El Patio de los Gentiles: espacio sagrado para cristianos, ateos y agnósticos
Logotipo del Atrio de los Gentiles en París
Del mismo modo, María Leticia Sánchez Hernández, doctora en Historia, cree que debe servir “para establecer una plataforma entre creyentes y no creyentes, seria, realista, intelectualmente sólida, y, sin pretensiones de llegar a conclusiones definitivas por ninguna de las dos partes”. “Este espacio tiene que lograr un sano entendimiento entre las partes, superando, y ayudando a superar, el fanatismo religioso y el ateísmo folclórico”, añade.
El sacerdote y escritor Jesús Sánchez Adalid sostiene que “debe permitir a los católicos, y a cuantos se preocupen por el bien de la humanidad, dialogar y cooperar entre sí”. En definitiva, concluye, “un foro privilegiado que, libre de artificios y dogmatismos, nos permita a los creyentes descubrir los lugares comunes que compartimos con nuestros hermanos no creyentes, en la búsqueda o en la duda”.
Francisco M. Carriscondo Esquível, profesor de Lengua Española de la Universidad de Málaga, dice que eventos como el de París o los sucesivos “deberían concienciarnos de que, seamos de la opinión, idea o creencia que seamos, vamos todos en esta nave llamada ‘Tierra’ en un viaje tanto interno como externo, que debería ser el resultado de la suma de nuestra voluntades particulares”. “Puede aportar bastante –continúa–; si no marcar de forma categórica, sí al menos puede sugerir una hoja de ruta en la que todos nos veamos implicados”.
Interrogantes del hombre
El propio Carriscondo Esquível apunta, además, cuáles son los temas que tendrían que ser abordados. Cita, entre ellos, la necesidad de una ética universal, la concienciación ecológica, la convivencia con nuestros semejantes o los mecanismos de control ante un mayor conocimiento científico –la energía atómica, la manipulación de células madre, el control de la maternidad o la selección embrionaria con determinados fines–.
En la misma línea se mostró María Leticia Sánchez, para quien los temas de los encuentros deben versar sobre las grandes cuestiones que afectan a la existencia del hombre: el sufrimiento, la muerte, el sentido de la vida, los problemas bioéticos, los interrogantes cosmológicos o los diferentes enfoques de las expresiones culturales. Coincide también Sánchez Adalid, que añade que no se debe tender a lograr “un sincretismo o una especie de condensación espitirual”, sino a “dialogar con vistas a descubrir aportaciones originales, correctivas o integrantes, sobre los mayores interrogantes del hombre”.
Un espacio sagrado
Para Fernández Sangrador, el Patio de los Gentiles “no debe desembocar solo en coloquios académicos sobre teodicea, antropología, filosofía, ética, teología fundamental, narrativa, poesía, cultura o arte”. “El Atrio de los Gentiles no es un aula universitaria, ni un taller de arte, ni un ciclo de conferencias, ni una sala de exposiciones. Es, a su manera, un espacio sagrado, en el que han de aproximarse mutuamente, tanto cuanto sea posible, la espiritualidad cristiana y la del ateo o el agnóstico, si la hubiere. He aquí la novedad de la iniciativa propuesta por Benedicto XVI”, explica.
Imagen: Cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, en la ceremonia inaugural del Patio de los Gentiles.