El Sínodo concluye promoviendo el diálogo interreligioso y reconociendo a Palestina como estado independiente, pero Israel expresa su disgusto

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11.00 a m| ROMA, 02 nov. 10 (VIDANUEVA/BV).-¿Éxito o fracaso? ¿Pastoral o político? ¿Anti-israelí o pro-árabe? Son algunas de las preguntas que se han planteado los informadores al valorar la Asamblea Especial del Sínodo para Medio Oriente que se ha desarrollado en el Vaticano entre el 10 y el 24 de octubre y que, por otra parte, ha tenido un eco bastante mediocre en la mayoría de los medios de comunicación, si exceptuamos los de los países más involucrados, como Líbano, Egipto e Israel . Este último ha expresado su disconformidad.

En su homilía, Benedicto XVI glosó el lema del Sínodo, La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma (Hch 4,32), afirmando: “Hemos vivido la unidad de la Iglesia en la variedad de las Iglesias presentes en Oriente Medio. (…) así hemos valorado la riqueza litúrgica, espiritual y teológica de las Iglesias orientales católicas además de la Iglesia latina. Dirigiéndose a éstos de modo especial, les recomendó afrontar el desafío de la “comunión en el interior de cada iglesia sui iuris, así como las relaciones entre las varias Iglesias católicas de distintas tradiciones”.

“Otra contribución –añadió– que los cristianos pueden aportar a la sociedad es la promoción de una auténtica libertad religiosa y de conciencia, uno de los derechos fundamentales de la persona humana que cada Estado debería respetar siempre. En numerosos países de Oriente Medio existe la libertad de culto, pero no pocas veces el espacio de la libertad religiosa es muy limitado. Ampliar este espacio de libertad es una exigencia para garantizar a todos los que pertenecen a distintas comunidades religiosas la verdadera libertad de vivir y profesar su fe. Este argumento podría ser objeto de
diálogo entre los cristianos y los musulmanes, diálogo cuya urgencia y utilidad ha sido ratificada por los padres sinodales”.

Fin a la ocupación
Los padres sinodales piden a las Naciones Unidas “que trabajen sinceramente por una solución de paz justa y definitiva en la región, y esto, a través de la aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad y la adopción de las medidas jurídicas necesarias para poner fin a la ocupación de diferentes territorios árabes. El pueblo palestino podrá, de este modo, tener una patria independiente y soberana para vivir en ella con dignidad y estabilidad. El Estado de Israel podrá disfrutar de la paz y de la seguridad dentro de unas fronteras internacionalmente reconocidas.La ciudad santa de Jerusalén podrá obtener el estatuto justo que respete su carácter especial, su santidad y su patrimonio religioso para cada
una de las tres religiones, la judía, la cristiana y la musulmana.
Esperamos que la solución de los dos estados se convierta en una realidad y no se quede en un simple sueño”.

“Condenamos –subrayan– la violencia y el terrorismo vengan de donde vengan y todos los extremismos religiosos. Condenamos cualquier forma de racismo, el antisemitismo, el anticristianismo y la islamofobia y hacemos un llamamiento a las religiones para que asuman sus responsabilidades en la promoción del diálogo de las culturas y de las civilizaciones en nuestra región y en el mundo entero”.

ISRAEL, DISCONFORME CON LOS ANÁLISIS
Leídas las las informaciones de lo emanado en la asamblea sinodal, a nadie le extrañará que Israel haya manifestado su discrepancia con las conclusiones del Sínodo y lo haya hecho de forma más bien explosiva: un Sínodo “rehén de una mayoría anti-israelí” y “foro de ataques contra Israel”, ha afirmado en Jerusalén el viceministro de Asuntos Exteriores, Danny Ayalon. “Manifestamos nuestro disgusto –declaró al Jerusalem Post– porque este importante Sínodo se ha transformado en un foro para atacar políticamente a Israel siguiendo la mejor tradición árabe. El Sínodo se ha convertido en un rehén de la mayoría anti-israelí”.

El portavoz vaticano, padre Federico Lombardi, ha intentado quitarle hierro al asunto asegurando que la asamblea ha tenido muy en cuenta los intereses de Israel en lo que se refiere a su estabilidad y seguridad a nivel internacional. “La posición de la Santa Sede –recalcó– es conocida: dos estados, reconocimiento del sufrimiento y del derecho a existir de los dos pueblos. El resto son opiniones de algunos padres sinodales y no pueden ser consideradas como opiniones del Sínodo o de la Santa Sede”.

Imagen: (Reuters)Benedicto XVI saludando a Antonios Naguib, Patriarca de Alexandría y cabeza de la Iglesica Católica Copta.

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