Evangelizar la universidad, asignatura pendiente

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1.00 p m| MADRID, 02 feb 11 (VIDANUEVA/BV). Tomamos un extracto del artículo de José Moreno Losada–Consiliario de la Juventud Estudiante Católica-JEC, para la revista Vida Nueva de España y que puede ser adaptado a nuestra sociedad: “Desgraciadamente, la presencia de los cristianos en la universidad pasa prácticamente desapercibida. La experiencia de fe de tantos jóvenes es ignorada por quienes les rodean en el mundo del estudio y la investigación. Sin embargo, su testimonio es vital para ser portadores de sentido en medio de la sociedad. Pero, antes, los estudiantes tienen que aprender a hacer del estudio un lugar para la experiencia de la propia fe, un camino para el crecimiento personal y un servicio para los demás.

Al reflexionar sobre el sentido del estudio descubrimos que es ahora, ya en la universidad, donde algunos damos los primeros pasos para la conexión estudio-evangelio. Hasta la universidad no hemos descubierto el estudio como dimensión evangelizadora, es decir, no habíamos descubierto muestro estudio desde la fe.

Nuestro estudio no había sido un lugar para la experiencia de la fe, es más, decíamos que no nos dejaba tiempo para las cosas de la fe. Por un lado iba nuestro proceso de fe y la experiencia de Dios y, por otro lado, nuestro estudio, en el que, hasta ahora, hemos gastado más vida, interés y esfuerzo.

También se detecta que es muy débil la presencia activa de los cristianos en la universidad. Nos cuesta salir del anonimato, es una asignatura pendiente. Sin embargo, cuando
empezamos a dar pequeños pasos, nos sentimos más personas y más cristianos.

Es en este período en donde tenemos que hacernos algunas preguntas: ¿ves conexión entre tu fe y la universidad o las separas? ¿Cómo vives esta conexión estudio-evangelio? ¿Cómo lo expresas? ¿Lo sientes a tu alrededor como universitario? ¿Te has planteado lo que Dios quiere de tu estudio? ¿En qué sirve tu fe al estudio? ¿Y tu estudio a tu fe?

Del estudio como inversión al estudio como desarrollo

Cuando una persona invierte, lo hace para obtener unos beneficios. Así es entendido en el ámbito de la economía, de donde se extrae este concepto.

Trasladándolo al mundo de la educación, encontramos que todos los agentes educativos utilizan la regla de la inversión: “Yo estudio para que el día de mañana”; “yo enseño para que a fin de mes…”. Y es normal y necesario que los estudiantes seamos conscientes de que estudiamos nosotros, y para nosotros. Nosotros somos los sujetos de la inversión.

Ocurre que a la hora de entender esta inversión se puede dar una visión reductora de lo humano si no se tiene en cuenta una visión solidaria y global. Se trataría, en este caso, de
una inversión pragmática, centrada, por ejemplo, en una especialización con fines meramente laborales. Sería una inversión en la que los beneficios que supone estudiar fuesen los mayores posibles, y los costes, lo que se arriesga, fuesen los mínimos, y cuyo beneficio revertiesen en una sola persona.

De lo que se trata, al fin y al cabo, es de si hemos de educarnos solamente para trabajar o educarnos para ser persona. Frente a este estudio como inversión, hay otra manera de entender la inversión que nos lleva a estudiar en la universidad para adquirir una formación que no se limita a unos contenidos que nos harían no tener que volver a estudiar nunca más, sino que hemos de añadir dos componentes esenciales.

Es necesario en nuestra formación conjugar los contenidos teóricos con un conocimiento de la realidad de nuestro entorno. Sólo así seremos agentes de transformación. Si no conocemos nuestra realidad, no podremos hacernos cargo de ella.

Este modo de invertir en el estudio es lo que entendemos por un estudio como desarrollo de la persona, en el que la formación integral de la persona se ponga en primer plano y los otros nos lleguen a doler. Para que esto sea posible, hace falta que nos dejemos interpelar por el entorno.

El estudio según el Reino

Como creyentes, entendemos que el mensaje de Jesús puede ser inspirador de una nueva concepción del estudio, en una clave realmente nueva y subversiva, que es la del “amaos unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34; 15, 12), y de una manera especial a los más pobres y pequeños.

Esta perspectiva reorientará nuestro estudio hacia una humanidad nueva, donde todos somos iguales, donde los protagonistas de la historia son los tirados en la cuneta, los caídos, los débiles.

Vamos a ver qué claves evangélicas podemos sacar para ver cómo hacer un estudio que corresponda al Reino. La primero es tener claro que estamos llamados a ser luz en medio de la universidad y la sociedad.”

Imagen tomada del blog arteparalamemoria

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Buena Voz

Buena Voz es un Servicio de Información y Documentación religiosa y de la Iglesia que llega a personas interesadas de nuestra comunidad universitaria. Este servicio ayuda a afianzar nuestra identidad como católicos, y es un punto de partida para conversar sobre los temas tratados en las informaciones o documentos enviados. No se trata de un vocero oficial, ni un organismo formal, sino la iniciativa libre y espontánea de un grupo de interesados.

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