Informe sobre el desarrollo mundial 2015 aborda los temas de la mente, la sociedad y la conducta

Desde el trabajo fundacional de Adam Smith ([1759, 1776] 1976), los economistas han analizado los elementos psicológicos y sociales que influyen en las decisiones humanas. John Maynard Keynes reconoció “la ilusión monetaria” (la tendencia a pensar en el dinero en términos nominales y no reales) y la usó en la solución que propuso para el desempleo. También reconoció que muchas de nuestras inversiones de largo plazo reflejan “espíritus animales” (intuiciones y emociones), no un cálculo frío. Gunnar Myrdal fue un estudioso del estancamiento cultural. Herbert Simon y F. A. Hayek basaron gran parte de su trabajo en el reconocimiento de que las personas solo pueden procesar un cúmulo determinado de información cada vez y no son capaces de sopesar cuidadosamente los costos y los beneficios de todos los posibles resultados de sus decisiones. Albert Hirschman sostuvo que es útil recordar que las personas tienen motivos complejos, y valoran la cooperación y la lealtad.

Sin embargo, durante gran parte del siglo XX, a través del trabajo de Paul Samuelson y de muchos otros, surgió un movimiento progresivo hacia el rechazo de los elementos hedonísticos, introspectivos y psicológicos (Samuelson, 1938, página 344). Milton Friedman, en su famoso ensayo titulado La metodología de la economía positiva (1953), y otros académicos durante la década de 1950 argumentaron de manera convincente, a partir de las evidencias disponibles en ese momento, que los economistas podían ignorar sin temor a equivocarse los factores psicoló- gicos al realizar predicciones sobre los resultados del mercado. El actor económico individual podía entenderse como un agente desapasionado, racional y centrado puramente en su propio interés, puesto que quien no se comportara de ese modo sería expulsado del mercado por los que sí lo hacían. Los supuestos acerca del cálculo perfecto y de las preferencias fijas y completamente centradas en el propio interés de los modelos económicos convencionales se convirtieron en creencias que se daban por sentado en muchos círculos.

Los últimos 30 años de investigaciones sobre los procesos de toma de decisiones realizadas en diversas ciencias sociales y conductuales han llevado a los economistas a una etapa en la que miden y formalizan aquellos aspectos psicológicos y sociales de las decisiones que muchos de los estudiosos fundacionales de la economía consideraban importantes. La labor empírica muestra que cuando las personas toman decisiones, no tienen en cuenta todos los costos y los beneficios. Quieren cumplir con las expectativas sociales. Sus gustos no son invariables ni varían de manera arbitraria. Sus preferencias dependen del contexto en el que se ponen en juego y de las instituciones sociales que han formado los marcos interpretativos a través de los cuales ven el mundo (Basu, 2010; Fehr y Hoff, 2011).

La economía, de este modo, ha cerrado el círculo y regresado al punto de partida. Después de una tregua de unos 40 años, se está reinventando una economía asentada en una comprensión más realista de los seres humanos. Pero esta vez, se basa en un importante cúmulo de pruebas empíricas: evidencias de nivel micro extraídas de diversas disciplinas de las ciencias sociales y del comportamiento. La mente, a diferencia de una computadora, es psicológica, no lógica; maleable, no fija. Sin duda es racional abordar problemas idénticos de forma idéntica, pero a menudo la gente no lo hace; sus elecciones cambian cuando se modifican las opciones predeterminadas o el orden de las alternativas. Para interpretar experiencias y tomar decisiones, las personas utilizan modelos mentales que dependen de la situación y de la cultura. En este informe se muestra que, si se analiza la conducta humana desde una perspectiva más interdisciplinaria, se puede mejorar el poder predictivo de la economía y generar nuevas herramientas para las políticas de desarrollo.

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En: Panorama General Mente, sociedad y conducta. 2015 Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento/Banco Mundial

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¿Pseudociencia?: “Trascendemos a la vida, pero nuestra mente nos impide verlo”

La física demuestra que hay vida después de la muerte, pero “nuestra mente no lo ve”. La ortodoxia médica suele explicar estos casos como meras alucinaciones causadas por la anoxia (carencia de oxígeno).

