‘Sueño con un mundo que hable del Papa sin pensar en nosotros’ dijo presidente del Banco Vaticano

Ernst Von Freyberg

3.00 p m| 6 jun 13 (RADIO VATICANO/BV).- Tomando con decisión la iniciativa de una nueva “política de comunicación” del Instituto para las Obras de Religión (Banco Vaticano), su presidente, Ernst von Freyberg, concedió una serie de entrevistas con representantes de la prensa internacional, que se publicarán en estos días.

En Buena Voz presentamos la entrevista publicada por Radio Vaticano, que fue realizada por el padre Bernd Hagenkord. Recordamos que Ernst von Freyberg fue nombrado presidente del IOR, el 15 de febrero por el Consejo de Cardenales de vigilancia del Instituto, después de un largo proceso de selección entre los candidatos.

Empezamos la entrevista: ¿Le gusta su trabajo, ir de Frankfurt a Roma, para trabajar en El Vaticano?

Es un gran privilegio trabajar aquí, es el entorno más inspirador que pueda imaginar: trabajar en El Vaticano. Y es un gran desafío para servir al Papa en el restablecimiento de la reputación de esta institución.

Antes de llegar a la Santa Sede ¿Cuál pensaba que sería su labor aquí?

Diferente de lo que es. Cuando llegué pensé que tendría que centrarme en lo que normalmente se describe como una limpieza y hacer frente a los depósitos indebidos. Hasta este momento no pude detectar algo. Eso no quiere decir que no hay nada, solo significa que no es nuestro mayor problema. Nuestro mayor problema es nuestra reputación. Nuestro trabajo -mi trabajo- involucra mucho más a las comunicaciones de lo que pensaba originalmente. Y también es verdad que gran parte es comunicación dentro de la Iglesia. No hemos hecho lo suficiente de eso en el pasado. Todo empieza en casa, con nuestros propios empleados, con los que trabajan para la Iglesia de Roma, con los de la Iglesia en todo el mundo. A ellos debemos, ante todo transparencia y una buena explicación de lo que hacemos y cómo tratamos de servir.

¿Cómo es que alguien como usted, con la experiencia que tiene, quiere trabajar para el Vaticano, después de todas las historias por las que el IOR tuvo que pasar?

No lo quieres necesariamente. No es una ilusión o algo con lo que sueñas. Incluso en la entrevista no te dices a ti mismo “Realmente quiero este trabajo”. Sin embargo, que te llamen te tiene que dejar contento, y me parece que igual han pensado los otros candidatos que fueron entrevistados para este puesto. Una vez que estás aquí, te das cuenta que resultará una buena experiencia, que no está tan llena de complicaciones y los problemas internos son los que imaginas sin necesariamente estar aquí dentro.

¿Cómo es un día normal en la oficina? Mirando por la ventana se ve la plaza de San Pedro, por lo que este es un trabajo con un entorno completamente diferente a lo que mucha gente está acostumbrada. ¿Es como un día en la oficina en Frankfurt?

Un día normal comienza de la manera más extraordinaria, porque tengo el privilegio de vivir en Santa Marta, y me invitan de vez en cuando a la misa celebrada por el Papa. Es un privilegio estar allí a las siete de la mañana y escuchar sus sermones cortos y siempre muy conmovedores.

En la oficina mi jornada se estructura en torno a los proyectos. Soy fanático de resolver las tareas organizando todo sistemáticamente. Hemos separado las grandes tareas por proyectos y subproyectos, y continuamente me reuno con los comités que nos impulsan hacia el gran objetivo.

También me reúno todos los días con el director y el subdirector con los que revisamos números y datos diariamente, preparo las reuniones del consejo, y envío comunicados. Participo de la comunicación interna de la Iglesia, y además hablo con periodistas, hoy almorcé con el embajador de uno de los grandes países en el mundo para explicar lo que estamos haciendo. Gestionar proyectos, revisar números y las comunicaciones son los tres grandes temas de mi labor aquí.

Se ha dicho que usted es una especie de director a tiempo parcial. Que no vive todo el tiempo en Roma, ¿es eso posible?

Cuando nos fijamos en nuestros estatutos dice que nos reunimos con el consejo cada tres meses, como un comité y una vez al mes se revisan los resultados económicos con el director general, eso es lo que se espera de mi posición.

