EL DIVORCIO ENTRE LA POLÍTICA Y LA ECONOMÍA EN EL PERÚ
Efraín Gonzales de Olarte
Desde la aplicación de las medidas del Consenso de Washington en la década de los noventa del siglo pasado, la dinámica de la economía peruana dejó de estar conectada o estarlo muy levemente con los acontecimientos políticos, por varias razones:
- La reducción del tamaño del Estado y de sus funciones económicas, que hizo que el gasto público dejara de ser un instrumento importante de la dinámica económica interna, pues el consumo e inversión del sector privado se convirtió en el predominante. El gasto del Estado tiene un menor impacto en el nivel de actividad económica y en la política.
- La prohibición al Banco Central de Reserva de financiar al gobierno con emisiones inorgánicas, eliminó la posibilidad de usar la política monetaria para fines populistas.
- La reformas, a través de las privatizaciones y la atracción de capitales extranjeros, reforzaron el modelo económico primario-exportador y de servicios (PESER), lo que tuvo dos consecuencias: por un lado, buena parte del crecimiento económico peruano depende de los precios internacionales de las exportaciones primarias y, por otro lado, la expansión de los servicios (banca, comercio de retail, gastronomía y servicios informáticos) generó buena parte del empleo formal, pero sobre todo, informal. En ambos casos, no hay canales económicos para afectar la política.
- Como se sabe la tasa inflación es la variable económica con más repercusión política. Por ello, la gente protesta cuando hay alzas de precio que sobrepasen el 4%. Este factor, de conexión de lo económico con lo político, no se dio hasta el último año en que apareció el fenómeno mundial de la inflación, por ello la inflación peruana es mayormente importada, es decir no depende de la política económica.
- Uno de los principales efectos de: la reestructuración del estado, de las reformas laborales y del modelo económico, ha sido el fortalecimiento del sector informal hasta niveles muy altos. Hoy el sector informal produce sólo el 20% del PBI pero emplea a más del 70% de la fuerza laboral y esto se ha reflejado en la escasa capacidad del heterogéneo sector informal para presionar al gobierno por política favorables o mejoras económicas.
¿Han cambiado estos determinantes de la conexión entre política y economía con el nuevo gobierno del profesor Pedro Castillo? En verdad no, salvo la aparición de una inflación internacional que afecta sobre todo a los sectores más pobres y que han reaccionado tomando carreteras, aunque de manera inorgánica, pues no hay ninguna central sindical detrás, ni tampoco partido político alguno. La informalidad es la mejor fórmula para desconectar la economía de la política, en la medida que los informales no están registrados ni fiscal ni laboralmente, tributan muy poco, y no están organizados como para poder ejercer presión sobre el gobierno.
Por todas estas consideraciones, en realidad en el Perú la economía determina la política y no al revés, que es lo que la mayor parte de analistas piensa. Es decir, las vías de conexión de la política con la economía han sido debilitadas en los últimos treinta años.
Setiembre 2022.