VII Congreso Nacional de Historia del Perú y el estado de la Historia en el Perú
Hace casi dos semanas se clausuró el VII Congreso Nacional de Historia del Perú en la Universidad Nacional de Trujillo, en el cual tuve la buena fortuna de poder participar con una ponencia. Al tratar mi trabajo sobre una comparación de ciertos paralelos en las Filipinas y el Perú, tuve cierta trepidación respecto de si presentarlo o no, al no estar muy seguro de la temática que el dicho Congreso buscaba cubrir. Es decir, no sabía si se trataba de un Congreso Nacional de Historia del Perú –es decir, un congreso nacional cuya temática sería la “Historia del Perú”– o si era un Congreso Nacional de Historia del Perú –es decir, que de todos los congresos nacionales de Historia que podrían haber, este sería el peruano. Pese a que por razones comprensibles la abrumadora mayoría de las ponencias se enfocaban exclusivamente en el Perú, sí hubo algunas en las que este país fue visto en sus conexiones o paralelos con otros (entre los cuales estaba la mía) y –de manera aún más interesantes– aun otras en las cuales se enfocaron exclusivamente en otras regiones.
Para empezar, hubo dos simposios enfocados en las historias de Perú con dos de sus países limítrofes. Y si bien la mesa titulada “Historia de la relación bilateral Perú-Chile” –coordinada por José Chaupis– tuvo muchas más ponencias que la titulada “Viviendo en la frontera. Las relaciones históricas entre Ecuador y Perú” –coordinada por Susana Aldana– de todos modos son una buena señal respecto de la continua ampliación de las fronteras de la historiografía producida y consumida en el Perú. De por sí hubo por lo menos una ponencia sobre la guerra peruano-colombiana de 1932-33 (John Rodríguez Asti). Sería muy interesante que para el próximo Congreso esto se expandiera –por lo menos– a los países fronterizos restantes.
Pero la oferta no se limitó solo a los países fronterizos. Hubo también ponencias sobre las relaciones entre Perú y Checoslovaquia (Ewald Meyer Monsalve) o sobre la inmigración china y japonesa en Piura (Cristina Vargas Pacheco). También fue alentador que hubieran ponencias completamente independientes del caso peruano, enfocándose en México, Ecuador, Brasil e incluso el antiguo Egipto. Ojalá que esto se refuerce para el próximo Congreso.
Para finalizar, y sobre todo para que no se me malinterprete, quizá sea pertinente que aclare que sigo considerando que es sumamente importante que el Perú siga produciendo grandes peruanistas. Con acceso directo a las fuentes primarias y numerosos profesores connotados, sería una gran lástima que los historiadores peruanos perdiéramos –como comunidad– el papel protagónico que tenemos en este campo. Pero el desarrollo de la Historia como disciplina en el país –y la superación del síndrome del así llamado ‘ombliguismo– también depende del conocimiento profundo de otras regiones. Los estudiantes de las especialidades de Historia en las universidades del país merecen tener acceso a profesores que se hayan especializado en regiones que no sean el Perú. Y un foro como el Congreso Nacional de Historia del Perú podría ser un lugar ideal para que estos puedan ver que, en efecto, el historiador peruano no está automáticamente circunscrito a su región, y que la exploración del resto del mundo no es privilegio reservado para los historiadores norteamericanos o europeos.
El próximo VIII Congreso de Historia del Perú se dará en Arequipa en 2018. Desde aquí hacemos votos por que sea otro paso más hacia el desarrollo de nuestra disciplina y que la experiencia sea tan grata como la fue aquella en Trujillo.
Estimado Jorge: Me parece una reflexión muy pertinente. Efectivamente, como yo aprecio la historiografía peruana hay un “ombliguismo” tanto nacional como regional. En parte la causa quizá está en la formación. Aún nuestra PUCP es muy pobre en ofrecer cursos de historia americana o europea y menos de países de Asia. Una excepción quizá fue la historia de USA del padre Klaiber. Pensé que el latin (cuyos dos primeros cursos tomé) me llevaría a algunos documentos de Roma, el Medioevo u nuestra colonia, pero nunca se tocaron. Pero el cuadro es más dramático en provincias. Conozco algo del sur y diría que la perspectiva es más pobre: ¿Cómo entender su historia si no se compenetran de lo que pasó en Argentina y Bolivia?. Hay más pero ahí lo dejamos.
Estimado Carlos: concuerdo contigo. Justo a partir de tu comentario y otras conversaciones que he tenido en Lima, he publicado un post al respecto. Te paso el link:
http://blog.pucp.edu.pe/blog/tornaviaje/2016/09/06/una-propuesta-radical-respecto-de-los-planes-de-estudio-en-historia/
Interesante