Curas católicos piden cambios en leyes eclesiales

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1.00 p m| MADRID 24 abr 12 (BV/VIDANUEVA).- La Iglesia centroeuropea pide cambios profundos en la organización y leyes eclesiales. Desde su nacimiento en Austria, un movimiento de sacerdotes descontentos con la respuesta que la jerarquía católica ofrece a la sociedad contemporánea se ha extendido por Alemania, Francia, Bélgica e Irlanda. Aunque todavía no ha desembarcado en los países mediterráneos, ya ha entrado en contacto con clérigos en los Estados Unidos, Australia y América Latina que también pretenden un cambio de rumbo en el timón de la barca de Pedro.

El fin del celibato obligatorio para los sacerdotes, la ordenación de hombres casados y de mujeres y la comunión para los divorciados que se vuelven a casar y para cristianos no católicos son sus demandas más significativas. Si se llevaran a la práctica, la Iglesia realizaría una de las reformas más profundas en sus dos milenios de historia.

No se presumen, sin embargo, cambios a corto o medio plazo. Benedicto XVI respondió a estas peticiones en su homilía del pasado 5 de abril durante la misa del Jueves Santo en la basílica de San Pedro. Descartó por completo la ordenación femenina citando a Juan Pablo II, quien dijo que la Iglesia no tiene “autorización del Señor” para esto, y se preguntó si la desobediencia que promulgan los sacerdotes rebeldes puede ser un camino para la renovación de la comunidad cristiana.

Les acusó de querer transformar la Iglesia según sus propios “deseos e ideas” y recordó los movimientos posconciliares de regeneración siempre dentro de la obediencia. La base de toda renovación, concluyó, está en la “conformación a Cristo”, por lo que la desobediencia no puede ser el camino para actualizar la Iglesia.

El sacerdote austriaco Hellmut Schüller, exdirector de la Cáritas de su país y ex vicario general del cardenal arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, es el catalizador del malestar presente en buena parte del clero centroeuropeo. Schüller, hoy párroco en un pequeño pueblo al norte de Viena, lidera un grupo de cerca de 400 curas austriacos (alrededor de un 10% del total) que forman la Pfarrer Initiative (Iniciativa de los Párrocos).

Este grupo sacudió la Iglesia local cuando el pasado mes de junio presentó su “Llamada a la desobediencia”, un texto que supera la organización eclesiástica austriaca y supone un desafío para el gobierno de la Iglesia universal.

Para Schüller, el hecho de que los ecos de la protesta que lidera hayan llegado hasta San Pedro es algo positivo. “Es bueno para la Iglesia que se hable de estas cosas, porque son asuntos que afectan a los católicos en todos los países. Se trata de problemas graves que no solo están en Austria o en Europa, sino también en América Latina, África o Asia”, explica
El cierto inmovilismo de la Iglesia ante los cambios de la sociedad actual no es achacable, en su opinión, a Benedicto XVI, sino a su entorno, a la “estructura vaticana”. “El Papa es solo una persona; el problema está en la estructura que hay en Roma, que lo pone muy difícil para la implementación del Concilio Vaticano II. Movimientos como el Opus Dei tienen mucha influencia. Me temo que no es una cuestión de quién es el Papa en cada momento”, sostiene Schüller.

Contraataque conservador

La parte más conservadora del clero de este país centroeuropeo considera inadmisible las exigencias de la Pfarrer Initiative y pide al episcopado acciones disciplinarias contra sus miembros, a los que acusa de querer romper la unidad de la Iglesia.

Jan-Heiner Tück, profesor de Teología en la Universidad de Viena y colaborador de la prestigiosa revista Communio, no cree que se vaya a producir una ruptura: “El cardenal Schönborn quiere instaurar un diálogo y no pretende tomar medidas disciplinarias contra Schüller y sus seguidores. Creo que esta es la única solución. Un cisma sería muy problemático”.

Para Tück, el gran problema de la tesis de Schüller es que se centra en los “problemas estructurales” sin contemplar que también existe una “crisis de fe”.

“No quiere aceptar que otras instituciones tienen problemas similares debido a la individualización y secularización de la sociedad. Los tiempos modernos son complejos y también difíciles para otras instituciones, no solo para la Iglesia. No es únicamente por culpa de los obispos que la Iglesia se encuentra en una situación crítica. El diagnóstico no es completo”, dice el profesor Tück.

Imagen: Diseño Buena Voz

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