Desafíos para la Iglesia en EE.UU.: propuestas de un estudio demográfico

Iglesia de EEUU

8.00 p m| 10 abr 14 (NCR/BV).- La historia de la Iglesia Católica en los Estados Unidos se ha convertido en una historia de dos iglesias: en el noreste y medio oeste, las cifras se reducen -al parecer porque perdura una Iglesia con rasgos del siglo pasado- y en el sur y el oeste, está floreciendo con un notable incremento en la cantidad de fieles -a primera vista influenciado por el factor “inmigración”.

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Esa fue la conclusión que los demógrafos presentaron en una conferencia titulada “La parroquia católica en el siglo 21: Desafíos y Oportunidades”, realizada en la Universidad de Villanova a principios de marzo. El evento fue organizado por el Center for Applied Research in the Apostolate (CARA) de la Universidad de Georgetown y el Center for Church Management and Business Ethics de Villanova. Este año ambas instituciones tienen aniversarios significativos, CARA cumple 50 años y el Centro para la Gestión de la Iglesia cumple 10.

En sus 50 años, CARA ha desarrollado un vasto tesoro de datos sobre la Iglesia en los Estados Unidos, que ha demostrado tener un perfil en constante cambio. Sus estudios y encuestas continuas, que generan grandes cantidades de data, refuerzan algunas nociones cada vez más familiares para los católicos:

Si eres del noreste o del medio oeste, criado bajo el icónico ambiente parroquial que alcanzó su apogeo el siglo pasado, con rectorías llenas de sacerdotes y conventos llenos de hermanas, se puede percibir que ahí la Iglesia se está contrayendo, con el cierre de algunas parroquias, escuelas y otras instalaciones, y en otros casos se están fusionando.
Si vives en el sur o el oeste, sin embargo, puede parecer que la Iglesia está creciendo a buen ritmo, con bancas llenas y muchos templos nuevos.
Donde quiera que estés, estás en lo correcto si percibes que el gobierno de la Iglesia ha cambiado, con una mayor participación de laicos y muchos menos sacerdotes y hermanas, que fue el caso del pre y post Vaticano II, generaciones de mediados y finales del siglo 20.
– Y donde quiera que estés, pero sobre todo en el sur y el oeste, es muy probable encontrarse con un número creciente de grupos étnicos, así como Misas celebradas en español y otros idiomas.

Parte del crecimiento en el Sur y el Oeste, dijo Melissa Alidade, asistente de investigación en CARA, se debe a la inmigración, y otra parte se debe al incremento natural. Aunque las familias católicas son del mismo tamaño que otras, la mayor parte del crecimiento -y, en consecuencia de la disminución en el noreste y centro noroeste- se debe a la migración interna. Las personas se están desplazando hacia donde existen oportunidades laborales. Alidade dijo que los datos sugieren que “las parroquias seguirán cerrando, pero a un ritmo cada vez menor”.

Por otro lado el número de sacerdotes disponibles para el servicio activo en las parroquias disminuye cada vez más, de modo que a un mediano plazo el resultado será un aumento en el número de parroquias sin párroco residente, dijo. Esa situación, a su vez dará lugar a nuevos modelos de liderazgo en la parroquia, dijo Alidade. Una de cada cuatro parroquias en la actualidad es una “residencia ministerial multiparroquia”, es decir que las parroquias están compartiendo el personal y otros recursos, pero los espacios de culto originales permanecen activos.

La encuesta mostró que los asistentes a la Iglesia se sentían satisfechos con su parroquia, resultado que quizá no sorprende dado que la encuesta fue precisamente a la gente que asiste a misa.

Mark Gray, investigador asociado de CARA y autor del blog de la organización, dijo que la pregunta más frecuente que ha recibido por la prensa en los últimos meses es si puede detectar un “efecto Francisco” en los números de asistentes a misa y en los sacramentos.

Su respuesta : “No lo podemos saber todavía”.

Los resultados más recientes que tiene son a partir de dos encuestas encargadas por los obispos de Estados Unidos, realizadas en 2008 y de nuevo en el 2012. Los obispos, dijo, “querían saber más sobre lo que piensan los católicos de los sacramentos y de la vida sacramental”.

