Opinión: ¿Qué hacer en Siria?

“Luchar contra las causas de la huida” es la respuesta estándar a la pregunta de cómo reducir el número de refugiados. Viendo lo que ocurre en Siria, parece que la cuestión no es tan sencilla, dice Alexander Kudascheff.

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Imagen: DW

Hace cuatro años que comenzó la guerra civil en Siria. Más de 250.000 personas han perdido la vida. Varios millones decidieron huir y se encuentran atrapados en el Líbano, Turquía, Jordania o, tras haber perdido ya la esperanza de que la guerra acabe, de camino a Europa.

Una guerra que se alimenta a sí misma

Siria está arrasada. En Damasco, al igual que en las zonas alauitas del país, manda todavía Bashar al Assad. Una gran parte del territorio, sin embargo, está controlada por el autodenominado Estado Islámico (EI) y la no menos brutal milicia yihadista Frente al-Nusra. Además, a veces, los rebeldes democráticos son capaces de mantener el control de alguna ciudad. Entre todo este desorden hay algo claro: la guerra aún no tiene visos de terminar.

Entonces, ¿qué se puede hacer? Desde un punto de vista militar: ¿Debería intervenir Occidente? ¿De qué lado debería tomar parte? Y, sobre todo, ¿quién es el enemigo? ¿El Estado Islámico? Sin duda, aunque esta última opción sería razonable, no basta con realizar ataques aéreos. Quien declare la guerra al autoproclamado califa Al Baghdadi, fortalece indirectamente la posición de al Assad en Damasco. Algo que no favorece a nadie. Y es que para empezar, el presidente sirio es el responsable de la mayoría de las muertes que se han producido en el país. Por otro lado, nadie quiere intervenir en una guerra con dos frentes abiertos –las tropas de Al Assad y el EI– y pocas opciones de éxito.

Vías de negociación complicadas

Queda la solución diplomática. O mejor dicho, el intento de solución diplomática. Algo que sólo es factible si interviene al Assad. Para ello habría que sentarle en una mesa de negociaciones, lo que sería un desastre para sus opositores democráticos. Algo que quizás se vean obligados a soportar, teniendo en cuenta que la decisión de al Assad de sentarse a negociar es sólo una cuestión de tiempo. Puesto que el presidente sirio no va a ir a ningún sitio –no tiene a dónde ir-, Rusia entra en juego como posible interlocutor en las negociaciones.

Alexander Kudaschef, redactor jefe de DW.

Alexander Kudaschef, redactor jefe de DW.

Otra opción sería Irán. Llegado el momento, sería prácticamente imposible evitar una gran ronda de negociaciones, en la que tomarían parte Washington, Moscú, la UE, Irán y Arabia Saudí, es decir, el opositor más acérrimo de al Assad y el principal rival de Irán en la lucha por la supremacía en el mundo musulmán. Si se diera el caso, lograr una solución resultaría muy difícil. Por lo tanto, quizá sería mejor no contar con ambos países –Irán y Arabia Saudí-. Pero, ¿aceptarían no formar parte de las negociaciones?

Precisamente Arabia Saudí ha sido el país que ha seguido con mayor recelo el ascenso y regreso de Irán al escenario político mundial gracias al recién alcanzado acuerdo nuclear. Un regreso que, sin duda, Riad habría preferido evitar. Desde entonces, y apoyada por Israel, Arabia Saudí sostiene que el acuerdo nuclear es un error fatal.

La búsqueda de una solución negociada va camino de convertirse en un rompecabezas. Las opciones de éxito son desalentadoras pero, ante todo, hace falta tiempo, algo de lo que no dispone el pueblo sirio. Asimismo, es inútil prometer una intervención militar sin garantía de éxito. Entonces, ¿qué se puede hacer para detener esta guerra civil sin sentido? Por el momento, nadie lo sabe.

En: DW

Iran, world powers reach landmark nuclear agreement

The United States and other world powers reached a historic agreement with Iran on Tuesday that calls for limits on Tehran’s nuclear program in return for lifting economic sanctions that have crippled Iran’s economy.

“Every path to a nuclear weapon has been cut off,” President Obama declared in Washington. Addressing critics in Congress and Israel who say Iran can’t be trusted to honor the agreement, Obama said the deal is not just built on trust but “on verification.”

