Sobre la manera como vemos a los niños

Últimamente he estado pensando en torno al lugar –simbólico y real- que la infancia tiene tanto en la sociedad como en las mismas instituciones creadas en torno a ella. Esto a raíz de ver una película que recomiendo: Gone, baby, gone.

La infancia, tal como la concebimos ahora, no ha existido desde siempre. Tuvo un origen. Algunos estudiosos de la cultura –obviaré la referencia bibliográfica porque no la tengo presente, pero invito a cualquier lector a recordármela- la ubican junto al surgimiento de las primeras escuelas occidentales. Antes de ello, los espacios de educación se daban en términos de artesano-aprendiz: el herrero adoptaba un aprendiz que iba a vivir con él en su casa y a aprender el oficio. Con las primeras escuelas –que surgen como una necesidad de generar una identidad social-, surge la niñez.
Pareciera que la cultura necesitase de la infancia. Creo que aquel trillado slogan que dice que: “Los niños son el futuro del país” refleja perfectamente esta idea. De hecho, resulta evidente ver tal preocupación en las políticas gubernamentales de los últimos años: el énfasis puesto en la educación y salud que, al menos en propuestas, parecen orientarse hacia un mayor cuidado y protección de los niños.
Sin embargo, la realidad sigue desnudando una terrible inconsistencia: frente a situaciones críticas crónicas –como las que viven poblaciones afectadas por la pobreza o las que fueron afectadas por el conflicto armado interno- o episódicas –como se ve cada año con el friaje que asola las regiones altoandinas o los damnificados del terremoto del 2007 -; las políticas resultan insuficientes.
Pareciera que hay una falla estructural que, como intento señalar, se remonta al origen mismo de la niñez. Obviamente intento ir más allá del plano meramente biológico y procura enfatizar que ese lugar que la niñez ocupa dentro de la infancia, está profundamente marcado por la posición que el adulto se ubica frente a ella.
¿Cómo nos ubicamos frente a los niños? ¿Frente a sus demandas y necesidades?
Baste un ejemplo: la educación actual concibe al infante como un sujeto que necesita aprender una serie de conocimientos ya definidos como necesarios para otras etapas de su vida (“Tienes que aprender esto para ingresar a la universidad”) ¿No es en esta visión donde se enfatiza la carencia y plantea una desigualdad?
Yo lo seguiré pensando. ¿Y tú?

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