Un fraile es la nueva sensación de la música lírica
Su voz, limpia y potente, fue descubierta por el productor Mike Hedges (U2, The Cure) que encontró al fraile en su monasterio de Porzuncola (Asís, Italia) después de pasar años buscando a un nuevo tenor italiano, y con quien ha grabado un disco de cantos sacros, tanto tradicionales como modernos.
“Soy una persona más bien tranquila, me gusta la vida casera y muy simple, por lo que encontrarme ahora dando vueltas por Europa para promocionar el CD y la popularidad me está desconcertando un poco mi manera de ser”, reconoce en una entrevista, aunque lo acepta con “alegría” porque, según sus palabras, “es Dios quien se lo ha pedido”.
De conversación alegre y dispuesto a la risa, Alessandro espera que este disco pueda ser un medio de difusión de la cultural musical. Pero también quiere dar “un poco de esperanza al mundo” porque cree que “la música bella es realmente un mensaje de la belleza de Dios” y ayuda a las personas a encontrarse con el Señor, pues “en esto está la evangelización porque es Dios quien habla directamente a través de la música”, afirma.
En “Voice from Assisi” se pueden escuchar temas como “Fratello Sole, Sorella Luna” del compositor de los sesenta Donovan, el Ave María de Schubert o “Le Lodi di Dio Altissimo”, una tema de Paul Mealor arreglo de una oración escrita por San Francisco de Asís. De todos ellos, el tema preferido del fraile es “Sancta María” de la “Cavalleria Rusticana”: “La primera vez que lo escuché fue en televisión y recuerdo que me impresionó muchísimo, hasta las lágrimas, era algo estupendo, increíble, se me quedó marcado en el corazón”.
Sin miedo a la fama
A la espera de saber si su disco será un éxito, el monje no le tiene miedo a la fama porque él no es famoso, lo es su voz, que no le “pertenece totalmente”. “Es un talento que me ha dado Dios y no puedo hacer con él lo que quiera -asegura-, estoy llamado a devolverlo, a darlo a los otros“, de manera que puedan vivir su misma experiencia. “Cuando canto vivo, en un cierto modo, un momento de paraíso”, afirma.
A pesar de su amor por la música -empezó a tocar el órgano a los 9 años-, su relación con ella no siempre fue fácil, pues al encontrar su vocación religiosa pensó que ambas eran incompatibles. Tampoco lo tuvo fácil con el canto, le dijeron que su voz era demasiado aguda, pero una vez en el convento como postulante comenzó a hacer ejercicios de respiración y de ellos surgió su actual talento.
Su camino hasta los estudios Abbey Road comenzó con una prueba que le organizó un profesor de canto de Perugia, al que conoció en un concierto, y de ahí llegó hasta la Decca. Sin embargo fray Alessandro no tenía claro si debía firmar y fueron los monjes de su congregación y sus amigos quienes le hicieron ver que podía tratarse de una misión que Dios le estaba pidiendo.
Ahora está contento porque ha conocido a mucha gente, con la que ha podido compartir “algo hermoso” y no faltan palabras de elogio para Michel Hedges. “Cuando le conocí estaba muy emocionado”, asegura, y con él ha trabajado “estupendamente”, ya que asegura que “es un gran profesional y tiene una gran humanidad”.
Este fraile que también vivió una crisis de vocación, la cual le llevó a retirarse durante tres años, no pierde, a pesar de su vida monacal, su conexión con el mundo, de hecho está activo en las redes sociales y sigue todo tipo de música.
Su maestro ha sido Johann Sebastian Bach, pero también admira a Michael Jackson, “un gran músico y un gran innovador que debería ser estudiado muy a fondo”. Ahora está estudiando la música del dj brasileño Amontovin, al que considera “muy interesante” y es un apasionado del minimalismo, aunque no desprecia ningún tipo de música.
Y para el futuro, no hay planes. “Espero la voluntad de Dios, lo que me indique en mi camino lo haré. Estoy abierto a 360 grados, no tengo proyectos particulares porque en mi vida, siempre que he dejado actuar a Dios, me ha sorprendido profundamente, por lo tanto le dejo hacer a él”.
Texto de Carmen Rodríguez – EFE España
Me gusta este post, me parece fresco, sin embargo es tan extraño para mi pensar en un franciscano famoso… como que famoso y franciscano no pueden estar en la misma oración.