The deal will keep Iran from producing enough material for an atomic weapon for at least 10 years and impose provisions for inspections of Iranian facilities, including military sites.

In Tehran, Iranian President Hassan Rouhani heralded “a new chapter” in relations with the world community. The agreement marks the first time the two countries have engaged in direct and open diplomacy in more than a generation.

The Republican-run Congress, where many question whether Iran will live up to its commitments, has 60 days to review the agreement and could issue a resolution of disapproval.

Congressional leaders remained skeptical of the deal and promised to scrutinize it closely, while many Republican presidential candidates blasted it. “My initial impression is that this deal is far worse than I ever dreamed it could be,” said Sen. Lindsey Graham, R-S.C., to Bloomberg News. He called it a “nightmare” for Israel, the Middle East and the world.

Obama, however, vowed to veto any congressional move to block the agreement, saying that “I am confident that this deal will meet the national security interests of the United States and our allies.”

Israel’s Prime Minister Benjamin Netanyahu assailed the deal, calling it a “mistake of historic proportions.” Israel fears that Iran will still find a way to acquire a nuclear weapon and threaten Israel’s security.

The Iranian government insists its nuclear program is solely for peaceful purposes and Obama said the deal will make sure of that.

Obama is expected to make calls to other world leaders in the coming days about the Iran nuclear agreement — including Netanyahu.

The deal was formally announced at a news conference in Vienna, where negotiators have spent weeks nailing down final details. Federica Mogherini, the European Union’s top foreign affairs official, and Iran’s Foreign Minister Mohammad, Javad Zarif, said, “Iran reaffirms that under no circumstances will Iran ever seek, develop or acquire any nuclear weapons,” according to a joint statement by the two officials.

Mogherini and Zarif said the agreement will result in the lifting of all United Nations Security Council sanctions and multilateral and national sanctions related to Iran’s nuclear program. The agreement calls for the sanctions to be lifted in phases as Iran meets terms of the deal.

The agreement respects the interests of all sides, they said. The text will be presented to the Security Council in the next few days for endorsement.

Russian President Vladimir Putin welcomed the agreement, saying: “The world can breathe a sigh of relief.”

The United States, United Kingdom, France, China and Russia — the five permanent members of the U.N. Security Council — plus Germany have held nuclear negotiations with Iran for over a decade, but the talks have progressed unevenly and at times stalled.

European Council President Donald Tusk said the “breakthrough” deal brought an end to a 13-year standoff.

“If fully implemented, the agreement could be a turning point in relations between Iran and the international community, paving the way to new avenues of cooperation between the EU and Iran,” he said. “Geopolitically, it has the potential to be a game changer.”

Oil prices dropped around 2% Tuesday as news of the deal broke, but then rose again. Once oil-rich Iran is permitted to sell on world markets, it would do so at a time when crude prices have been under pressure because of a global supply glut.

Contributing: Kim Hjelmgaard and David Jackson

En: USAtoday

Netanyahu a Obama: ‘Un acuerdo bajo este marco amenazará la existencia de Israel

Decepción, temor y preocupación en el Gobierno israelí por el acuerdo nuclear con Irán. Israel denunció con fuerza el acuerdo marco sobre el programa nuclear iraní alcanzado hoy con los principales representantes mundiales.

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Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel. (AP)

No hay sorpresas esta noche de jueves en Jerusalén. En el Gobierno israelí no ocultan la decepción, temor y preocupación ante las consecuencias del principio de acuerdo sobre el plan nuclear iraní.

En la conversación telefónica que ha mantenido esta madrugada con el presidente estadounidense Barack Obama, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu ha criticado duramente lo anunciado en Lausana. “Un acuerdo basado en este marco amenazará la existencia de Israel. Hace sólo dos días Irán dijo que la destrucción del Estado de Israel no es negociable”, le ha dicho.

Según Netanyahu, que ha repetido el mensaje a Obama en su cuenta de Twitter, “el acuerdo dará legitimidad al programa nuclear iraní, fortalecerá su economía y aumentará sus agresiones y terrorismo en la zona. Un acuerdo de este tipo no bloqueará el camino de Irán hacia la bomba sino que lo allanará”.

Obama defendió el acuerdo-marco al tiempo que reiteró el compromiso de EE.UU con la seguridad de Israel. Una conversación que abrirá aún más la brecha entre los dos dirigentes.

