EL PODER DE INFORMAR (II)

En lo que hay una abismal diferencia es en la forma cómo el régimen fujimontesinismo logró esa televisión amiga, corrupta y cómplice, con los procedimientos utilizados por otros gobiernos. Inclusive, considerando a la dictadura militar de Velasco y Morales Bermúdez, que se apropió de la televisión y aplicó, sin ocultarlo y sin necesidad de corromper a nadie, una conducta editorial en favor del gobierno. En el régimen fujimontesinista se logró lo mismo sin necesidad de realizar ninguna espectacular expropiación.
Simpatías personales y políticas de los dueños de los canales con los gobernantes, obtención de leyes favorables para el crecimiento televisivo, facilidades arancelarias y de divisas para la importación de equipos y programas fueron, que se conozca, algunas de las motivaciones para lograr las buenas relaciones gobierno-televisoras.

Información es Poder
Una necesaria explicación académica sobre conceptos de empresa, información y poder.
¿ Cuál es la finalidad de la empresa informativa? Desde luego, conseguir ganancias también es un fin de esta clase de empresas, pero la finalidad primaria, esencial, distinta y la más importante para el empresario consiste en alcanzar el poder que se deriva de la actividad empresarial: el poder de informar.
Porque la información otorga poder a quien la posee, se puede concluir que donde hay actividad empresarial informativa existe en mayor o menor medida poder de informar.
Ahora bien, el poder de informar es legítimo cuando actúa en régimen de libre y sana competencia, con la participación de otros poderes informativos con igual legitimidad. Por lo tanto, no se puede calificar como legítimo el poder de informar que se fundamenta en situaciones de monopolio o de privilegio, manifestación exclusiva y directa del poder político o del poder económico que impida o haga imposible la competencia en el mercado de la información.
Por otra parte, el ejercicio de tal poder se incorpora siempre a personas físicas, ya actúen en nombre propio-por ser empresario individual- o en nombre y representación de la persona jurídica o institución, pública o privada, titular de la empresa informativa. Como lo hemos vivido en el país, la historia de la información registra no pocas experiencias de poder de informar vinculado al poder político.
Conceptual y empresarialmente ¿qué se entiende por poder de informar? Es la situación de dominio intelectual, consecuencia de una actividad empresarial informativa, que otorga a su titular la capacidad de influir directamente en personas e instituciones.(Alfonso Nieto y Fernando Elías: Empresa Informativa. Editorial Ariel. Barcelona. 1993. p. 88)
Sometido al respeto a la Ley, a normas morales y al bien común, el poder de informar permite influir en los que influyen, decidir sobre los que deciden, opinar de los que opinan, juzgar a los que juzgan.
El poder de informar actúa fundamentalmente sobre las personas que trabajan o colaboran en la empresa informativa, aquellas a las que alcanza el producto informativo, y los anunciantes que insertan publicidad. Por lo tanto, hay dos sectores en los que se manifiesta el poder de informar: uno intraempresarial, extraempresarial el otro.
En el ámbito intraempresarial, entre otros aspectos, hay que destacar el estilo empresarial que llega a cada persona que trabaja en la empresa, a los contenidos de los productos que difunde y a sus destinatarios. De algún modo es la señal que se ha alcanzado la finalidad perseguida por el empresario. El empresario tipifica los contenidos de manera personal o colegiada. En otras palabras, todos los que trabajan para él deben compartir una homogénea conducta informativa y aceptar y compartir un determino criterio editorial.

El Empresario y los Periodistas
Al respecto, hay que precisar que el empresario televisivo no requiere ser tan obvio o explícito cuando quiere imponer un criterio o una limitación informativa. No tiene que decir a sus colaboradores inmediatos, en una reunión editorial de su canal, que acaba de tener una reunión con “fulano de tal” en la que se ha acordado aplicar una determina conducta informativa, y, menos, por supuesto, que por ese comportamiento periodístico se le entrega millones de dólares. Basta con que haga algunas apreciaciones a título personal sobre determinadas noticias, personas o temas, para que esa opinión sea tenida muy en cuenta por sus periodistas. No necesita dar órdenes, sólo emitir opiniones personales que remata con: “Eso es lo que pienso, ahora ustedes tomen la decisión que consideren más conveniente”. De ahí, algunas candorosas reacciones de periodistas que sostienen – en algunos casos hasta las lágrimas- que ellos nunca recibieron órdenes o consignas de los propietarios.
En cuanto a la manifestación extraempresarial, la empresa informativa se justifica por la difusión de su producto y la audiencia que merecen en el mercado de la información. El público es, a la vez, destinatario y soporte de la empresa.
El poder de informar se proyecta de manera especial sobre las instituciones sociales-familia, asociaciones profesionales, culturales, etc.- y contribuye a la formación de estados de opinión. De manera particular suele ser efectiva su incidencia en las diversas opciones políticas.
Consecuencia de la difusión y de la audiencia de los productos informativos es la mayor o menor capacidad de atracción publicitaria de la empresa informativa. el poder de informar se manifiesta en el poder de anunciar, o situación de dominio en el mercado de la publicidad.
La autoridad de los contenidos informativos proporciona autoridad a la a la empresa; la audiencia y anunciantes de calidad otorgan una función de liderazgo en el ámbito de la comunicación social. Estas dos manifestaciones pueden resumir la vertiente extraempresarial del poder de informar y ponen de relieve su nivel de autonomía e independencia económica y, en ocasión es, también ideológica.
Sobre este asunto, Alejandro Miró Quesada, ex director de “El Comercio”, afirmó en un Seminario sobre periodismo que los medios de comunicación debían ser poderosos, de gran influencia y, sobre todo, poseer independencia económica. Vale decir, como empresas informativas ser empresas rentables. Con ello, sostenía, las empresas podrán ser independientes del poder político. Sin duda, ello se puso de manifiesto en los últimos años del fujimorato tanto en la línea editorial que siguió ese diario, como en la de su nueva empresa afiliada, Canal N de Cable Mágico, que llegó a ser el único medio televisivo que proporcionó toda la información, ocultada, minimizada o manipulada por los canales grandes de señal abierta (el Congreso, muy merecidamente, otorgó a ese canal su máxima distinción, en mérito a la labor cumplida).

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