Sudáfrica, un Mundial para la dignidad
Este acontecimiento supone, además, una importante fuente de ingresos para un país azotado por el desempleo, en donde crece, de nuevo, el odio racial. De ahí que las autoridades se empeñen por trasladar un mensaje de optimismo, conscientes de lo que puede suponer para el definitivo despegue económico de la nación más desarrollada del continente ser el centro de las miradas de medio plantea a lo largo de todo un mes. Y, sobre todo, cuando el impacto de la crisis económica se ha dejado sentir en cuanto a las previsiones de visitantes.
Pero estas citas deportivas suelen ir acompañadas de otras demostraciones en las que el fair play está muy lejos de ser un objetivo prioritario: demanda de prostitución, explotación infantil… Frente a todo ello advierte la Iglesia sudafricana, y en su erradicación viene dedicando grandes esfuerzos pastorales. Estaría bien que la prensa desplazada hasta Sudáfrica, que ha diseñado interminables horas de programación para no perder detalle de todo el circo que acompaña a las selecciones nacionales, y que va a generar importantes ingresos publicitarios, hiciera el esfuerzo de acercarse a la otra Sudáfrica, la que vive lejos de los estadios, y retransmitiese alguna de esas otras victorias de las que habla Napier, historias también de superación, juego colectivo, entrega e ilusión.
Imagen: (Reuters) Hinchas sudafricanos