La popularidad de la monarquía tailandesa en perspectiva histórica

El reciente fallecimiento del rey Bhumibol Adulyadej–Rama IX– en Tailandia ha enlutado este reino del Sudeste Asiático, cuyas muestras de dolor son visibles para todo el mundo. ¿Cuáles son las raíces históricas de tan evidente popularidad, tanto del longevo rey como de la dinastía Jakri en su totalidad? Esto amerita una contextualización histórica que nos permita comprender los discursos que permiten que sean identificados de manera total con la ‘nación tailandesa’.

Parte del mito nacional tailandés se basa en el hecho de haber sido el único país del Sudeste Asiático en evitar ser colonizado por imperios extranjeros, lo cual es atribuido a la habilidad del rey Chulalongkorn–Rama V. Este habría sido el equivalente del emperador Meiji, y así como su contraparte japonesa, habría modernizado y brindado estabilidad a su reino. Gracias al decisivo liderazgo de Chulalongkorn y sus sucesores, Tailandia habría surgido como el primer estado nacional de la región, siendo él una suerte de José Rizal, Sukarno o Ho Chi Minh tailandés. Este discurso hegemónico es ampliamente difundido en las instituciones educativas tailandesas, y explica la popularidad de la dinastía Jakri. Después de todo, no es poco lo que se le atribuye.

Sin embargo, Benedict Anderson, el conocido especialista en el Sudeste Asiático, problematizó esta interpretación en su famoso ensayo Studies of the Thai state: the state of Thai studies, publicado originalmente en 1978. En este texto propuso cuatro ‘hipótesis escandalosas’:

(I) En ciertos importantes aspectos, Siam fue infortunado, no tanto por ser colonizado, sino por más bien ser colonizado de manera indirecta.
(II) En ciertos importantes aspectos, Siam fue casi el último en convertirse en un estado nacional independiente en el Sudeste Asiático.
(III) El papel de la dinastía Jakri, si bien fue modernizador, lo fue tan solo en el sentido especial en el que los regímenes de los gobernadores coloniales fueron modernizadores.
(IV) El ‘éxito/fracaso’ de Siam se debe entender principalmente como resultado de la pacificación imperialista europea del Sudeste Asiático; los líderes tailandeses más bien han sido comparativamente inflexibles, y la vida política tailandesa ha sido (por lo menos desde la década de 1930) un caso ejemplar de inestabilidad. (Anderson 2014: 20)

Ciertamente escandalosas para cualquiera que se hubiera criado dentro del discurso histórico tradicional. Pero en efecto, si bien Tailandia jamás oficialmente colonizada, la estrategia empleada para lograr ese fin fue básicamente abrir las puertas completamente a la colonización indirecta, permitiendo que diferentes potencias ‘colonizaran’ diferentes aspectos del país (como los ferrocarriles, las finanzas, etc.). Esto tuvo el efecto de que todos los demás involucrados tuvieran razones para impedir los intentos de uno de ellos por conquistar el país para sí mismo. Pero al igual que en todas las colonias oficiales, los europeos–y eventualmente los japoneses– tenían derechos de extraterritorialidad: el sistema legal tailandés no los podía tocar en caso cometieran algún crimen. (Loos 2006) En este sentido, la ‘habilidad’ de la dinastía Jakri no suena tan gloriosa, y al no haber dado pie a un movimiento nacionalista popular como en el resto del Sudeste Asiático, le habría sido mucho más difícil romper con este pasado.

Asimismo, tal como señala Anderson, la modernización de Tailandia fue bastante problemática. La burocracia era dominada por la nobleza de sangre y estaba prácticamente vedada a los plebeyos, lo cual parecía un paralelo a los funcionarios franceses de Indochina u otras partes de la región. La ‘modernización económica’ se hizo principalmente sobre la base de la importación de grandes números de inmigrantes chinos, que respondían directamente ante el rey, lo cual más bien parece reminiscente de Malaya bajo los británicos o las Indias Orientales Neerlandesas. El campesino tailandés prácticamente no experimentó grandes cambios económicos en este periodo. En general, las políticas de los Jakri se asemejaron más a las de los altos funcionarios coloniales de la región que a las del Japón Meiji. Y en este mismo sentido, al no pasar por una revolución ‘nacional’ contra una potencia colonial, se podría argumentar que la formación de un estado nacional en lugar de patrimonial ha sido más lento en Tailandia que en el Sudeste Asiático colonizado.

La capacidad de autodefensa y estabilidad política de los Jakri también fueron cuestionados por Anderson. Su ‘independencia’ no fue tanto el resultado del respeto que imponía el ejército tailandés, sino de que, tal como señalé anteriormente, ya no había mucho por conquistar que no hubiera sido ya concedido. El ejército tailandés mismo perdió su raison d’etre, y al no ser considerada necesaria su conquista por los británicos ni los franceses–considerándolo una suerte de estado tapón–el ejército terminó más bien dedicándose a la política, y en el proceso, lejos de brindar estabilidad, fue una constante fuente de desasosiego. Asimismo, las drásticas leyes de lèse-majesté cuelga como espada de Damocles sobre cualquier reformador tailandés.

Las ‘hipótesis escandalosas’ de Anderson se han vuelto una piedra de toque fundamental de los estudios académicos de Tailandia. Sin embargo, esto no significa que hayan tenido un efecto mayor sobre la población general de dicho país, que sigue siendo, en líneas generales, muy fiel a la monarquía. Incluso durante la guerra fría, el partido comunista que podría haber representado alguna amenaza para ella terminó anulado como resultado de un error táctico (haber apoyado a China durante la guerra sino-vietnamita de 1978) y las oportunas ofertas de amnistía política. Las imágenes salidas de Bangkok nos muestran cuál interpretación predomina más en la Tailandia actual.

 

2014 Anderson, Benedict. Exploration and irony in studies of Siam over forty years. Ithaca: Southeast Asia Program-Cornell University Press.

2006 Loos, Tamara. Subject Siam: family, law, and colonial modernity in Thailand. Ithaca: Cornell University Press.

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Jorge Bayona

Jorge Bayona es candidato doctoral en Historia en la Universidad de Washington (Seattle), Magíster en Historia por la misma universidad y Bachiller en Humanidades con mención en Historia por la Pontificia Universidad Católica del Perú (Lima). Actualmente es docente en la Universidad del Pacífico y ha sido docente en la Universidad de Washington y la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Sus áreas de especialización son el Sudeste Asiático, América Latina y el mundo del Pacífico.

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