Cuando me entrevistaron me dijeron ‘uno o dos días a la semana’, que ahora son tres días en Roma y uno o dos en los que trabajo desde otras partes del mundo para el Instituto. De hecho, creo que con el tiempo, se irá regulando hacia lo que dice el estatuto.

Pero por el momento ¿el tiempo que dedica es el apropiado para sus labores?

Cuando reviso los objetivos me doy cuenta que necesitamos todas las horas posibles.

Su posición está atada a una comisión de cardenales. ¿Cómo funciona eso en la práctica?

Tenemos una comisión de cinco cardenales, que es la más alta instancia de nuestro Instituto. Nos reunimos con ellos cada dos o tres meses, por lo general en el contexto de una reunión de consejo. El director general y yo nos reunimos una vez al mes con el jefe de la comisión de cardenales para informar, y también para coordinar lo que estamos haciendo.

¿Existen también otras agencias, como consultoras, con las cuales tiene que coordinar labores?

Solamente hay una agencia principal, que no es una empresa de consultoría, más bien nuestro supervisor, la AIF. Ellos son la autoridad financiera que supervisa todas las instituciones financieras del Vaticano. A ellos les informo regularmente y con ellos trabajo cerca.

Acerca de asesores externos: He contratado algunos. He contratado, probablemente, a la consultora líder en la lucha contra el lavado dinero para revisar cada una de nuestras cuentas, y revisar nuestras estructuras y procesos para detectar el lavado de dinero.

También hemos contratado especialistas en comunicación y a una de las principales firmas de abogados internacionales para que nos ayuden a comprender mejor nuestro marco legal y compatibilizar con las leyes “.

Hablando sobre el lavado de dinero: Habrán estándares y normas que desea aplicar.

La Santa Sede se ha comprometido en respetar las normas internacionales. Nosotros aplicamos las leyes y los más altos estándares exigidos por nuestros bancos correspondientes. Personalmente, me encuentro en la mesa cada semana todos los casos sospechosos y tengo reuniones semanales con el responsable encargado contra el lavado de dinero. Además, aplicamos una política de tolerancia cero con respecto a los clientes y empleados involucrados en actividades de lavado de dinero negro.

Sobre el “Banco Vaticano”, aunque no es el término correcto para denominar a su Instituto, está conectado a una gran cantidad de mitos. Aparte de todos esos mitos, ¿Qué es exactamente el IOR?

El IOR es el mismo que se estableció en 1942. Sólo hace dos cosas: Se acepta depósitos de sus clientes y los protege. En primer lugar somos algo así como una oficina de la familia, que protege los fondos de los miembros de esta familia. Estos miembros de la familia son parte de la Santa Sede, sus organismos relacionados, que es la mayor parte de las congregaciones con actividades en todo el mundo, los miembros del clero y empleados del Vaticano.

El segundo servicio que ofrecemos junto con la protección y custodia, son los servicios de pago, para las entidades del Vaticano y las congregaciones con actividades en todo el mundo, para las que ofrecemos el servicio de transferencia de fondos para sus actividades en donde quiera que sean.

Entonces no son un banco estrictamente hablando…

No somos un banco. No prestamos dinero, no hacemos inversiones directas, no operamos de contraparte financiera. No especulamos en divisas o bienes. Nuestro principio es que recibimos dinero y lo invertimos en bonos de Estado, en obligaciones y en el mercado interbancario, en el que depositamos a una tasa de interés ligeramente superior a lo que recibimos con el fin de poder devolver el dinero a nuestros clientes en cualquier momento.

Lo que tiene en común con un banco es que ganan dinero, al final del día hay un excedente. ¿Esa es la intención o es que algo que simplemente sucede?

Nuestra misión es servir. Si hacemos bien nuestro trabajo, podemos esperar ganar un excedente. Aportamos un promedio de 55 millones de euros al presupuesto de la Santa Sede y es uno de los pilares económicos importantes. Ahora usted puede preguntar cómo ganamos 55 millones de euros: Cuando revisas el estado de los resultados, consta de tres elementos básicos, uno es el interés que pagamos a las personas que depositan. Luego los ingresos por intereses que ganamos con esos depósitos. Esa es la parte más importante de nuestros ingresos y que en todo el año serían de entre 50 y 70 millones de euros, del que se deducen los costos. Finalmente tenemos algunas ganancias en los precios de los bonos que se mueven arriba y abajo.

