¿Es la Iglesia multicultural?

20120306-amaladoss.jpg

1.00 p m| CHENNAI 06 mar. 12 (BV/JIVAN).- Entre los 22 cardenales que recibieron la ‘birreta’ el 18 de febrero de manos de Benedicto XVI, diez tienen cargos en la curia romana: el grupo más numeroso son siete (7) italianos. Solo tres no son europeos o norteamericanos. Por eso el próximo Consistorio no parece reflejar el peso cada vez más importante que tiene el Sur (del mundo) en la Iglesia Católica. La reciente reflexión del jesuita Michael Amaladoss, conocido teólogo indio, aparecida en la revista de los jesuitas ‘Jivan’ está dedicada a la relación entre Iglesia y multiculturalismo.
Manuel Marzal, antropólogo de la PUCP, afirmaba “No hay salvación sin encarnación” Amaladoss explora desde la india las condiciones y límites de la multiculturalidad en la Iglesia y en la Compañía de Jesús.

Un punto de vista indio
Michael Amaladoss S.J.

Uno de los asuntos que trae la globalización es el riesgo de la proyección e imposición a todos, a través de los medios y del mercado, de una cultura única consumista, esto es, la norteamericana. Esto implica los medios, la tecnología, la comunicación, los patrones de vestido y alimentación. Influye menos en los elementos culturales más profundos como lengua, actitudes, literatura y modo de vivir, pensar y relacionarse. A estos niveles, las culturas tienden a defenderse, a veces con violencia. Sin embargo, si la Meca de la Globalización, los Estados Unidos, no se han vuelto monoculturales, es difícil que puedan ser capaces de imponerse del todo sobre las culturas de los otros países.

Nuestro mundo es ahora multicultural. Me ha sorprendido escuchar esta afirmación de la Conferencia episcopal francesa . Los franceses suelen ser considerados nacionalistas en lo que atañe a la propia cultura. Sin embargo en una declaración de los obispos, el 3 de octubre pasado, se habla del “fin de una cierta homogeneidad cultural”, debido a las oleadas migratorias.
La homogeneización cultural permanece como tentación, no solo a nivel global, sino también local. En India existe una cultura dominante que busca convertir en subalternas a las otras, desde los dálit a los pueblos indígenas; pero también en otros lugares hay quienes intentan afirmar que la unidad de una nación depende de la unidad de su cultura o incluso desean aun la homogeneidad religiosa.

Defender el multiculturalismo y el pluralismo religioso es un deber constante y necesario, y nos enorgullece que la constitución de la India defienda ambos, teniendo cuidado especial por el cuidado de las minorías.

Pero hay un ámbito de esta homogeneización global que comúnmente pasamos desapercibido: la Iglesia, institución que a menudo en la historia ha tratado de imponer la propia cultura en el nombre de Dios.

Según teólogos como Karl Rahner, el Concilio Vaticano II hizo consciente a la Iglesia de su realidad global. Ha promovido la inculturación en ámbitos diversos. Por ejemplo en la liturgia, el único criterio propuesto ha sido el de la “plena, consciente y activa participación de los fieles”. Se ha afirmado que se puede cambiar todo, excepto aquello que es de institución divina, lo que promovió que emergieran nuevos ritos.

A pesar de esto y de la existencia de tantas pequeñas Iglesias orientales, la Iglesia latina ha dominado la historia reciente, y también recientemente la Iglesia ha defendido con fuerza la unidad del rito latino. La controversia sobre el Misal de lengua inglesa es un ejemplo: se impuso una traducción del texto latino más literal que la versión precedente, a pesar de las objeciones de los obispos y de los expertos. Las personas no pueden rezar creativamente en su propia lengua, a no ser en privado. Es lo mismo para todas las lenguas del mundo, que deben traducir los textos latinos de manera literal y obtener la aprobación del Vaticano. El multiculturalismo, recomendado para el mundo, no parece ser respetado en la Iglesia.

Por eso no me ha sorprendido leer un texto de Sandro Magister en la página web de Espresso. A la pregunta de si con Benedicto XVI la curia romana no se está volviendo “demasiado” italiana, responde: “el historiador Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, que tiene fama de progresista, ha defendido una evolución similar. Ha explicado varias veces que la Santa Sede no puede parecerse a una gran organización internacional […], no puede convertirse en una especie de ONU, porque es parte de la Iglesia romana y debe tener con esta un enlace eclesial, humano y cultural particular”. Naturalmente no es un problema que la iglesia romana quiera seguir siendo romana. Pero al mismo tiempo, no debería buscar imponer su identidad a la Iglesia universal y multicultural. ¿Cuánto de los documentos de la Iglesia muestran más preocupación por los problemas culturales de Europa y Norteamérica que por el resto del mundo?

