Quiénes y qué temas podrían articular la elección del nuevo Papa
5.00 p m| 07 mar 13 (LA CROIX/THE TABLET/CHIESA/BV).- En estos días circulan en los medios muchas versiones sobre cuáles son los temas que podrían generar grupos con visiones diferentes dentro del Cónclave. Por supuesto, muchas son solo especulaciones y no es infrecuente que estén basadas en posturas anti eclesiales. Las más llamativas y mediáticas reducen la vida de la iglesia a los escándalos suscitados en torno a hechos graves (inconducta sexual y encubrimiento, vatileaks, oscuros manejos financieros…) y son formuladas como teorías conspirativas con rasgos más o menos sórdidos. Pero existen otras perspectivas, mucho menos mediáticas, que presentamos en este post.
El diario católico francés La Croix por ejemplo habla de un “partido romano o curial” que conciente del resentimiento frente al dominio italiano de la curia actual propondría a un cardenal latinoamericano con trayectoria romana, propuesta que sin embargo no contaría con el respaldo de los obispos ni del tercer ni del primer mundo. Los líderes del partido curial serían Bertone, Sodano y Re.
También menciona La Croix que respecto de la evangelización, que sería el tema principal de la mayoría de los cardenales, habría dos corrientes expresadas en el último y reciente sínodo. Una buscaría expresar una contracultura que se opone a los cambios económicos, científicos y éticos del mundo, línea atribuida al cardenal Erdö. Pero también se conversa sobre un Papa que acoja públicamente los dolores del mundo.
Otros temas serían: la reforma de la Curia (saneamiento, organización y transparencia) y la mejora de la coordinación entre Roma y las conferencias episcopales: revisar la función de los Sínodos, o hacer que los viajes del Papa sean visitas de trabajo con los Obispos.
La propuesta que plantea el vaticanista Sandro Magister, en su blog multilingüe Chiesa de la revista italiana L’Espresso, parece repetir el escenario pero coloca a los actores en otros lugares. En su opinión el cónclave tiene un consenso y una división. El consenso estaría referido a que el próximo Papa no será ni italiano ni europeo, pero tampoco africano ni asiático, sino americano. La división cortaría por la autoridad y la reforma para limpiar a la iglesia de los males que los escándalos han puesto en evidencia. Por un lado estarían los cardenales curiales (de la curia actual, vinculados a Bertone) que buscarían colocar un Papa no demasiado “entrometido”, apoyados por los cardenales progresistas (los amigos de Martini) que buscan siempre un Papa que deje espacio y no se imponga (un pastor, no un sheriff), y del otro los cardenales Ratzingerianos reformistas en lo administrativo y ortodoxos en la doctrina (entre los que menciona a Angelo Scola de Milán, al arzobispo de París André Vingt-Trois, y al australiano George Pell). Ambos grupos apoyarían candidatos americanos: los que quieren un Papa fuerte mirarían a Norteamérica en donde identifica a Timothy Michael Dolan, arzobispo de Nueva York, de 63 años, enérgico y vivaz, y a el arzobispo de Boston, Sean Patrick O’Malley, 69 años, fraile capuchino, menos enérgico en el gobierno, o al cardenal canadiense Marc Ouellet, todavía más tímido. Los tres hablan castellano. La curia y los progresistas tendrían como candidato de Sudamérica a Odilo Pedro Scherer, 64 años, cardenal de São Paulo, Brasil, hijo de emigrantes alemanes, con experiencia curial, poco querido en Brasil, pero dócil y gris.
Por su parte el semanario católico británico The Tablet usa un enfoque más amplio. Por una parte sostiene que la agenda en las reuniones preparatorias a la elección está dominada por la urgencia de una reforma. La organización de la Iglesia ha sufrido duramente las crisis que no terminan de resolverse producidas por los escándalos recientes, pero más importante todavía sería la crisis que fractura de la koinonia – el amor, confianza y camaradería – entre la jerarquía de un lado y los sacerdotes y laicos de otra. Las soluciones están ya diseñadas teológica y pastoralmente en los documentos del Concilio Vaticano II. Entre ellas, colegialidad entre el Papa y los obispos (nunca Pedro sin los apóstoles, nunca los apóstoles sin Pedro), y subsidariedad (nunca los órganos jerárquicos se atribuyan lo que los órganos de base pueden realizar).
Pero además The Tablet menciona otros actores: los grandes electores. Cardenales mayores que han prestado servicios importantes y que no son papabili, en algún caso líderes de hecho de alguna conferencia episcopal, cuya voz será escuchada por los demás cardenales aún si su influencia no es directa. Entre ellos el semanario menciona a Bertone, titular del gobierno durante el interregno en su condición de camarlengo, en tanto que puede representar la voz del ausente Benedicto cuando se considere el estado de la iglesia aun cuando su gestión en la Secretaría de Estado sea controvertida. Sin embargo, si las voces críticas se imponen el respaldo de Bertone podría descalificar al candidato que proponga.
Otro gran elector sería Sodano, ex secretario de Estado durante el pontificado de Juan Pablo II cuya gestión es considerada mejor a la de Bertone aunque esté comprometida entre otros asuntos por la protección del fundador de los Legionarios, posteriormente sancionado por Benedicto. Aunque no vota, como decano del colegio de cardenales, Sodano presidirá las congregaciones generales.
Finalmente, voces influyentes serían las de los cardenales a los que Benedicto encargó la investigación de los Vatileaks: el eslovaco Jozef Tomko, el español del Opus Julián Herranz y el italiano Salvatore De Giorgi. Aunque comprometidos a guardar en reserva el informe lo que digan será atentamente escuchado.
Y son mencionados también el cardenal de Westmister, Cormac Murphy-O’Connor y los italianos Giovanni Battista Re, león de la curia, y Camilo Ruini presidente de la conferencia episcopal italiana.
El último gran elector mencionado es como el Cid, combatiente después de muerto. Sería Carlo Mario Martini, que dejó un testamento señalando que la iglesia venía retrasada 200 años y que dejó un perfil del próximo Papa que ha recordado recientemente Georg Sporschill SJ en el diario Il Corriere della Sera: “debe ser un optimista como Juan XXIII que en lugar de defender lo anticuado abra las puertas de la Iglesia a lo nuevo”.
Fuentes:
– La Croix: Les cardinaux entrent en “pré-conclave”
– Magister en Chiesa: Un americano en Roma, hacia la cátedra de Pedro
– The Tablet: From the editor’s desk. Reform dominates the agenda
– The Tablet: Behind the throne: the would-be kingmakers; Robert Mickens.