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Robert Lanza afirma que según la teoría del Biocentrismo la muerte es una ilusión. La vida crea el universo, y no al revés. El espacio y el tiempo no existen en la forma lineal que pensamos que lo hace; y si el espacio y el tiempo no son lineales, entonces la muerte no puede existir en el ‘sentido real’

“La muerte, tal y como la concebimos, no existe, sólo es una ilusión”. Esta es la principal conclusión a la que ha llegado el médico y director de Advanced Cell Technology Robert Lanza, defensor de la teoría del biocentrismo, en la que se niega que el tiempo o el espacio sean lineales. Para la gran mayoría de científicos este tipo de afirmaciones son sólo sandeces o, al menos, hipótesis indemostrables. Sin embargo, Lanza parece haber encontrado en el famoso experimento de Young, también denominado de la doble rendija (doble-split), el perfecto aliado para defender su tesis. Si con este se logró demostrar la naturaleza ondulatoria de la luz, Lanza pretende hacer lo propio con el espacio y el tiempo.

En la obra Biocentrism: How Life and Consciousness are the Keys (BenBella Books), el físico norteamericano parte de la premisa de que la vida crea al universo, y no al revés, la base misma del biocentrismo. A partir de aquí, va deduciendo paso a paso que la mortalidad es una idea falsa, creada por nuestra conciencia.

En primer lugar, sugiere que la conciencia de una persona determina la forma y el tamaño de los objetos en el universo. Para explicarlo, utiliza como ejemplo la forma en la que percibimos el mundo que nos rodea: “Una persona ve un cielo azul, y se le dice que el color que están viendo es azul, pero las células cerebrales tienen la capacidad de variar esta percepción, pudiendo ver el cielo de color verde o rojo”. En pocas palabras, concluye, “lo que vemos sólo existe gracias a nuestra conciencia”.

El multiverso y la teoría de las cuerdas

Este es el motivo por el que Lanza dice que creemos en la muerte. Al observar el universo desde el punto de vista del biocéntrismo, erramos a la hora de concebir el espacio y el tiempo, pues lo haríamos en función de lo que nos dicta la conciencia. En resumen, el espacio y el tiempo son “meros instrumentos de nuestra mente”, por lo que entender la muerte como algo terminal no tendría sentido según sus tesis.

Al concebir que las dimensiones espacio-temporales son meras construcciones mentales, la inmortalidad sería una realidad para Lanza. Es decir, hay vida después de la muerte (física) debido a que habitaríamos un mundo sin fronteras lineales de espacio y tiempo, lo que entronca con la teoría de las cuerdas.

A pesar de ello, lamenta el científico, seguimos creyendo que “la vida es sólo un poco de carbono y una mezcla de moléculas, las cuales dan forma a nuestra existencia durante un tiempo y luego vuelven a descomponerse en el suelo”, explica el físico. ¿Por qué? Simplemente, “porque se nos ha ensañado que las personas se mueren, aunque sólo existe la evidencia de que desaparece el cuerpo en un momento dado”.

http://www.youtube.com/watch?v=8U27M_Jc0EA

Eben Alexander es un reputado cirujano estadounidense de la universidad de Harvard que en 2008, cuando ya contaba con más de 50 años de edad, tuvo una experiencia cercana a la muerte. Sufrió un derrame cerebral y estuvo siete días en coma, en el curso de los cuales vivió una serie de vivencias extracorporales que transformaron por completo su mentalidad

“Trascendemos a la vida, pero nuestra mente nos impide verlo”

Para explicar la muerte física del cuerpo, Lanza recurre a la teoría del multiverso o universos paralelos. Una interpretación a la que se ha dado un fuerte pábulo debido a los datos recogidos por el satélite Planck, que mostró una serie de anomalías supuestamente causadas por la atracción gravitatoria de otros universos. Así, según Lanza, “todo lo que ocurre en nuestro universo está sucediendo también en el multiverso, por lo que la vida nunca dejaría de existir en este sentido.

“Cuando morimos, nuestra vida se convierte en una planta perenne que vuelve a florecer una y otra vez en el multiverso”, explica gráficamente el físico. Por tanto, la vida trascendería a la forma lineal bajo la que se rige nuestro pensamiento. Esto es porque, como sucede con las partículas de la luz, la materia y la energía “funcionan como las ondas”.

El estudio del fenómeno de las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM) ha centrado en los últimos años la atención sobre la posibilidad de que exista la inmortalidad. Una de cada cinco personas que sobrevive a una parada cardíaca asegura haber tenido una ECM durante el tiempo de duración de un coma o de muerte clínica, en el que supuestamente desaparecen todas las señales externas de vida, pero que son capaces de narrar luego sus sensaciones y percepciones.

Investigaciones millonarias para demostrar la inmortalidad

Cada vez son más los investigadores médicos interesados en este fenómeno, y la literatura sobre el tema llegó a su cénit con la publicación el pasado año de La prueba del cielo: El viaje de un neurocirujano a la vida después de la vida (Zenith). Un libro superventas en el que el neurocirujano Eben Alexander narra su supuesta experiencia en el más allá durante el tiempo que estuvo en coma.