Es evidente que desde el punto de vista demográfico el centro de gravedad de la Iglesia se está desplazando hacia el sur, pero no es así a nivel cultural. Lo notamos también en las congregaciones religiosas internacionales, en las que crece grandemente el componente indio. También un indio puede ser elegido superior general de la propia congregación, pero en el capítulo general, la minoría de europeos y norteamericanos terminan desarrollando un rol preponderante, quizá por la facilidad de comunicación en las lenguas más usadas, inglés, francés o italiano. Los documentos que producen se centran en cuestiones europeas y norteamericanas.

¿Y los jesuitas? Desde hace varios años nos preguntamos qué sucederá con el ingreso cada vez más numeroso de personas del hemisferio sur. No sabría decir si esta pregunta contiene un elemento de temor. Nuestras Congregaciones Generales han sido ampliamente multiculturales, pero ciertos desarrollos y actitudes despiertan algunas preocupaciones. Tenemos en Roma algunas Instituciones internacionales. ¿Son estas realmente multiculturales? Hace algunos años, cuando se buscaba personal nuevo para estos institutos, no se elegía entre los teólogos que tenían experiencia en la enseñanza y reflexión en la India, los que podrían haber brindado una perspectiva india a otra institución con sede en Roma. Más bien se escogía a jóvenes estudiantes que eran llevados a Roma para ser formados en la teología romana, preferiblemente en italiano, para posteriormente dedicarse ahí a la enseñanza. ¿Es esto multiculturalismo, o más bien globalización homogeneizante?

A nuestros teólogos que tal vez saben dos lenguas de la India, además del inglés, se les hace aprender dos o tres lenguas europeas. Pero ¿a los teólogos occidentales que enseñan en una institución multicultural se les hace aprender lenguas asiáticas o africanas? Y si no las conocen, por lo menos ¿no se debía esperar que por lo menos tengan familiaridad con las teologías y las culturas del Sur, teniendo en cuenta el alto número de estudiantes que provienen de aquellos continentes?

En 2010, en México, el padre general de los jesuitas, Adolfo Nicolás, ha hecho una observación estimulante durante un encuentro internacional sobre la educación superior: “Se me ocurre que tenemos problemas en la formación de la Compañía porque quizá nuestra conciencia flotante no esté tan bien desarrollada. Durante unos 20 años hemos venido recibiendo vocaciones en la Compañía de grupos que antes no teníamos: los grupos tribales, los dálit en India, y otras comunidades marginales. Los hemos recibidos con alegría porque hemos llegado a los pobres y los pobres se nos han unido. Ésta es una maravillosa forma de diálogo. Pero también nos hemos sentido un poco limitados: ¿Cómo se forma a estas personas? Pensamos que no tienen suficiente formación educativa, así es que les damos uno o dos años extra de estudios. No creo que ésta sea la respuesta correcta. Lo correcto es preguntarse: ¿De dónde vienen? ¿Cuál es su contexto cultural? ¿Qué tipo de interpretación de la realidad nos traen? ¿Cómo entienden las relaciones humanas? Tenemos que acompañarlos de una manera distinta, pero para esto necesitamos tremenda imaginación y creatividad, estar abiertos a otras maneras de ser, de sentir, de relacionarnos” .

En otras palabras: ¿cuándo nos volveremos de verdad multiculturales en el mundo, en la Iglesia y en la Compañía de Jesús?

Imagen: Michael Amaladoss SJ. Jesuita hindú, profesor en el Instituto de Diálogo con Culturas y Religiones, en Chennai, India. Enseña en el Centro Sévres de París. Conocido por sus numerosas publicaciones, sobre todo en el campo del diálogo interreligioso.

Puntuación: 3.75 / Votos: 4

Buena Voz

Buena Voz es un Servicio de Información y Documentación religiosa y de la Iglesia que llega a personas interesadas de nuestra comunidad universitaria. Este servicio ayuda a afianzar nuestra identidad como católicos, y es un punto de partida para conversar sobre los temas tratados en las informaciones o documentos enviados. No se trata de un vocero oficial, ni un organismo formal, sino la iniciativa libre y espontánea de un grupo de interesados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *