El Derecho a Morir

En su hogar, Tony Nicklinson exige que le permitan morir

En Uruguay se ha denunciado que otras 108 muertes sospechosas ocurridas en los últimos cuatro años, podrían sumarse a la de 15 pacientes, cuya muerte inducida fue provocada por dos enfermeros en dos hospitales del país. Al comienzo se informó de 16 casos reconocidos a partir de fotografías, pero luego se corrigió la cifra.

Los enfermeros, que trabajaban en una clínica privada y en un hospital público, inyectaban morfina y aire provocando en pocos minutos la muerte de los pacientes, algunos de ellos graves. Ante el juez declararon que lo hacían para evitar el sufrimiento de esas personas, pero el magistrado desestimó ese alegato y los envió a la cárcel por asesinato.

En Gran Bretaña

Mientras tanto, en el Reino Unido ha causado conmoción un caso que desafía la definición en ese país del asesinato. A un hombre con discapacidad grave que dice que su vida no tiene “la intimidad o la dignidad”, se le concederá una audiencia sobre su petición de permitir que un médico le aplique una inyección letal.

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Tony Nicklinson sufrió un derrame cerebral en 2005 que lo dejó incapaz de hablar o moverse por debajo de su cuello. El ex jugador de rugby y gerente corporativo requiere de un cuidado constante y se comunica en gran medida mediante el parpadeo ante una computadora, aunque su mente ha quedado intacta.

“Estoy harto de mi vida y no quiere pasar los próximos 20 años más o menos como esto”, dijo Nicklinson en un comunicado.

El Primer Caso

En enero, Nicklinson pidió al Tribunal Supremo declarar que cualquier médico que le causara la muerte con su consentimiento no será acusado de asesinato. Hace unos días, un juez dijo que la solicitud puede proceder, por lo que es el primero que considera el “derecho a morir” en obtener una audiencia en un tribunal británico.

De 57 años, la condición de Nicklinson es estable, aunque se ha negado desde 2007 a tomar cualquier medicamento que prolongan la vida recomendados por los médicos, incluyendo medicamentos para el corazón o anticoagulantes.

El Ministerio de Justicia argumentó que conceder la solicitud de Nicklinson sería necesario cambiar la ley sobre el asesinato y que tales cambios deben ser hechos por el Parlamento. El gobierno había solicitado que el caso sea desestimado.

Jane, la esposa de Nicklinson afirmó que la única manera de poner fin al sufrimiento de su marido es la muerte.

“Una vida así es insoportable para él”, dijo. “Sabemos que hay médicos por ahí que podría hacer esto si se hace legal”.

En Europa, la eutanasia está permitida en Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo.

Penney Lewis, profesor de derecho en el Kings College de Londres, dijo que el Reino Unido se había vuelto más receptivo a permitir el suicidio asistido en los últimos años, pero la eutanasia no.

“La concesión de Nicklinson a una audiencia no quiere decir que la eutanasia se permite, pero es un gran paso”, sostuvo.

Legalización de la eutanasia en los Países Bajos comenzó de una manera similar, con los médicos en los casos judiciales que emplean argumentos muy parecidos a los del equipo legal de Nicklinson, dijo Lewis.

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