BBC Mundo ha publicado una fascinante historia de espías, en base a documentos de la II Guerra Mundial que fueron desclasificados recientemente en los Archivos Nacionales, en Londres.
Ella cumplía su misión encubierta. Se hacía pasar por una periodista francesa que trabajaba a destajo en el Reino Unido. Encontraba a sus víctimas en hoteles y bares…
Era conocida como la agente Fifi y fue contratada por el gobierno británico para poner a prueba a los agentes secretos que acaban de terminar su entrenamiento.
El objetivo era determinar si eran capaces de mantener en secreto la información clasificada a la que tenían acceso.
La información recopilada en esa época revela que, con frecuencia, Fifi lograba que sus colegas dijeran más de lo que era conveniente.
Su nombre real era Marie Chilver y era hija de un inglés y una letona. Entraba en acción como la agente Fifi justo antes de que los recién graduados fueran enviados a Europa para cumplir con misiones de inteligencia.
El principio
Todo comenzó en 1941, cuando Chilver ayudó a un piloto a regresar a Inglaterra. Su avión había sido derribado en Francia.
El piloto involucrado en el accidente pensó que la mujer quizás era una agente secreta alemana, debido a que se veía muy saludable para haber estado en un campo de concentración.
Posteriormente, la calificó como “una de las mentirosas más habilidosas del mundo”.
El organismo de inteligencia que luego la contrató, llamado Specials Operation Executive, verificó su identidad a raíz del incidente. Los resultados de las averiguaciones fueron satisfactorios, así que la reclutaron.
Su modus operandi
Chilver iniciaba el contacto con los futuros agentes conversando. La idea era determinar si habían aprendido a guardar los secretos.Muchos no aprobaron el examen de Fifi.
Entre ellos se encontraba un prometedor joven belga que tenía debilidad por las mujeres.
Luego de su encuentro, Fifi informó que, al final de la velada, se había enterado de prácticamente todo lo que se podía saber de él. Poco tiempo después, el belga fue despedido.
Chilver siempre dijo que sus métodos eran legítimos y que los agentes que pasaron sus pruebas serían capaces de lidiar con todas las Fifis que probablemente conocerían en su carrera.
“En comparación con lo que probablemente pase cuando estén en el terreno, lo que hago es muy inocente. Sería una lástima tener que abandonar mi estilo porque le da a los estudiantes la posibilidad de usar sus cerebros (o tener un mínimo de malicia)”, escribió.
“Terca e insolente”
Según la información ofrecida por los Archivos Nacionales, Chilver era “terca e insolente, pero con una moral muy sólida”.
Obtuvo una compensación por parte de la Unión Soviética debido al robo de objetos que estaban en la casa de su familia en Letonia. Con ese dinero, creó una organización de protección a los animales en el país.
Chilver vivió en el Valle de Wye, en la frontera entre Inglaterra y Gales, con su amigo de toda la vida, Jean Felgate, quien también fue un agente de inteligencia.
Murió el 5 de noviembre de 2007.
Su archivo es uno de los 3.300 documentos de inteligencia pertenecientes a la II Guerra Mundial que, por primera vez, pueden consultarse en el sitio web de los Archivos Nacionales.
Hasta el momento, únicamente habían estado disponibles en las salas de lectura en la sede de la organización ubicada en Kew, una zona hacia el suroeste de Londres.