Para intentar acabar con esta incertidumbre, la fundación fundación John Templeton que, con base en Filadelfia, se describe a sí misma como “un catalizador filántropo para la investigación sobre las Grandes Cuestiones de la vida”, financiará con cinco millones de dólares una selección de proyectos de investigación sobre las experiencias al borde la muerte. Es lo que se ha dado en llamar el Proyecto Inmortalidad.

Entre los elegidos en el Proyecto Inmortalidad destaca Sam Parnia, director de investigación sobre reanimaciones en la Universidad de Nueva York, quien tratará de de determinar si las ECM son reales. Es decir, discernir si sus causas son físicas o, por el contrario, parapsicológicas o metafísicas. Para ello, el autor de Erasing Death: The Science That Is Rewriting the Boundaries Between Life and Death analizará la actividad cerebral de los pacientes que sufren un paro cardíaco. De este modo, tratará de determinar si las conexiones neuronales son susceptibles de provocar una experiencia subjetiva, verse a uno mismo fuera del cuerpo y en tercera persona mientras los médicos tratan de reanimarlo.

En: Elconfidencial

Ver:

“La física cuántica demuestra que hay vida después de la muerte”

Científico afirma que la física cuántica es capaz de demostrar que la muerte no es real

Biocentrismo

Científico asegura que la muerte no existe; según la teoría del biocentrismo

“Puedo asegurar que la mía fue la perfecta experiencia cercana a la muerte”

“Sí, hay vida después de la muerte, lo he comprobado”

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El Yoga en las Escuelas: ¿Ejercicio o Religión?

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Se ha presentado un interesante debate en torno a la enseñanza del Yoga en las escuelas de Estados Unidos. Muchas personas consideran que es beneficioso para el estudiante y su comunidad, sin embargo, algunas familias señalan que es “adoctrinamiento religioso”.

Yo creo que si es viable, es más, es necesaria la educación del cuerpo junto con la mente a un nivel mas profundo. La educación física tradicional creo que se fundamenta sólo en el aspecto físico: correr, saltar, en suma, competir por una nota. Considero que es más que eso. Es cultivar el autocontrol, la disciplina y la concentración.

Eso ya me lo había contado un amigo de la India quien me dijo que en su niñez en la escuela le hacían practicar Yoga. Me pareció interesante e incluso llegué a pensar que si en algún momento me lanzaba para Congresista, esa iba a ser mi propuesta: Enseñar Yoga en las escuelas para una educación del cuerpo más integral desde la niñez.

También es necesario recordar que nos estamos refiriendo a una práctica que se realiza en una cultura que, junto con la China, es considerada milenaria.

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Yoga, ¿ejercicio o religión?

Cada vez son más los menores que estudian yoga en las escuelas de primaria de Estados Unidos. El objetivo es que los alumnos aprendan a relajarse al tiempo que mejoran su estado de salud, su flexibilidad y sus habilidades motoras. La creciente popularidad de esta práctica, apoyada directamente por la Casa Blanca, ha topado sin embargo con los recelos de algunas familias que consideran que se trata de una práctica religiosa.

La polémica ha estallado con la incorporación del yoga como una asignatura más en los nueve centros educativos de Encinitas, al norte de San Diego (California), un municipio de 60.000 habitantes que se ha convertido en el primero del país en aplicar una medida de este tipo y el que cuenta con un mayor número de clases y locales de yoga per capita de todo el país.

Las clases, dirigidas a 5.000 niños de 5 a 12 años, se imparten dos veces por semana y duran una media de 30 minutos: “Los ejercicios incluyen estiramientos, ejercicios calisténicos —en los que se usa el propio cuerpo para ofrecer resistencia—, y técnicas de concentración que fortalecen la mente como, por ejemplo, conseguir mantener el equilibrio sobre un pie”, explica Russell Case, director de la Fundación Jois, organización que subvenciona el programa en Encinitas. La Fundación ha donado 533.000 dólares (412.000 euros), a través de una beca, a estos nueve centros escolares. El programa durará tres años y, a la vez, se “está desarrollando un estudio sobre los beneficios del yoga en menores”, señalan.

Con esta iniciativa, la organización aspira a que el programa se convierta “en un modelo nacional que ayude a los alumnos de todas las escuelas a aprender habilidades que luego puedan emplear en su vida”, según informa por teléfono su portavoz, Jennifer Searle. El próximo paso es implantarlo en el distrito de Rockaways (Nueva York), una de las zonas más afectadas por el paso de la tormenta tropical Sandy el pasado octubre. “Empezaremos con cuatro escuelas con un total de 3.500 niños”, informa Case.