“Irán seguirá teniendo amplia capacidad nuclear, seguirá enriqueciendo uranio, investigando y desarrollando centrifugadoras y no cerrará ninguna de sus instalaciones nucleares. No han exigido a Irán que cese el terrorismo y sus amenazas de destruir a Israel”, añaden fuentes del Gobierno aunque saben que aún falta la firma del acuerdo definitivo a finales de junio. “Un acuerdo basado en estos parámetros, sería un error histórico que hará que el mundo sea más peligroso”, insisten.

“Las sonrisas de Lausana están desconectadas de la amarga realidad en la que Irán rechaza hacer concesiones en el asunto nuclear y sigue amenazando a Israel y al resto de países de Oriente Medio”, ha afirmado esta noche el ministro de Asuntos Estratégicos, Yuval Steinitz.

Según este dirigente, allegado a Netanyahu, “mientras los representantes de las potencias estrechaban la mano de los iraníes en Lausana, Irán continúa su campaña de conquistas y terrorismo en Yemen, por todo Oriente Medio, y se apodera del estrecho Bab El-Mandeb, que conducen al Mar Rojo y al Canal de Suez”. Irán sostiene que su programa tiene fines civiles y destaca que Israel “es el único país con armas nucleares en la región”.

El temor israelí se centra, por ejemplo en el hecho de que centrifugadoras iraníes seguirán funcionado y no se desmantelará el reactor de agua pesada de Arak. Sobre la capacidad de enriquecimiento de uranio que, según los parámetros del acuerdo, será en gran parte limitada y controlada, Israel siempre ha exigido que sea paralizada completamente. En otras palabras que no siga enriqueciendo uranio al asegurar que no tiene fines pacíficos sino militares.

En lo que fue su último mensaje antes del anuncio en Lausana, Netanyahu pidió esta tarde “un acuerdo que retrase significativamente la capacidad nuclear de Irán y que frene su terrorismo y agresiones”. En su cuenta de Twitter, el primer ministro israelí enseñó un mapa de la zona bajo el título “agresiones de Irán mientras hay negociaciones nucleares” aludiendo la influencia iraní en Iraq, Yemen, Líbano o Siria.

“Para Israel el acuerdo que se vislumbra, es una auténtica rendición ante Irán”, estimaba el analista militar del Canal 10, Alon Ben David antes de la conferencia de prensa en Lausana.

En: elmundo

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Quiénes son los kurdos y por qué todavía no tienen un Estado

Son la minoría étnica sin Estado propio más importante de todo el Medio Oriente. Más de 30 millones de personas –según los cálculos más conservadores– repartidas en un territorio que hoy se dividen Turquía, Siria, Irak e Irán.

Pero unidos por una lengua propia y una cultura milenaria, el pueblo kurdo nunca ha dejado de soñar con un Kurdistán independiente.

Y algunos creen que la amenaza del grupo autodenominado Estado Islámico podría contribuir a hacer ese sueño realidad.

Por un lado los kurdos se han erigido en una de las más importantes líneas de defensa contra los avances de los yihadistas en el norte de Irak y Siria, obligando a Occidente a reconocerlos como aliados clave en la batalla contra EI.

Y también han aprovechado el debilitamiento de los gobiernos de Bagdad y Damasco para expandir el territorio controlado por las autoridades del Kurdistán iraquí y ganar mayor protagonismo en Siria, donde aspiran a obtener un nivel de autonomía similar al que ya tienen en Irak.

Aunque la reticencia de Turquía a involucrarse directamente en la defensa de Kobane también da una idea de las fuerzas que a lo largo de la historia han evitado la unificación e independencia de la nación kurda.

Unas fuerzas que siguen vigentes en la actualidad.

Ajedrez de siglos

En la esta estratégica ciudad siria de Kobane, ubicada al sur de la frontera turca, un puñado de milicianos kurdos apenas ha logrado resistir a los embates de EI, en buena medida gracias al apoyo de los bombardeos de la coalición occidental.

“Los kurdos de Turquía, sin embargo, están furiosos con las tropas turcas que les impiden cruzar la frontera para pelear al lado de las milicias kurdas en Siria, el YPG”, cuenta el corresponsal de la BBC en Turquía, Mark Lowen.

“Creen que a Turquía le alegraría ver caer a Kobane si eso también significa el fin de las esperanzas kurdas para una entidad autónoma en Siria”, explica.

