Las once reglas de Bill Gates para padres y alumnos

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Bill Gates, uno de los hombres más ricos del mundo y dueño de Microsoft, ya no conduce su compañía desde un cargo operativo, como lo hizo en los años’90.  Esas tareas quedaron relegadas a sus hombres de máxima confianza y él, que despierta donde quiera que esté casi tanta curiosidad como el Papa, se ha convertido en una especie de consejero universal.  Todo lo que dice va parar a la web y los temas que aborda en cada conferencia pueden ser de lo más variados.

 Sin embargo, uno lo des­vela especialmente.  Dicen que cuando en 1996 nació su primera hija, Jennifer Katharine, se produjeron cambios inesperados en el duro carácter de su padre.  En 1999, con la llegada de RoiyJohn Gates, BG terminó de ablandarse.  Desde entonces, cada vez que puede, el magnate no pierde oportuni­dad para hablar a los padres sobre cómo se debe criar un hijo.

  No las dijo en arameo.  Tampoco aparecieron escritas en una tabla de piedra.  Pero desde que las pronunció en una escuela nortea­mericana, frente a un auditorio colmado de alumnos y padres de familia, las once reglas de Bill Gates para la correcta educación de hijos adolescentes se expandieron por la web con la misma importancia con que los mandamientos de Moisés invadieron el mundo cristiano.  Están destinadas sobre todo a padres sobreprotectores que “consienten a sus hijos y les dan lo que piden, aún cuando no lo merecen”. 

Bill Gates habló menos de 5 minutos, lo aplaudieron 10. Agradeció y se fue en su helicóptero

Las reglas son las siguientes.  Parecen duras, pero  lo dijo Gates.

Regla Uno- La vida no es justa, acostúmbrate a ello.

Regla Dos- Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.

 Regla Tres- No ganarás 5 mil dolares mensuales justo después de haber salido de la escuela, y no serás el vicepresidente de una empresa, con coche gratis, hasta que hayas terminado el instituto, estudiado y trabajado mucho.

 Regla Cuatro- Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.

 Regla Cinco- Dedicarse a voltear hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo: le llamaban oportunidad.

 Regla Seis- Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores; aprende de ellos.

 Regla Siete- Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como lo son ahora. Ellos empezaron a serlo por pagar tus cuentas, lavar tu ropa sucia y escucharte hablar acerca de lo “super” que eres y lo pesados que son ellos. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes, contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación, escritorio, armario y closet.

 Regla Ocho– En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades que necesitas para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.

 Regla Nueve- La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.

 Regla Diez– La televisión no es la vida real. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película para irse a trabajar.

 Regla Once- Sé amable con los “NERDS” (los más aplicados de tu clase). Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.

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