El periodismo de rebaño

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Cuando decenas de reporteros diferentes se reúnen para cubrir el mismo suceso, en lugar de dedicarse a cubrir decenas de hechos distintos, todos ellos tienden a acogerse bajo un perfil predominante y unificado de la noticia.

Esa falta de diversidad se explica en parte por la labor de  los promotores (jefes de prensa e imagen, generalmente) de actos del  gobierno y de particulares quienes organizan y dirigen  la cobertura de esos sucesos.  Acondicionan salas de prensa, a veces se encargan hasta del transporte, preparan los horarios de las conferencias informativas, entrevistas y oportunidades fotográficas,

Es decir los reporteros son arriados en masa, les guste o no, y se los fuerza a contentarse con la misma información obtenible para todos.  Los reporteros que cubren los sucesos son  realmente encasillados, sin oportunidad a las notas exclusivas.

La principal objeción a informar en masa no es la de desperdiciar las capacidades de muchos.  Es la tendencia a nivelar a todos los reporteros de lo que se puede considerar como periodismo de paquete o de rebaño, en una misma línea,  Cualquier versión se convierte en la de todo el mundo.

Los  reporteros son obligados a acatar normas y condiciones especiales, terminantes, comunicadas con anterioridad por los promotores. Aquí algunas disposiciones:

–          “No se admitirán preguntas”.

–          “ No se debe abordar estos temas”

–           “Cada reportero se identificará antes de formular su pregunta”

–          “ No habrá repreguntas”

Hay que indicar que en los casos que los periodistas no respeten las reglas son  llamados al orden e ingresan en la lista de los indeseables e incómodos para una nueva oportunidad. Este parecer es comunicado al medio para que ese reportero no sea acreditado.  Y si el medio considera que debe ratificarlo, el periodista casi siempre  no será admitido al lugar y perderá la cobertura del caso.

Los periodistas que se respetan y respetan los fueros de su profesión son renuentes en principio a ser enviados a estas coberturas en masa, porque limitan su gestión y no les permiten ejercer mayores iniciativas individuales.

“Los reporteros de política y deportes parecen más propensos al borreguismo que los de otras áreas; muchos de los eventos que cubren están prácticamente escenificados de antemano y así es  fácil que se conviertan en peones de la utilería de escena y que se vuelvan dependientes de la gente que cubren”, según lo asegura Eugene Goodwin, en su libro “Por un periodismo independiente”.

 

 

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