Imagino que eso va directamente a una cuenta en su propio banco para las necesidades de la Santa Sede…

Así es, va a una cuenta que es para El Vaticano.

Hipotéticamente hablando: Llego hasta ustedes, recién he fundado una congregación religiosa ¿Qué servicios pueden ofrecer para mí y mi congregación?

Sólo dos: Usted podría depositar los fondos que ha recibido sólo de quien te auspicia o respalda, mantenemos a salvo esos fondos, se pagan los intereses sobre el mismo y te devolvemos lo que necesites cuando lo necesites. Y si me dices que has instalado tres nuevas provincias, por ejemplo, una en Asia, una en África y otra en América Latina, podrías transferir el dinero que desees a tus hermanos que estén por allá, haciendo obras de caridad, y con la seguridad de que el dinero llegará incluso en los lugares más alejados del mundo.

¿Qué tipo de servicio único brinda el IOR, que cualquier banco grande no podría proporcionar?

Lo que es realmente único es que nosotros entendemos perfectamente el mundo y la misión de la Iglesia. En el IOR hay 112 personas que atienden a 19.000 clientes. En la gran mayoría, son monjas o religiosos y muy a menudo conocen a la persona que se hace cargo de ellos en el IOR desde hace 20, 30 años. Sabemos exactamente lo que necesitan y ellos aquí encuentran una persona de confianza, y es esta relación personal que los motiva a venir aquí.

Estamos en competencia como cualquier otra institución financiera en el mundo. Es normal que cada uno de nuestros clientes reciba llamadas y ofertas de otros bancos, y si se quedan con nosotros es simplemente porque nace de ellos hacerlo.

Por otro lado, hicimos la consulta a nuestros clientes, si se debería cerrar el IOR y ellos han votado 99,99% en contra. Ellos quieren quedarse aquí. Tienen un servicio personal y la experiencia también demuestra que es muy seguro. El IOR está altamente capitalizado, tiene un patrimonio de unos 800 millones en un balance de 5 billones. Eso es el doble de lo que puedes conseguir en bancos fuera del Vaticano.

Durante la crisis financiera nunca estuvimos en problemas. Ningún gobierno nos tenía que rescatar, estamos muy, muy seguros.

Su servicio especial consiste en que sus trabajadores conocen tanto a los clientes como a la Iglesia, pero con el tiempo otra institución también podría proporcionar ese tipo de servicio. ¿Hay otros bancos, “iglesias-banco”, por ejemplo, que podrían proporcionar los mismos servicios verdad?

También podrían proporcionar un muy buen servicio. Yo no diría que igual, porque cada servicio es diferente. Muchos de nuestros clientes utilizan probablemente también a otros bancos y en ese caso pueden comparar.

¿Y por qué el Vaticano debe tener un banco? Esa es una pregunta que a menudo se hace, sobre todo ahora, después de la elección del Papa Francisco ¿Por qué el Vaticano tiene o por qué necesita un banco?

Me gustaría ver las cosas desde dos perspectivas. Primero, nuestros clientes. Ellos quieren que estemos allí. Es por eso que 19.000 clientes han elegido depositar su dinero aquí. La otra forma de verlo es preguntarnos si ofrecemos un buen servicio al Santo Padre. Y la respuesta es que no, por la reputación que tenemos y esta reputación oscurece el mensaje. Esta es la que yo considero mi primera y más importante labor.

Ha mencionado el número de clientes: En comparación con otros bancos, ¿es una buena cantidad?

Diría que no, es una cantidad reducida. Hay pocos bancos más pequeños que nuestro instituto.

El informe presentado la semana pasada por la “Autoridad de Información Financiera” (AIF), ente que los supervisa, a mencionado irregularidades en seis casos. ¿Eso quiere decir que el IOR está involucrado en actividades no apropiadas para un banco del Vaticano, o en todo caso qué nos quiere decir la AIF?

El número nos dice en primer lugar cómo empiezan los rumores. No es maldad, es cuestión de analizar y sospechar, y eso prueba que nuestro sistema de control interno empieza a funcionar. Eso significa que hemos hecho nuestro trabajo e identificamos seis transacciones, que nos han parecido sospechosas o inapropiadas, y le informamos a nuestro supervisor. Cuando se identifica una transacción de este tipo, inmediatamente lo reportamos a nuestro supervisor, la AIF.

¿Ese es el método de transparencia que utilizan en conjunto el IOR y la AIF?

