El sabio británico, inmovilizado hace 45 años, asombra con su predicción
El aviso es tajante. Stephen Hawking nos advierte de que la Humanidad coloniza el espacio o desaparece.
El genial físico cree que el género humano se habrá extinguido antes de que concluya este milenio a menos de que se atreva a dar el salto, buscar otros planetas habitables y colonice el espacio.
Sus declaraciones aparecen en el portal de internet Big Think. En el pasado reciente, la supervivencia de la humanidad “ha sido más bien una cuestión de suerte”, afirma Hawking.
El cosmólogo pone como ejemplo la crisis de los misiles en Cuba, en 1962, cuando Estados Unidos y la antigua Unión Soviética estuvieron cerca de una confrontación nuclear.
Según Hawking, que acaba de cumplir 70 años y trabaja como físico en la Universidad de Cambridge “la frecuencia de tales ocasiones probablemente aumentará en el futuro y necesitaremos tener mucho cuidado y mejor criterio para superarlas exitosamente”.
Sostiene: “Entre los aproximadamente mil años más o menos, que le llevará a la humanidad hacer inhabitable el planeta y los mil millones de años que le tomará al sol convertirlo en un árido desierto, está siempre la posibilidad de que una supernova cercana, un asteroide o un agujero negro nos liquiden a todos”.
Hawking dice que “a pesar del instinto egoísta y agresivo de la humanidad”, hay algunos impedimentos biológicos para que se encuentre otro planeta apto para la habitación humana.
UN GENIO MUY ESPECIAL
Con la posible excepción de Einstein, Stephen Hawking (Oxford, Reino Unido, 1942) es probablemente el físico más conocido por el público moderno, y por tanto de la no muy larga historia de la ciencia.
Su fama se debe en parte a la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que atrapó su cuerpo en una cárcel de inmovilidad hace ya 45 años, un periodo insólito que tiene asombrados a los médicos.
Pero también es cierto que Hawking, uno de los mejores cerebros de la física teórica del siglo XX, ha explotado a fondo esa popularidad para servir a la comunidad científica de altavoz, aunque sea a través de un sintetizador de voz que maneja penosamente con la última hebra de movimiento que sobrevive en un dedo de su mano derecha.
El gran logro de Hawking ha sido el descubrimiento de formas de combinar la cosmología, basada en la teoría de la relatividad de Einstein, con la mecánica cuántica que rige el mundo subatómico.
Estas dos teorías son los cimientos de toda la física actual, y cada una de ellas ha superado hasta ahora las pruebas experimentales más exigentes. También son el fundamento de la tecnología contemporánea, de las computadoras al GPS (Global Positioning System: sistema de posicionamiento global).
Y sin embargo son incompatibles entre sí. Las elegantes ecuaciones que describen el tiempo, el espacio, la gravedad y la forma del cosmos se deshacen cuando uno intenta aplicarlas a la escala de los átomos, donde el espacio y el tiempo dejan de ser continuos y empieza a imperar el entorno discreto y probabilístico del mundo cuántico.
Hawking percibió que los agujeros negros podían constituir un laboratorio mental para combinar esas dos grandes teorías: su enorme masa les fuerza a obedecer las leyes de la cosmología, pero su ínfimo tamaño los convierte a la vez en objetos cuánticos.
Un mundo de paradojas en el que su mente ha aprendido a moverse como un pez en el agua: a moverse como no puede hacerlo con sus músculos en el mundo real.
Por lo demás, Hawking es un científico muy normal, que supervisa a un grupo de estudiantes de doctorado, atiende a los seminarios de su departamento en la Universidad de Cambridge y dedica buena parte de su tiempo a leer los últimos artículos científicos.
El físico es uno de los raros científicos que cree en la necesidad de transmitir al público la ciencia de su tiempo. Recibió el premio Príncipe de Asturias en 1989, e interviene a menudo en reuniones y actos públicos.
Su libro de 1988 Breve historia del tiempo fue adquirido por uno de cada 750 habitantes del planeta, según sus propios cálculos, y fue solo el primero de una larga lista de éxitos editoriales. Sigue en la brecha, todavía aspirando a entenderlo todo.
(Basado en artículo publicado por periodistadigital.com)
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