El Presidente Obama rendirá homenaje a Mons. Romero, ‘la voz de los sin voz”
El Presidente Obama visitará la cripta que contiene los restos del “Santo Romero de América”, como se conoce en América Latina a Mons. Romero, en el marco de su visita oficial a San Salvador, el 22 y 23 de marzo, durante la cual también se tiene previsto un encuentro privado con el Presidente del Salvador Mauricio Funes. La visita forma parte de un viaje que ha llevado al Presidente Obama también a Brasil y Chile.
Mons. Escobar Alas confirma su presencia en el evento, como también ha pedido la embajada de EE.UU. en El Salvador, y ha expresado su agradecimiento, porque es un honor que el Presidente de los Estados Unidos venga a visitar la tumba de Monseñor Romero, un luchador incansable en la defensa de los derechos humanos.
Llamado “La voz de los sin voz”, Oscar Romero, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba la Santa Misa en el hospital de la Divina Providencia en San Salvador. Como arzobispo de San Salvador, Romero fue crítico de los abusos de derechos humanos por la junta gobernante de derecha, denunció la injusticia social, la represión militar y los crímenes de los escuadrones de la muerte y pidió al entonces presidente estadounidense, Jimmy Carter, en una carta, revisar la cantidad de ayuda militar hacia el regimen. Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980, mientras celebraba una misa en una capilla de un hospital
Misión de la Iglesia
Para el monseñor Romero, la fe cristiana y la actuación de la Iglesia siempre han tenido repercusiones socio-políticas. Por acción o por omisión, por la connivencia con uno u otro grupo social los cristianos siempre han influido en la configuración socio-política del mundo en que viven. El problema es cómo debe ser el influjo en el mundo socio-político para que sea verdadero según la fe.
Como primera idea, monseñor Romero citaba la intuición del Concilio Vaticano II. La esencia de la Iglesia está en su misión de servicio al mundo, en su misión de salvarlo en totalidad, y de salvarlo en la historia, aquí y ahora. La Iglesia está para solidarizarse con las esperanzas y gozos, con las angustias y tristezas de los hombres. La Iglesia es, como Jesús, para “evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos, para buscar y salvar lo que estaba perdido”.
Predicar la esperanza
El encuentro con los pobres, decía monseñor Romero, ha hecho recobrar la verdad central del evangelio con que la palabra de Dios nos urge a conversión. La Iglesia tiene una buena nueva que anunciar a los pobres. Lo que hay en estas palabras es la coincidencia del anhelo de liberación y la oferta del amor de Dios a los pobres. Es la esperanza que ofrece la Iglesia y que coincide con la esperanza a veces adormecida y tantas veces manipulada y frustrada, de los pobres del continente.
La esperanza que predicamos a los pobres es para devolverles su dignidad y para animarles a que ellos mismos sean autores de su propio destino.
Imagen: Cuadro de Cerezo Barredo