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Nuestra democracia constitucional soporta intenso fuego cruzado. Estamos en medio de una guerra de guerrillas con ataques desde disímiles frentes. Ya no se disparan obuses: hoy se denuncia. Yo te denuncio, tú me denuncias, nosotros te denunciamos, todos se denuncian. Se trata de obtener réditos políticos con armas jurídicas. Ya no disparan balas: se arrojan sentencias, vacancias, suspensiones, inhabilitaciones y, como no, “cautelares”.