¿Qué es el Ebitda?
El Ebitda (Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation, and Amortization), es una indicador financiero muy poco conocido y que apenas muchos lo estamos conociendo y entendiendo, por tanto, es importante hacer algunas precisiones sobre lo que es y sobre su utilidad.
En términos generales, lo que el Ebitda hace, es determinar las ganancias o la utilidad obtenida por una empresa o proyecto, sin tener en cuenta los gastos financieros, los impuestos y demás gastos contables que no implican salida de dinero en efectivo, como las depreciaciones y las amortizaciones. En otras palabras, el Ebitda nos dice: Hasta aquí el proyecto es rentable, y en adelante, dependerá de su gestión que el proyecto sea viable o no.
La principal utilidad que nos presenta el Ebitda, es que nos muestra los resultados de un proyecto sin considerar los aspectos financieros ni los tributarios del proyecto, algo importante puesto que estos dos aspectos, se pueden analizar por separado, y que si se pueden manejar o administrar, no deben afectar para nada el desarrollo del proyecto y su resultado final.
Desde el punto de vista del Ebitda, lo importante es conocer cuánto puede generar un proyecto; luego los aspectos financieros y tributarios son otra historia.
Si el Ebitda de un proyecto es positivo, quiere decir que el proyecto en si es positivo, y dependerá su éxito del tratamiento o gestión que se haga de los gastos financieros y del tema tributario, además de las políticas de depreciación y amortización.
El Ebitda, por ejemplo, no es una medida suficiente cuando se trata de un proyectos que por estar altamente financiados por recursos externos, resulta en altos costos financieros, de modo que el éxito del proyecto, estará en buscar una solución a los costos financieros, puesto que el Ebitda es positivo, pero los altos costos de financiación pueden afectar seriamente los resultados finales del proyecto. Igual sucede con la parte impositiva, la depreciación y la amortización.
Trabajemos con un ejemplo sencillo
Supongamos dos proyectos iguales pero uno es financiado con recursos externos en un 60% y el otro sin financiamiento externo.
Proyecto A
Capital invertido 100.000.000
Ingresos 50.000.000
Costos y gastos 30.000.000
Ebitda = 20.000.000
Gastos financieros por endeudamiento 6.000.000
Depreciaciones y amortizaciones 4.000.000
Utilidad antes de impuestos = 10.000.000
Impuestos = 3.500.000
Utilidad a distribuir = 6.500.000
Proyecto B
Capital invertido 100.000.000
Ingresos 50.000.000
Costos y gastos 30.000.000
Ebitda = 20.000.000
Gastos financieros por endeudamiento 0
Depreciaciones y amortizaciones 4.000.000
Utilidad antes de impuestos = 16.000.000
Impuestos = 5.600.000
Utilidad a distribuir = 10.400.000
Aquí vemos que en los dos proyectos el Ebitda es de 20.000.000, sin embargo, el proyecto B que tiene un alto costo financiero por estar financiado en un 60%, es más rentable que el A. Fijémonos que solo hemos tenido en cuenta los gastos financieros, mas no la parte impositiva ni las depreciaciones ni amortizaciones, por tanto, según sea la política adoptada frente a estos aspectos, el resultado final será diferente ya sea desde un resultado positivo o negativo.
El Ebitda nos dice si un proyecto en principio puede ser o no rentable, y una vez el Ebitda sea positivo, el que el proyecto sea rentable o no depende de la gestión que cada uno realice respecto a las políticas de financiamiento, de tributación, de amortización y depreciación.
Un proyecto que nos dé un Ebitda negativo, evidentemente que el resultado final será negativo, por tanto, esto sería suficiente para descartar un proyecto.
El Ebitda, como todos los indicadores financieros, por sí solos no son una medida suficiente para determinar si un proyecto es o no rentable, sino que se debe evaluar junto con otros indicadores que evalúen otros aspectos sensibles de un proyecto.
Como aspectos negativos del Ebitda, tenemos el que este no considera completamente el flujo real efectivo, puesto que está considerando la totalidad de los ingresos sin considerar si estos han sido cobrados efectivamente o están como cuentas por cobrar, así como tampoco contempla la variación del capital de trabajo por inversiones en activos fijos. Así las cosas, el Ebitda no es suficiente para determinar la liquidez de un proyecto, ni para medir con exactitud la capacidad que puede tener un proyecto para generar efectivo, elemento de mucha importancia para el éxito de cualquier empresa.
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