Es un mecanismo de reportes que en la Santa Sede es aplicable a todas las instituciones financieras. Es lo que se espera de una estructura financiera moderna: Contar con un sistema que monitoree cada transacción. No somos un banco, pero como institución financiera se aplica a nosotros el mismo sistema . Nosotros monitoreamos cada transacción, si detectamos cualquier comportamiento sospechoso, llenamos el llamado “Reporte de Operación Sospechosa” y se lo presentamos a la AIF. Este sistema está diseñado para prevenir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.

Mucho se ha hablado de la lista blanca de la Organización para la cooperación y desarrollo económico (OCDE). El Vaticano quiere ser aceptado como miembro de la lista blanca, ¿cómo contribuye su institución con eso?

No hay ninguna lista blanca. El propósito del proceso de Moneyval es identificar los países y jurisdicciones que puedan ser un peligro para el sistema financiero global. Esto se hace mediante la realización de evaluaciones del marco jurídico de cada país. Se listan los países o jurisdicciones que tienen la denominación de “estado crítico”. La Santa Sede fue evaluada el año pasado, y de acuerdo con el informe de Moneyval publicado el año pasado, tiene un operativo sistema funcional y no se considera que sea una jurisdicción “crítica”. Eso en lo que se refiere a un aspecto de la evaluación. Por otro lado, estamos llamados a tener procedimientos más sólidos y estructuras más fuertes con el fin de detectar las transacciones y clientes sospechosos. Ahora se ha contratado la consultora líder en el mundo para que analicen estos problemas y se pueda reescribir nuestro manual de cómo detectar transacciones y clientes sospechosos, y también para revisar todas nuestras cuentas. Estructuras y procedimientos estarán listos a finales del verano y entonces habremos cumplido con esa parte del proceso. Vamos a ir más allá y revisar cada depósito y lo tendremos listo antes de fin de año.

¿Existen cuentas numeradas en el instituto? Siempre hay rumores sobre grandes sumas de dinero sin un nombre en él?

Eso es pura ficción. No hay cuentas numeradas. Desde 1996 es técnicamente imposible en nuestro sistema configurar un depósito numerado. Además, sería ilegal en El Vaticano. He revisado en el sistema, chequeos aleatorios también, y no he encontrado ningún rastro de cuentas numeradas.

¿Es “transparencia” la nueva palabra clave para el IOR?

La transparencia es clave, pero no sólo la transparencia; sino lo que seremos una vez lograda la transparencia: que estamos completamente limpios, como es necesario, si se quiere ser aceptado en el sistema financiero internacional.

Pero en este momento el IOR es como una sombra sobre El Vaticano, de algún modo mancha la imagen del papado y de la Santa Sede. Definitivamente todavía las cosas no andan como deberían.

De acuerdo, pero estamos tratando de recobrar nuestra buena reputación. Ese es el tema más importante por solucionar, desvanecer esa sombra.

¿Es eso posible?

Sí. Creo que somos una institución financiera limpia y bien administrada. Seguro que podemos mejorar en todas los aspectos, en eso estamos también y que tratar de que el IOR sea tan bueno como otros institutos comparables.

Pero para encaminar mejor todo eso necesitamos comunicar. En el pasado ni nos comunicamos con los cardenales de forma sistemática, no hemos hablado con la curia, no hemos conversado con la Iglesia. Es el derecho de todo miembro de la Iglesia Católica en el mundo estar bien informados acerca de esta institución.

¿Qué hacemos ahora? Empezamos por conversar con los medios de comunicación, también dentro de la Iglesia e informar de manera sistemática a los principales grupos interesados. Vamos a publicar un informe anual como cualquier otra institución financiera y lo difundiremos en Internet el 1 de octubre en nuestro sitio web.

¿Tiene un contrato de cinco años verdad?

Para ser preciso, tomé la posta de un mandato ya iniciado. Estaré en mis funciones hasta el 2015.

En el 2015, ¿cual sería un escenario exitoso para usted?

Mi sueño está muy claro, que nuestra reputación sea tal que la gente no piense en nosotros cuando se hable de la Santa Sede, sino que solamente quieran pensar y escuchar lo que dice el Papa.


Entrevista publicada en Radio Vaticano.

Entrevistas en otros medios:

Von Freyberg: “La imagen del Banco del Vaticano daña al Papa” (La Nación – Argentina)

Puntuación: 5.00 / Votos: 1

Buena Voz

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