Tanto el Arzobispo como el Papa reconocieron que las diferencias entre católicos y anglicanos han causado dolor en el pasado y podrían presentar desafíos en el futuro. Sin embargo, el arzobispo aseguró que una sólida base de amistad “nos permitirá tener esperanzas al hablar uno al otro acerca de esas diferencias”.

“Debemos amar a aquellos que se nos oponen y, sobre todo, a aquellos –incluso naciones enteras– a quienes la crisis actual ha arrojado a un lado. Ahora mismo, mientras hablamos, nuestros hermanos y hermanas en Cristo sufren terriblemente por la violencia, la opresión y la guerra, el mal gobierno y los sistemas económicos injustos. Si no somos nosotros sus defensores en el nombre de Cristo, ¿quién lo será?”, concluyó el Arzobispo.

Fuente:

Agencias

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