Para los que asisten a misa todas las semanas, dijo, cada uno de los sacramentos son significativos. Para los que asisten menos de una vez por semana pero al menos una vez al mes, el bautismo, la eucaristía, el matrimonio y la confirmación son los más importantes. Entre los que asisten con menos frecuencia que una vez al mes, “le dan menos importancia a los sacramentos, con el detalle de que el matrimonio se traslada a la primera posición por delante del bautismo y de la Eucaristía”.

Al comparar el porcentaje de católicos en la población general (24 por ciento, una cifra que, dijo Gray, ha sido constante durante décadas) y el número de nacimientos en la población de los EE.UU. en general, con el número de bautismos, matrimonios y funerales, CARA pudo extraer algunas conclusiones sobre la práctica sacramental.

Los bautismos de niños, dijo, se han reducido a un 20 por ciento de todos los recién nacidos. “Así que eso significa que hay algunas personas por ahí que se identifican como católicos, pero que no están bautizando a sus hijos, o al menos no de inmediato”. Luego observó que el número de bautismos de niños mayores de esa edad aumentó durante el lapso de tiempo entre las dos encuestas “lo que podría indicar que los padres simplemente se están tomando un tiempo antes de bautizar a sus hijos”.

Gray también disipó la presunción de que el crecimiento de la Iglesia católica era totalmente dependiente de la inmigración. Dijo que el 58 por ciento de los nuevos católicos, en cualquier año, tienen como puerta de ingreso el bautismo o los programas del Rite of Christian Initiation of Adults (RCIA). El 24 por ciento de ellos fueron bautizados en otro país y vienen a través de la inmigración, dijo, y el 18 por ciento se estima que son personas que “regresan a casa”, también conocidos como “reconvertidos”.

“Así que la Iglesia católica crecería aún sin considerar a los inmigrantes. Sería un crecimiento bastante menor, pero aún así sería un crecimiento positivo”, dijo Gray.

Gray dijo que las encuestas mostraron que el número de funerales se ha mantenido constante desde la década de los 70s, pero el matrimonio en la Iglesia católica ha disminuido considerablemente -desde el 20 por ciento de todos los matrimonios en el país en la década de los 70s a 8 por ciento en la actualidad. Sin embargo no significa necesariamente que los católicos no se están casando, dijo Gray; simplemente no se casan en la parroquia.

Otro indicador importante para el futuro de la Iglesia puede ser la respuesta a la pregunta: ¿Se considera usted un católico devoto? “El porcentaje que respondió “sí” pasó de alrededor del 47 por ciento en 1974 al 27 por ciento en 2012″, dijo Gray. Esa respuesta, junto con el aumento en el número de personas que asisten a misa regularmente, pero que no se registran como feligreses, constituye parte del perfil que “indica que tenemos el número de fieles en crecimiento, pero con lazos debilitados”.

Parte de la caída en el registro se puede atribuir a los inmigrantes, que tienden a hacerlo menos que los católicos nativos, dijo Gray, pero por otra parte también se atribuye a “la edad y las tendencias en la cultura en general. Los jóvenes tienden a no afiliarse a las organizaciones con membresía, y eso va también para la Iglesia”, dijo .

Sin importar donde se reúnan o el nivel de satisfacción, los católicos dan mucho menos a sus iglesias que la mayoría de otros grupos religiosos, dijo Charles Zech, director del Centro para la Gestión de la Iglesia y Ética Empresarial.

En una charla sobre administración, Zech dijo que los estudios muestran que el hogar católico promedio da 1,2 por ciento de sus ingresos a la Iglesia, mientras que el promedio de los hogares protestantes da el doble de eso, un 2,4 por ciento. Si los hogares católicos alcanzaran ese porcentaje, los ingresos de la Iglesia se duplicarían de $8 mil millones al año a nivel nacional a $16 mil millones, dijo Zech, situación que ayudaría mucho al desarrollo de las parroquias locales, para mejorar la infraestructura, la logística en la llegada a la población y los sueldos para los trabajadores.

Al respecto Zech indicó que son necesarias algunas buenas prácticas para mejorar la participación en la parroquia y las donaciones, como establecer un comité administrativo y otro de finanzas (ambos independientes), publicar las actividades en boletines y sitios web, organizar eventos en los que los fieles puedan opinar, y mantener canales que transmitan transparencia en las acciones de estos comités.


Fuente:

Demographers examine parish challenges of the 21st century. Publicado en National Catholic Reporter.

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