Y ese sólo es un ejemplo del complicado ajedrez político que lleva décadas –cuando no siglos– evitando la existencia de un Kurdistán independiente.

Esa posibilidad tomó especial fuerza luego de la conclusión de la Primera Guerra Mundial.

Historia milenaria

La historia del pueblo kurdo, sin embargo, empieza mucho antes.

En el año 612 a.C., según los historiadores que consideran a los kurdos descendientes directos de los medos, el imperio que dominó la zona desde esa fecha hasta su anexión por el imperio persa en 6 a.C.

Y durante las posteriores invasiones árabes-musulmanas los kurdos terminarían convirtiéndose al islam, pero sin perder su lengua e identidad distintiva y a pesar de estar divididos en numerosos principados.

Esos principados kurdos se los disputaron por mucho tiempo el Imperio otomano y el persa, que tenían sus capitales en lo que hoy son Turquía e Irán.

Y, en esa pugna, los kurdos terminarían alineándose con el Imperio Otomano por razones religiosas y a cambio de una importante dosis de autonomía que sólo empezaría a ser cuestionada a inicios del siglo XIX.

Esa es una de las razones por las que con el desmembramiento del imperio turco, al final de la Primera Guerra Mundial, algunos kurdos –no todos– empujarían con fuerza la idea de un Kurdistán independiente.

Y la idea sería incluso recomendada por el Tratado de Sèvres, que certificó la rendición del Imperio otomano en 1920.

Un conjunto de factores, sin embargo, terminarían haciéndola impracticable.

Por un lado, los sectores más conservadores de la sociedad kurda, más interesados en la protección de su religión que en un incierto proyecto nacionalista, no veían con buenos ojos la separación de la naciente Turquía, que prometía un Estado islámico de turcos y kurdos y terminó quedándose con la mayor parte del Kurdistán.

Y las potencias occidentales también redibujarían las fronteras para darle partes del territorio habitado por los kurdos a sus protegidos: Siria, en el caso de los franceses, e Irak, para la que Reino Unido reclamó la rica zona petrolera de Mosul.

“Los aliados dibujaron las fronteras en función de sus intereses”, explica Murat Nisancioglu, del servicio turco de la BBC.

“Y ya luego los proyectos nacionalistas a lo interno de los nuevos países, como Turquía, hicieron todo lo posible por aplastar cualquier oposición”, agregó.

Luchando por la independencia

Movimientos independentistas kurdos surgirían luego, inevitablemente, en Turquía, Siria, Irak e Irán.

Pero nunca conseguirían el apoyo real de Occidente, más preocupado por lo que las pretensiones kurdas podía significar para la estabilidad regional.

Y la orientación comunista del PKK –el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, la principal fuerza independentista kurda en Turquía, considerada una organización terrorista por el gobierno de Ankara y sus amigos occidentales– tampoco le ayudaría a los nacionalistas kurdos a granjearse la simpatía de EE.UU. y sus principales aliados.

En la actualidad, Turquía está inmersa en un proceso de paz con el PKK marcado por un acuerdo de cese del fuego alanzado en marzo de 2013, el que muchos esperan represente el final de una lucha armada que inició en 1984 y ha causado más de 40.000 muertos.

Pero el objetivo declarado no es independencia, sino autonomía.

Y el máximo líder el PKK –Abdullah Ocalan, en la cárcel desde 1999– ya advirtió que si Turquía deja que Kobane caiga en manos de Estado Islámico, las conversaciones llegarán a su fin.

En ese contexto, las cada vez más fuertes protestas de los kurdos en Turquía y los recientes ataques del ejército turco en contra de posiciones del PKK –los primeros en dos años– no auguran nada bueno para las negocaciones en Turquía.

Mientras en Irak y Siria el cada vez mayor protagonismo de los kurdos, y las menciones cada vez más frecuentes a la posibilidad de su independencia, también ha generado nerviosismo entre las poblaciones no kurdas con las que comparten algunas áreas y ciudades.

Porque la posibilidad de un Kurdistán independiente está de nuevo en el tapete, con más fuerza que nunca.

Aunque está por verse si esta vez las fuerzas se alinearán del lado de los kurdos, por primera vez.

En: BBC

Ver: ¿Por qué Turquía se resiste a intervenir frente a Estado Islámico?

Ataque químico a Halabja

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