VADE RETRO CHILE

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Como estaba previsto, el fallo de la Corte de La Haya zanjó definitivamente el límite marítimo entre Perú y Chile.  La solución nos ha sido ampliamente favorable y ha generado desazón, controversia y airadas protestas en Chile, como las expresadas por su Senado, su Cámara de Diputados, el ex presidente Frei y la presidenta electa Bachelet.

El ex presidente Frei se ha descubierto como marcado antiperuano. La presidenta Bachelet, coincidiendo con el presidente Piñera, ha subrayado que la sentencia impone una pérdida “dolorosa” para Chile.  Si de pérdidas dolorosas se trata, nuestros vecinos debieran empezar por admitir que dolorosas, verdaderamente, fueron las ingentes pérdidas territoriales de todo departamento de Tarapacá y, en mesa, la del puerto de Arica a cambio de la recuperación de Tacna.

Nuestros vecinos nos acusan de estar colgados en la historia de hace 130 años y de no haber superado el trauma de la guerra, sus saqueos, incendios, latrocinios y pérdidas territoriales.  El problema es que la política chilena del Siglo XXI sigue siendo la misma que a inicios del Siglo XIX, y ha sido ejecutada tozudamente hasta ahora, en detrimento del vecino del norte.  Si revisamos desde entonces, el pensamiento de Diego Portales, que imponía un Chile en ascenso hacia el norte a costa del Perú se ha cumplido inexorablemente hasta el 26 de enero de 2014.  Con el fallo de La Haya Chile, por primera vez en su historia moderna, debe retroceder su expansión hacia el Perú, cediendo un importante espacio marítimo en que ejercía soberanía de facto, debiendo retrasar su línea de frontera hacia el sur.

El Mercurio ha acusado, entre otras cosas, que esta “pérdida” se ha debido a una falta de eficiente asesoría de su Cancillería.  Eso es verdad a medias, ya que si bien les ha faltado una adecuada asesoría jurídica, esta deficiencia no ha estado en referencia al caso ante la Corte, sino al interior de su Cancillería misma, ya que nunca debió llegar al juicio internacional, sino que debió haber resuelto el evidente impasse con un acuerdo de límites marítimos con el Perú cuando éste se lo pidió. Eso era lo verdaderamente inteligente.  El ninguneo y la prepotencia con el pedido de una demarcación consensuada, aferrándose a convenios de pesca para extraer un tratado de límites que la Corte ha señalado ser inexistente, les hizo perder el caso. Esa es la primera lección que deben extraer, si quieren en verdad evitar una nueva derrota en el futuro.

Y ello de cara a dos temas: (i) el necesario acuerdo para la ejecución  inmediata y plena del fallo, como la Corte misma lo ha ordenado; y, (ii) el cumplimiento irrestricto y leal del Tratado de 1929 que zanjó el límite terrestre con la pérdida irremisible de Arica, señalándose que la frontera  terrestre daría inicio 10 kms. al norte del puente sobre el río Lluta, en la costa, allí donde termina el mar y empieza la tierra, en un punto denominado Concordia, donde estaría el Hito 1, y que -a la fecha- no es el punto geográfico donde Chile ha ubicado “su” Hito 1, moviendo la demarcación más de 200 mts. al este, a fin de birlar de facto un triángulo de 3 hectáreas, lo que se ha convertido en nuevo foco de discusión y pretexto para el cumplimiento del fallo de La Haya.

Si algo debiera aprender Chile, de la lección de La Haya, es que con esa práctica ha perdido el caso, debiendo reformularla en 180° de cara a tener una verdadera relación de buena vecindad y equitativa con el Perú del Siglo XXI; si en verdad quiere afianzar inteligentemente sus relaciones comerciales, económicas y políticas, fortaleciendo la Alianza del Pacífico en la que ambos son socios principales.

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