El yoga es una disciplina física y mental que tiene su origen en la antigua India. La palabra se asocia normalmente a prácticas de meditación en el hinduismo, el budismo y el jainismo. Según sus practicantes, experimentar esta disciplina provoca tres estados diferentes según la creencia del yogui: la unión del alma individual con la divinidad, la espiritualidad o el bienestar físico y mental. “Al igual que ocurre con otros métodos de meditación que tienen como fin mejorar la salud, algunos tipos de yoga combinan posturas físicas con técnicas de relajación y respiración”, según explica el Departamento de Salud local.

“Todo el programa se basa en la idea de suplir la deficiencia patente que existe en California. Muchos colegios cuentan con muy pocos fondos y su única opción es sacar a los alumnos al patio durante la clase de gimnasia”, explican sus portavoces. “Estas escuelas hacen exámenes online que los alumnos deben superar para aprobar la asignatura de Educación Física. Lo que ha ocurrido en el distrito escolar de Encinitas es que se ha diseñado un programa que fomenta la salud y lucha contra la obesidad infantil a través de clases que están dirigidas a aprender cómo comer de forma equilibrada, cómo hacer ejercicio y cómo reducir el estrés”, añaden.

“Lo que queremos conseguir con el yoga son niños más tranquilos y que se puedan concentrar y aprender mejor. Y que, paralelamente, y según adquieran conocimiento, su autoestima aumente y sean capaces de controlar su comportamiento y su entorno”, señala por teléfono el subdirector del Departamento de Salud de Encinitas, David Miyashiro. “El programa no incluye solo yoga, también les enseñamos a cocinar, a cultivar sus propios alimentos y a ejercitar el cuerpo y la mente de distintas maneras”, sostiene Miyashiro.

Russell Case, de la Fundación Jois, sostiene que el objetivo último es lograr que los alumnos disfruten más y se sientan más seguros. “Los padres aman a sus hijos, y están preocupados por la presión a la que estos están sometidos. Y nuestro objetivo es que estos alumnos reciban el amor que se merecen cuando están en el colegio”, señala.

Estos mensajes de apoyo incondicional a la nueva asignatura, sin embargo, no son compartidos por toda la comunidad escolar. Una de las familias, respaldada por una organización cristiana, ha puesto el grito en el cielo y ha interpuesto una demanda contra la medida. Lo que para las autoridades educativas es una actividad divertida y saludable, beneficiosa para todo tipo de alumnos, para los demandantes es un “adoctrinamiento que choca con sus creencias religiosas”, según se específica en el documento jurídico.

La familia señala, entre otros aspectos, que los niños que no acuden al programa de yoga, por motivos ideológicos mayoritariamente, “están perdiendo de 60 a 90 minutos de ejercicio a la semana porque pasan ese tiempo sentados o leyendo”. De acuerdo con un comunicado, los demandantes no buscan ninguna compensación de tipo económico, sino que exigen que “se suspenda definitivamente el programa en Encinitas”.

“El yoga tiene un componente religioso claro. Les están enseñando a los alumnos cómo deben meditar, cómo deben buscar la paz y la tranquilidad, cómo deben controlar sus emociones. Por ejemplo, en la postura del saludo al sol se adora al dios Surya. Nadie puede negar que el yoga es ejercicio físico, pero también interfiere en cuestiones de fe”, explica en el texto María Eady, portavoz de los padres.

El abogado principal de la familia, Dean Broyles, ha declarado a través de un comunicado que “el Programa de Yoga Ashtanga en Encinitas representa una grave violación de la libertad moral de los ciudadanos”. “Si soy franco, se trata del caso más claro de violación de los derechos de la libertad religiosa hacia los ciudadanos que he presenciado en mis 18 años de carrera profesional como abogado constitucional”, añadió.

El tipo ashtanga, en comparación con otras modalidades de yoga, utiliza poco la meditación y sus movimientos son más rápidos e intensos. Durante la clase, se sincronizan las posturas —las asanas— con la respiración y siempre se repiten en el mismo orden. Es uno de los tipos de yoga más demandados en EE UU. Por ejemplo, la cantante Madonna o la presentadora de televisión Oprah Winfrey lo practican de forma regular. Los padres que se oponen al programa escolar aseguran que no están en contra del yoga en sí, pero que prefieren que sea una actividad extraescolar y de libre elección para los alumnos.

