En una sociedad post-atea, la alianza de civilizaciones requiere una alianza de religiones
No hay ninguna contradicción porque la religión institucional ha bajado pero la existencial está aumentando. Crecen unas nuevas formas de religión o de búsqueda de lo trascendente. Hay quien lo busca en la música, en el deporte o en el culto al cuerpo. Hasta la ciencia y la tecnología son vividas por muchos como una religión. Estamos ante una reconsideración de lo religioso.
– Pero no puede ser lo mismo buscar la trascendencia en Dios o en el espíritu que en el culto al cuerpo o el deporte.
No, claro. En esta reconfiguración de lo sagrado habría que distinguir formas deshumanizadoras, como ciertos fanatismos, por ejemplo, de otras que representan una sincera búsqueda de la trascendencia. Hay un retorno de la espiritualidad, una persecución de la trascendencia en la vida cotidiana, y crecen tradiciones como las peregrinaciones, por ejemplo.
Otro fenómeno por lo menos curioso. ¿Por qué tantas personas de escasa o nula religiosidad asisten a peregrinaciones o procesiones?
Porque estamos ya en lo que los sociólogos llaman sociedad post atea. La religión ya no es dominante y al mismo tiempo los ateísmos beligerantes han decaído. Hay una notable indiferencia ante la religión más institucional, es cierto, pero la gente necesita cosas que le den paz espiritual. Creo que las religiones deben enfatizar la dimensión espiritual y menos la doctrinal.
– ¿Es mejor tener las iglesias llenas y que se hable poco de religión, como sucedía hace años?
Lo mejor sería combinar ambas cosas… Pero en la medida en que es objeto de debate social, la religión se percibirá como un potencial humanizador. Por eso, ojalá se dieran entre nosotros, ahora, diálogos como los que hace unos años tuvieron Umberto Eco y el cardenal Martini o Habermas y el entonces cardenal Ratzinger.
¿Por qué las obras de ficción que tratan asuntos relacionados con la religión o la historia sagrada parten con tanta frecuencia de hechos falsos?
La ficción vende mucho. Los editores saben que los lectores de novelas buscan un mundo que no sea el real. Además, en el ámbito de lo religioso, cuestionar la versión oficial equivale a un mayor gancho comercial. Son libros para el tiempo de ocio, no lo olvidemos. Pero tampoco podemos ignorar que hay grupos que se mueven por razones ideológicas y a quienes les viene bien ese cuestionamiento de la verdad oficial.
También sucede que esa invención se convierte para muchas personas en la nueva verdad, aunque carezca de base histórica.
Creo que no se ha sabido presentar la historicidad de los Evangelios de la forma adecuada. Pero no debemos quedarnos solo en eso. Para mucha gente el único contacto con el hecho religioso son esos libros sobre María Magdalena, la sábana santa, órdenes secretas y demás. Eso no significa que debamos condenarlo como algo demoníaco. Me parece mucho más adecuado aprovecharlo para difundir nuestro mensaje, aunque sin pecar de ingenuidad, porque esos libros juegan con el sensacionalismo, la exaltación del poder y otros elementos deshumanizadores.
Ciencia e imágenes de Dios
– ¿Todo eso se relaciona con el escaso conocimiento de la Biblia que existe en España, el menor de Europa según dice en su libro?
Sí, es muy escaso, muy inferior al que se da en Centroeuropa, América Latina o incluso EE UU. Es una labor pendiente y una gran oportunidad para relacionar fe y cultura. El Antiguo Testamento, como percibo yo con frecuencia, tiene mucho atractivo para los jóvenes: ahí están lo sagrado, lo simbólico, lo vivencial…
– ¿Hay tanta literatura centrada en personajes o hechos de textos sagrados de judíos y musulmanes?
No, es un fenómeno que se da sobre todo en el cristianismo. En el judaísmo y el islam, los textos sagrados ocupan un lugar central y la gente los conoce mucho mejor.
– ¿Y el debate ciencia-religión? Hawking ha asegurado que es superfluo pensar en Dios en el momento de la formación del Universo. ¿Qué debe hacer la Iglesia en ese debate?
La mayor parte de los científicos creen compatible ciencia y religión. Lo que sucede es que el impacto mediático de quienes no lo ven así es mayor. La Iglesia debe tener en cuenta los conocimientos científicos y ha de fomentar la relación entre fe y ciencia. Pero hay cosas que me llaman la atención. Por ejemplo, que científicos como Hawking y Dawkins estén hablando continuamente de Dios, aunque sea para negarlo. También ellos tienen la necesidad de encontrarse con lo absoluto. Por eso pienso que los científicos deben hallar en la Iglesia un ámbito de acogida.
– Hay muchas imágenes de Dios, también lo dice en su libro. Y hace unas semanas Pérez-Reverte escribía que España eligió quedarse con el Dios airado y castigador frente al tolerante y promotor del comercio, y nos ha ido peor…
Dios es el mismo, pero es cierto que hay muchas imágenes y algunas son inadecuadas. Lo es, por ejemplo, la del Dios como ojo del gran hermano, o la que legitima una posición política ultraconservadora. El Dios católico es cercano y solidario. En los países de tradición católica, por ejemplo, hay menos suicidios. Y tampoco es cierto que sean más pobres, como prueba que en la lista de los países más ricos haya no pocos con grandes grupos de católicos. Es cierto, sin embargo, que habría que proponer otra imagen de Dios.
Deber de humanizar
-¿Cuál?
Habría que proponer un Dios solidario, amigo de la vida, a favor de los excluidos; un Dios amor, como ha escrito recientemente el Papa.
– ¿Y los fundamentalismos? ¿No perjudican todos ellos, aunque sean de otras confesiones, a las religiones en su conjunto?
Es cierto, todos los extremismos empeoran la imagen de las religiones. Habermas dice que estas deben humanizar y han de deslegitimar la violencia y la intolerancia. Las religiones deberían tender puentes entre posiciones extremas, que es lo contrario del extremismo. En la medida en que el cristianismo fomente la imagen de un Dios humanizador será más creible e influyente. Por eso es importante no que condene la cultura actual sino que sea una buena noticia para la gente.
– ¿Qué papel deberían asumir las religiones en el contexto mundial?
Hay que evitar un choque entre las civilizaciones, pero una alianza de civilizaciones no es posible sin una alianza de religiones. Se trata de integrar los extremos, de neutralizarlos para que sea factible esa alianza.
La Iglesia vive un tiempo salpicado de polémicas: casos de pederastia, escándalo del blanqueo de dinero por parte del banco vaticano IOR o cruce de documentos a raíz del nombramiento de obispos. ¿Qué actitud debe tomar ante eso?
Esos hechos tan dispares nos llevan a denunciar cada vez más todo lo que sea deshumanizador, se produzca donde se produzca. Pero también debe llevarnos a descubrir qué es lo esencial del Evangelio, de la religión, y a crear nuevas formas de anunciar la fe, redescubriendo valores que hoy son más necesarios que nunca.
Imagen: Vicente Vide, decano de la Facultad de Teología de Deusto