La práctica del yoga en las escuelas goza del respaldo de la mismísima Administración de Barack Obama, que lo considera un “ejercicio saludable” para los alumnos con un claro componente espiritual. La Casa Blanca señaló el pasado mes de abril que entre sus objetivos está “animar a los centros educativos a que implanten esta actividad deportiva en su programa escolar y así hacer de EE UU una nación más sana”. “El yoga se ha convertido en un idioma universal y espiritual en nuestro país, que ha traspasado los límites de cualquier religión o cultura”, añadía la Casa Blanca entonces.

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Según el último estudio realizado en 2012 por Yoga Journal (fundada en 1975, es una de las revistas dedicadas a esta disciplina más leída del mundo), unos 20,4 millones de personas practican esta técnica de meditación y relajación física y mental en el país, comparado con los 15,8 millones que lo hacían en 2008.

El 80,2% de los yoguis son mujeres y el 62,4% tienen edades comprendidas entre los 18 y los 44 años. La población que acude a clases de yoga con más frecuencia es mayoritariamente aquella que cuenta con altos ingresos y estudios universitarios. Además, los estadounidenses gastan 10.300 millones de dólares anuales (7.900 millones de euros) en productos relacionados con el yoga, y los beneficios de este sector han aumentado un 87% en los últimos cuatro años. En 2007, 1,5 millones de niños hacían yoga en el país, según datos del Departamento de Salud de EE UU.

“El debate se ha avivado aún más desde el momento en que la Casa Blanca ha apoyado una medida que implica usar dinero de los contribuyentes para promover una creencia religiosa”, ha señalado Broyles. Para el letrado, el problema es que esta medida viola la Cláusula de Establecimiento de Estado Laico —redactada en la Primera Enmienda de la Constitución de EE UU— que garantiza la separación entre la Iglesia y el Estado: “La libertad religiosa es un principio fundamental en nuestro país y el Gobierno no puede decidir por su cuenta cuáles religiones son las buenas y cuáles son las malas”, concluyó.

Con motivo de la demanda, varios de los directores de estos centros escolares de Encinitas han informado en un comunicado que desde el inicio del programa los estudiantes estaban más calmados y usaban las técnicas de respiración aprendidas para relajarse antes de un examen o en cualquier momento de tensión. Aseguran que desde que la nueva asignatura empezó a impartirse en el mes de enero la atención en las aulas ha mejorado y se ha reducido la indisciplina en un 70%. “Estamos haciendo un estudio con la Universidad de Virginia y con la de San Diego que publicaremos a final de este mes”, explica Case.

“Hemos demostrado de sobra la efectividad del yoga para la salud de los menores. No existe el componente religioso en estas clases, solo buscamos el bienestar de los alumnos y está funcionando”, añade tajante Miyashiro. “No se están impartiendo clases de religión. Los nueve centros decidimos ampliar la asignatura de Educación Física y el yoga es parte de esta renovación”, sostienen en su defensa los directores de los centros educativos. “No importa lo que ocurra con esta demanda, no se detendrán las clases de yoga”, añade Miyashiro.

“A pesar de esta polémica, la respuesta por parte de los padres al programa es total. Hemos llegado a recibir unas 5.000 cartas de apoyo. Y 700 de ellas pertenecen a Departamento de Educación del Estado. Un pequeño grupo se ha quejado acerca de las técnicas de yoga y representan a uno de cada 10.000 padres. Como siempre hemos dicho, están más que demostrados los efectos positivos del yoga”, continúa Case. “Estamos escuchando que el debate se centra en que las técnicas de relajación son susceptibles de inducir al paganismo. Y esto es ridículo y choca con nuestras creencias católicas”, prosigue.

El aprendizaje del yoga en los niños es una medida que traspasa las fronteras de California. Esta técnica de relajación ya se imparte desde hace años en muchos centros educativos del país, desde las zonas rurales de Virginia Occidental hasta las bulliciosas calles de Brooklyn. La práctica se ha implementado incluso en aulas de preescolar. Sin embargo, en todos estos casos previos, las clases de yoga forman parte de las actividades extraescolares del centro o son impartidas por maestros que incluyen, motu proprio, el yoga en su programa escolar anual.

El encargado de tomar una decisión sobre las clases de yoga de Encinitas será el magistrado John Meyer, quien declaró en la vista oral previa que practica yoga regularmente. Y para dictaminar tendrá que abordar el difícil asunto de qué es o no religión, término que a todas luces significa cosas muy diferentes para unos y otros.

En: elpais.com

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